PAKISTÁN: Musharraf renuncia y elude juicio político

El presidente pakistaní Pervez Musharraf renunció este lunes, poniendo fin a semanas de especulaciones sobre si abandonaría el cargo o afrontaría un juicio político en el parlamento por haber tomado ilegalmente el poder hace nueve años.

Musharraf, quien dio un golpe de Estado sin derramamiento de sangre en octubre de 1999, prefirió abandonar el cargo luego de que el gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), de la asesinada primera ministra Benazir Bhutto, y la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), del ex primer ministro Nawaz Sharif, resolvieron sus diferencias sobre el juicio político.

El mandatario renunciante mantuvo tanto a Sharif como a Bhutto en el exilio durante años. Ambos regresaron para participar de las elecciones generales de febrero, en las que fue electo el actual parlamento, pero Bhutto fue asesinada el 27 de diciembre, en medio de la campaña.

Aún no se ha informado si Musharraf abandonará el país.

En sus últimos días como presidente, Musharraf quedó aislado. El poderoso ejército pakistaní, del que fue jefe hasta noviembre pasado, decidió permanecer neutral, y el partido que él mismo forjó, la Liga Musulmana de Pakistán-Qaid (PML-Q), comenzó a distanciarse de él apenas entregó el mando del ejército al general Ashfaq Parvez Kayani.
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Musharraf era también objeto de crecientes críticas de Washington por no haber cumplido sus promesas de combatir con mano dura a los elementos del movimiento islamista afgano Talibán y de la red extremista Al Qaeda, instalados en la frontera con Afganistán, y que ofrecen una renovada resistencia a las fuerzas de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Algunas fuentes indicaron que los principales aliados de Musharraf, Estados Unidos, Gran Bretaña y Arabia Saudita, intervinieron para asegurarle una salida pacífica del poder.

En su discurso de una hora transmitido por el canal estatal Pakistan TV, Musharraf mostró nervios de acero. "Ninguna acusación puede mantenerse contra mí. Ni una sola acusación puede probarse contra mí, pues yo tengo plena confianza en Alá todopoderoso, e hice todo bajo la convicción de que Pakistán está primero", afirmó. "Éste no es el tiempo para bravuconadas individuales. Si gano o pierdo en el juicio político, será la nación pakistaní la que perderá", añadió.

Musharraf alertó que "el honor y la dignidad del país se verán afectados" por su renuncia.

Pero sus oponentes piensan diferente. "Es una victoria para todas las fuerzas democráticas, y es una victoria para (la fallecida) Benazir Bhutto y todos los que sacrificaron sus vidas por la democracia", dijo la portavoz del PPP, Farzana Raja.

Musharraf, quien en las últimas dos semanas se mantenía firme en su cargo y dispuesto a afrontar el juicio, anunció este lunes que, tras consultas con sus asesores legales y partidarios políticos cercanos, optó por dimitir en beneficio del interés nacional.

"Espero que la nación y el pueblo de Pakistán perdonen mis errores, pues creo que todo lo que hecho en el pasado ha sido de buena fe, para el beneficio del pueblo y del país", afirmó.

"Aun si no hay juicio político, las relaciones entre la presidencia y el parlamento ya nunca volverán a ser las mismas. Como ‘Pakistán primero’ ha sido mi filosofía, finalmente decidí renunciar para no perjudicar el supremo interés nacional", añadió.

Musharraf "intentó justificar lo que había hecho, pero creo que finalmente ésta era la única opción, porque el espacio para que permaneciera como presidente se achicó tanto que era imposible", sostuvo el ministro de Información, Sherry Rehman, del PPP.

Como jefe del ejército, Musharraf fue quien orquestó en 1999 las incursiones militares a la parte india de la disputada provincia de Cachemira, lo que causó tensión entre las dos potencias de Asia meridional. Entonces se evitó una guerra a plena escala gracias a la intervención de Occidental, y sobre todo a la de Washington.

En octubre de 1999, Musharraf tomó el poder derrocando al gobierno liderado por Sharif. Pudo eludir todos los llamados internacionales para que restaurara la democracia, especialmente al convertirse en aliado clave de Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo".

Washington, agradecido, vertió más de 10.000 millones de dólares en Pakistán para la campaña antiterrorista, lo que indirectamente ayudó a Musharraf a vencer los obstáculos que tenía su gobierno. Ahora surgen dudas de cómo y en qué ha sido usado ese dinero.

Pero su suerte comenzó a cambiar en marzo de 2007, cuando intentó despedir al jefe de la Suprema Corte de Justicia, Iftikhar Chaudhry, abriendo una confrontación con el influyente sistema judicial pakistaní.

En noviembre forzó su propia reelección por otro periodo de cinco años y despidió a 60 miembros del sistema judicial, cuando estos se negaron a apoyar un estado de emergencia ordenado por él. Pero sus aliados políticos fueron derrotados por el PPP y el PML-N en las elecciones de febrero, sellando su destino.

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