AMBIENTE-UE: Alemania y Francia diluyen el verde

Los líderes de Alemania y Francia, los mayores productores de automóviles de la Unión Europea (UE), parecen seguir la línea marcada por la publicidad, seductora y sofisticada, a la que recurren las automotrices para vender sus productos.

Así como esos anuncios comerciales buscan transmitir la impresión de que los vehículos son "amigables" con el ambiente, la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy trataron de presentar su acuerdo sobre límites a las emisiones de dióxido de carbono de los automóviles nuevos como una bendición para la ecología.

Tras el entendimiento bilateral alcanzado el lunes, Merkel declaró que estaba muy feliz porque su país y Francia ahora apoyaban el objetivo de la UE de que todos los nuevos automóviles emitan 120 gramos de carbono por kilómetro para 2012.

"Hemos realizado un importante avance en un tema en el cual nuestra posiciones iniciales eran muy divergentes", afirmó.

Cuando los ambientalistas analizaron el texto de ese acuerdo, manifestaron que la realidad no coincide con las declaraciones de Merkel y Sarkozy.
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Según Greenpeace, se deja a las automotrices un considerable margen de maniobra, ya que algunos vacíos en el acuerdo permitirán que se coloquen en el mercado vehículos que emitan en promedio hasta 138 gramos de carbono por kilómetro.

Merkel señaló que en lugar de insistir con un estricto cumplimiento del techo de 120 gramos se debe poner el énfasis en una reducción global de las emisiones, promoviendo tecnologías "ecológicas" innovadoras.

"Nos encontramos muy lejos de lo que deberíamos estar haciendo", dijo Anne Valette, activista de Greenpeace. "Con un objetivo tan diluido, la UE corre el riesgo de no respetar los compromisos asumidos bajo el Protocolo de Kyoto", que fijó metas obligatorias de reducción de gases invernadero, en parte responsables por el recalentamiento global.

Según el Protocolo de Kyoto, establecido en 1997, la UE debe reducir sus emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales gases invernadero, en ocho por ciento respecto de los niveles de 1990 para 2010.

El sector de transporte es el único en Europa que ha incrementado las emisiones contaminantes en los últimos años: 26 por ciento respecto de 1990. Los automóviles representan 12 por ciento del total europeo.

Greenpeace también critica la forma en que Alemania y Francia han modificado sustancialmente los planes de la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque regional, para penalizar a los fabricantes que no respeten los límites.

La propuesta original recomendaba cobrar a las firmas automotrices una multa de 31 dólares por cada gramo de dióxido de carbono emitido más allá del límite para 2012, que se incrementaría a 146 dólares en 2015. Pero Merkel y Sarkozy pidieron "clemencia" para quienes violaran las disposiciones.

Algunos activistas opinan que el acuerdo franco-alemán, y sus modificaciones al plan de la UE, implicará una demora de una década para que circulen por Europa automóviles con menores niveles de emisión. También afirman que la tibieza en las acciones mantendrá a la UE altamente dependiente de las importaciones de petróleo.

"Los dos mayores países productores de automóviles en Europa han cerrado un trato para mantener durante la próxima década, o más, fuera de las manos de los usuarios vehículos eficientes en materia de consumo de combustible", dijo Aat Peterse, de la Federación Europea para el Transporte y el Ambiente.

"Quieren mantener a Europa preocupantemente dependiente del petróleo importado de Medio Oriente y Rusia y no hacen nada para reducir la 'factura' de compra de hidrocarburos extranjeros, que al viernes pasado llegaba a más de 1.500 millones de dólares por día", agregó.

"Lo más grave es que este desvencijado plan hará que cumplir las metas climáticas resulte mucho más complicado para cada uno de los miembros de la UE. Ellos deberían velar por sus intereses y enviar este acuerdo a la basura", señaló Peterse.

La decisión de Merkel y Sarkozy se produjo en vísperas de la asunción, por parte de Francia, de la presidencia rotativa de la UE, de la que se hará cargo el 1 de julio hasta fin de este año. París espera realizar grandes progresos en materia de la estrategia del bloque referida al cambio climático, incluyendo el tema de los automotrices, durante ese período.

Aunque Francia había apoyado las propuestas de la Comisión Europea, Alemania se había manifestado en contra. Las automotrices francesas se especializan en vehículos medianos y pequeños, mientras que los fabricantes alemanes, volcados mayoritariamente al segmento de los automóviles de lujo, argumentaban que les iba a resultar complicado cumplir con los límites originales.

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