AMBIENTE: ¿Se puede negociar la conservación de las ballenas?

Organizaciones dedicadas a la conservación de los cetáceos, que asisten a la 60 reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en la capital chilena, ven con cautela la decisión de los países que integran el organismo de crear un reducido grupo negociador para definir el futuro de estos mamíferos.

"El hecho político fundamental (de la reunión de Santiago) es que Japón por primera vez ha aceptado poner en una mesa de negociación internacional la cacería científica", declaró este miércoles a IPS el comisionado chileno ante la CBI, embajador Cristián Maquieira.

Japón se autoasigna una cuota de 1.000 ballenas por año, que caza principalmente en el santuario del océano Austral.

En torno de ese eje se creó el martes un selecto grupo de trabajo integrado por 21 de los 81 países que conforman la CBI, explicó el funcionario de la cancillería chilena.

Este será el principal resultado del 60 encuentro anual de la CBI, que se realiza entre el lunes y este viernes, planteó Maquieira.

Este acuerdo se logró con el compromiso de los países de no someter a votación propuestas conflictivas durante las sesiones de esta semana, aunque esto no está totalmente sellado, advirtió el comisionado chileno.

La CBI fue creada en 1946 por los países firmantes de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas.

Debido a una sobreexplotación de especies, hace 22 años se acordó una moratoria a la caza comercial de ballenas, disposición que excluye a comunidades aborígenes de Estados Unidos, Rusia y Groenlandia, consumidoras de cetáceos por subsistencia.

La moratoria sólo ha sido contravenida por Islandia y Noruega, que cazan comercialmente en sus aguas jurisdiccionales, mientras que Japón inició en 1987 un cuestionado programa de caza científica amparándose en el artículo ocho del estatuto del organismo.

En 2005, se creó el "Grupo de Buenos Aires", que congrega a una decena de países latinoamericanos que defienden las investigaciones científicas no letales y el turismo de observación.

En el grupo de trabajo creado el martes estarán representados tanto los países balleneros como los conservacionistas. Entre los primeros figuran Noruega, Japón, Camerún y Benín y entre los segundos Australia, Argentina, Brasil, Chile, Gran Bretaña, México y Nueva Zelanda.

Los representantes de estos países tienen una agenda de 33 puntos a debatir y este jueves definirán el calendario de actividades, indicó Maquieira.

La primera reunión del grupo sería en septiembre y se espera que en el encuentro entre sesiones de la CBI, que tendrá lugar en marzo o abril de 2009, presente sus recomendaciones, adelantó. La 61 reunión anual se efectuará en Madeira, Portugal, en junio del próximo año.

"Hay una idea de dónde se quiere llegar (con el grupo de trabajo). Los conservacionistas, por ejemplo, queremos eliminar la cacería científica en el Hemisferio Sur. El punto crucial es cuánto vale el show, es decir, qué estamos dispuestos a pagar los conservacionistas para obtener lo que deseamos. Eso no lo sabemos aún", indicó.

Japón, por su parte, pretende que la CBI apruebe una pequeña cuota de cacería para cuatro de sus comunidades costeras. "Pretende asimilar la cuota aborigen de subsistencia a la cuota costera", explicó Maquieira.

"Nosotros no apoyamos el proceso de negociación, que significa dar un voto de confianza ciego, porque no sabemos qué producto va a salir de ello. ¿Estamos cediendo a cambio de qué?", se preguntó Aimee Leslie, portavoz del no gubernamental Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW).

"No se le está poniendo ningún tipo de restricción (a la negociación). Tiene que haber un marco de condiciones", dijo a IPS la activista de IFAW, entidad que se declara independiente de cualquier gobierno, partido político o grupo empresarial.

Leslie cree que con esta decisión se está perdiendo la "posibilidad única de votar la propuesta de Argentina y Brasil de crear un santuario ballenero en el Atlántico Sur y no se está haciendo".

"Vincular la posibilidad de obtener el santuario porque la reunión se hace en América del Sur es irreal, porque las votaciones no tienen características geográficas. La propuesta se habría ganado por ocho ó 10 votos, pero no habríamos conseguido los tres cuartos necesarios para aprobarla", respondió Maquieira.

"Todas las negociaciones internacionales se caracterizan por el hecho de que uno sabe cuándo empiezan, pero no dónde terminan", admitió el comisionado chileno. "No sé si el grupo de trabajo va a tener éxito, si va a poder llegar a hacer una recomendación", añadió. Si surge alguna propuesta, cada país deberá evaluarla de acuerdo a sus intereses.

Pero al estar abiertas las negociaciones, existe la posibilidad de que Japón logre una cuota para su caza costera, admitió Maquieira, uno de los temores de los ambientalistas.

Tanto Leslie como el vocero de la organización ecologista Greenpeace, Milko Schvartzman, creen que una condición necesaria para mirar con mejores ojos el proceso de negociación es que Japón suspenda su caza científica mientras duran las tratativas.

Greenpeace no está ni a favor ni en contra del proceso de negociación, indicó a IPS Schvartzman. Pero en vista de que ya se creó el grupo de trabajo, solicita a los gobiernos latinoamericanos que mantengan firme su postura conservacionista y que se den señales concretas de que se avanzará en la modernización del organismo. "Hay organizaciones no gubernamentales latinoamericanas que han decidido darle su apoyo a los gobiernos, pero ni siquiera los gobiernos saben cómo va a terminar esto", enfatizó Leslie.

"Hay frustración de parte de la sociedad civil, porque veíamos esta reunión con mucha expectativa, sin embargo creemos que tenemos que ser flexibles ante los cambios de timón, entender que los contextos cambian", dijo a IPS Marcela Vargas, gerente de programas de la no gubernamental World Society for the Protection of Animals.

"En vista de que el Grupo de Buenos Aires nos ha pedido que lo acompañemos en este proceso, queremos pedir vehementemente un compromiso para que se dé una mayor participación de la sociedad civil" en el grupo de trabajo recién creado, señaló.

Ante ello, el comisionado chileno aseguró que se están buscando fórmulas para incluir de alguna manera a la sociedad civil en los futuros debates del grupo.

Este miércoles, por primera vez en más de 20 años, organizaciones no gubernamentales de todo el mundo —tanto a favorables a la caza como conservacionistas— tuvieron un total de 30 minutos para exponer sus puntos de vista ante los comisionados nacionales.

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