MÉXICO: Gobierno busca un papel en la transición cubana

Una alta delegación del gobierno de México visitará Cuba en marzo para afinar la ruta de acercamiento a ese país trazada desde fines 2006 y acompañar los cambios que podrían abrirse tras el fin del período de Fidel Castro en el poder.

"Por vecindad y negocios" a México le conviene estar más cerca de Cuba para alentar una transición no violenta, "lo que no puede descartarse sobre todo cuando la isla ha vivido bajo un poder tan centralizado y autoritario", dijo a IPS Jorge Chabat, miembro de la división de estudios internacionales del estatal Centro de Investigación y Docencia Económica.

La cancillería mexicana sostuvo que el viaje a Cuba de la secretaria de Relaciones Exteriores (canciller), Patricia Espinosa, el 13 y 14 de marzo, se planificó antes de que Castro anunciara el martes que no aceptaría ser reelegido presidente, y por tanto no variará la agenda.

Sin embargo, fuentes oficiales indicaron a IPS que el gobierno "lógicamente ajustará su atención e intención".

"Vamos a buscar un papel que jugar, pero sin romper con el libre albedrío del pueblo cubano. No vamos a quedarnos como simples observadores luego de la salida de Castro", señaló la fuente que no quiso dar su nombre.
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Para el ex embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe, la delegación encontrará a interlocutores que están transitando por primera vez en el estilo de gobernar.

Antes de julio de 2006, cuando Fidel Castro cedió la gestión en forma interina a su hermano Raúl por razones de salud, las decisiones eran sobre todo unipersonales, pero ahora se consultan cada vez más a otros actores, declaró Pascoe a IPS.

En opinión del diplomático, "normalizar" las relaciones con el país caribeño pasa por estar cerca de su proceso político en marcha. Desde que fue investido presidente en diciembre de 2006, el conservador Felipe Calderón trazó una ruta para reconstruir las relaciones con La Habana, pese a que las dos administraciones que lo precedieron habían sostenido agrias controversias.

Lo mismo hizo con el gobierno venezolano de Hugo Chávez, con quien su antecesor Vicente Fox (2000-2006) estuvo cerca de romper relaciones.

Tras el anuncio de Castro, el gobierno de México emitió un comunicado a través de su cancillería en el que calificó al mandatario cubano como "un destacado actor del acontecer internacional en el último siglo". La nota añadió que México buscará seguir "avanzando en el proceso de acercamiento bilateral, iniciado hace varios meses, encaminado al reestablecimiento pleno de relaciones respetuosas y mutuamente benéficas para México y Cuba". Chabat se refirió a las posibles mayores influencias regionales en el proceso cubano tras la declinación de Castro. "Se habla de Brasil, de México y Venezuela, pero a mí me parece que por ahora el que más pesa es el mismo Castro".

"El presidente cubano está acomodando las piezas, está dejando un testamento con indicaciones claras de quiénes deberán comenzar a tomar las decisiones futuras y ellos tendrán mucho más peso que los gobiernos de Brasil o Venezuela", sostuvo.

El estudioso no ve a México con mucha influencia en la política cubana a corto plazo, si bien "en honor al pragmatismo" el gobierno de Calderón apoyará la transición política de la isla y ayudará a que no desemboque en un proceso descontrolado o violento "que es improbable, pero no puede descartarse, pues Cuba ha sido gobernado por un solo grupo político durante 49 años".

Castro lideró Cuba desde 1959, tras encabezar una revolución triunfante cuya gesta inicial fue preparada en México, donde se entrenó militarmente junto a sus compañeros, entre ellos el argentino Ernesto "Ché" Guevara.

México fue el único país de América Latina que no rompió relaciones diplomáticas con Cuba en los años 60, cuando se consolidó la revolución encabezada por Castro.

Hasta mediados de los años 90, los vínculos con La Habana fueron estrechos y complacientes, pero cuando Ernesto Zedillo (1994-2000) llegó a la presidencia empezaron los roces, y con Fox, primer mandatario mexicano ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en siete décadas, se agudizaron hasta llegar a niveles críticos.

La otrora incondicional solidaridad y cercanía de México con el régimen cubano fue uno de los elementos de coincidencia que permitieron al PRI y a la izquierda hacer frentes comunes en varias ocasiones.

Pero Zedillo y Fox criticaron la política de derechos humanos de Cuba y declararon que debía abrirse al escrutinio internacional.

Para México, que tiene un comercio internacional de más de 555.000 millones de dólares por año, la importancia de Cuba como socio comercial es minúscula. El intercambio bilateral no supera los 250 millones de dólares anuales.

Los dos gobiernos acordaron la semana pasada renegociar el pago de una deuda de 400 millones de dólares contraída por la isla, asunto que estuvo congelado durante toda la administración de Fox.

Ese tema y la creciente inmigración de cubanos a México serán dos de los ejes de la visita de la canciller Espinosa.

Por pagos de entre 3.000 y 7.000 dólares, e incluso más, traficantes trasladan a ciudadanos cubanos desde su país o desde alta mar a distintos lugares del sudoriental estado mexicano de Quintana Roo. Allí se retoma el viaje en barco o por tierra, siempre rumbo a Estados Unidos.

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