EUROPA: Gitanos, la discriminación incesante

Thomas Hammerberg, comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa desde octubre de 2005, exhortó a los políticos del continente a cuidar su discurso para no exacerbar los prejuicios contra los gitanos.

El Consejo de Europa, integrado por 47 estados, y es la organización más antigua de las que trabaja por la integración del continente. Hammerberg fue elegido por la asamblea parlamentaria del Consejo, cuyos miembros son legisladores nacionales.

IPS conversó con él sobre los problemas que afrontan hoy los gitanos, también llamados roma, uno de los grupos étnicos más discriminados en la UE.

IPS: ¿Cómo explica usted el persistente sentimiento contra los roma que se extiende por toda Europa? ¿Cuáles son los orígenes del problema y cómo podemos abordarlos?

Thomas Hammerberg: Pienso que es difícil definir cualquier elemento racional. Se los convirtió en chivos expiatorios de problemas de nuestras sociedades. Durante mucho tiempo, algunos que podrían haberlos defendido permitieron la creación de una atmósfera en la cual los roma fueron tomados como blanco, como indeseables.
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Esta cuestión tiene una larga historia. En el periodo nazi se exterminó a más de medio millón de gitanos, y nosotros nunca les extendimos una disculpa.

— ¿Cree usted que la situación de los roma se está deteriorando o mejorando en Europa?

— Estoy preocupado por eso. Parece haber un cambio hacia la polarización. Hay grupos de gente con un discurso muy antigitano que importantes políticos parecen tolerar.

Se trata de algo bastante desafortunado, porque la falta de cuidado o la indiferencia a veces pueden legitimar una mayor intolerancia. Debemos apelar nuevamente a los políticos para que sean cuidadosos y se alineen del lado de los gitanos, en vez de unirse a cualquier tendencia xenófoba.

— ¿Es comparable el tratamiento que se da a las comunidades gitanas en diferentes países en la misma región, por ejemplo entre Grecia, Rumania y Bulgaria?

— Yo evito deliberadamente toda la discusión a propósito de comparar quién está en mejor situación. Muchos países de la región atraviesan un cambio profundo, mientras emergen del periodo soviético. Por eso tienen diferentes puntos de inicio.

Los gitanos son discriminados en todos los países. La situación es problemática en lo que refiere al empleo, la atención a la salud, las posibilidades reales de participación política en elecciones o a las estructuras políticas.

— ¿Cómo podría abordarse el problema de su participación política?

— Buena parte del problema se origina en la falta de interés o en el interés negativo de los partidos políticos. Los partidos dominantes deben abrirse a los roma. Y, por lo general, no están abiertos a ellos.

Hay campañas electorales en las que incluso los candidatos de los principales partidos formulan declaraciones contra los gitanos, sin atender a las comunidades roma, escuchar lo que quieren e intentar representar sus puntos de vista.

Los gitanos, además, deberían organizarse para mejorar su representación política.

— ¿Deberían concentrar sus intentos de incorporación a la vida política en el ámbito local en el nacional?

— Ambos niveles son importantes, pero por ahora deberíamos concentrarnos en lo local. Muchas decisiones importantes que afectan a los roma se toman en ese ámbito.

En algunos países, los concejos locales tienen escaños reservados para los gitanos. En Eslovenia tienen uno para cada municipalidad en la que hay comunidades roma. En Rumania tienen uno reservado incluso en el parlamento nacional. Aunque ésta no es la mejor solución, es algo que debería intentarse.

— ¿Hay algún caso de éxito en la integración de los roma?

— Sí, en los países escandinavos hay lugares donde el problema de la vivienda está más o menos resuelto. En partes de Eslovenia, las comunidades fueron bastante positivas a la hora de tratar con los gitanos.

La experiencia indica que cuando las autoridades y los políticos lo intentan, aunque insume un poco de dinero, es posible hallar soluciones.

— ¿Hay casos en que la presión del Consejo de Europa puede mejorar la protección de las comunidades gitanas?

— Una presión política adicional, al menos sobre los miembros permanentes del Consejo Europeo, podría tener un efecto considerable. Sus gobiernos deberían darse cuenta de que la cuestión gitana es uno de los lados oscuros de Europa.

También es preciso aumentar la presión sobre las autoridades locales para que revisen sus políticas de desalojos. A veces, los desalojos pueden ser necesarios, pero esto debe hacerse del modo correcto y luego de ofrecer soluciones habitacionales alternativas a la gente.

— ¿Qué podría mejorarse todavía en el modo en que ustedes trabajan?

— Para nosotros lo importante es saber qué está ocurriendo. Muchas veces no sabemos algo, o la información llega tarde. El centro de derechos de los gitanos en Budapest ayuda mucho, así como varias organizaciones no gubernamentales.

La clave todavía es persuadir a las autoridades locales de tratar con problemas de los gitanos.

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