CHINA-EEUU: Escalada en la guerra comercial

Estados Unidos solicitó a la Organización Mundial de Comercio (OMC) un arbitraje sobre lo que Washington considera subsidios ilegales al comercio por parte de Beijing.

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El pedido fue formulado sólo horas después de que se conocieran las últimas cifras sobre el siempre creciente déficit de Estados Unidos en su intercambio con China.

La petición a la OMC aumentó las tensiones comerciales entre los dos gigantes económicos, que quedaron expuestas durante un encuentro de alto nivel que se realizó en mayo en esta capital.

Washington argumenta que dos rondas de conversaciones en el marco de la OMC, iniciadas a instancias de Estados Unidos en febrero, no lograron convencer a China para avanzar lo suficiente en el recorte de sus subsidios al comercio, lo cual violaría los compromisos asumidos por Beijing ante el organismo internacional con asiento en Ginebra.

China argumenta que ya dejó sin efecto una de las formas de subsidios que Estados Unidos cuestiona. Pero Washington no está conforme con las medidas adoptadas.
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"Preferimos una solución negociada a esta disputa, pero sin garantías de una completa acción correctiva de parte de China debemos continuar el proceso ante la OMC para reafirmar nuestros derechos", dijo el portavoz de la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, Sean Spicer.

Este departamento del gobierno es el principal negociador y asesor del presidente en materia de comercio internacional.

México se unió a Estados Unidos en el pedido para que la OMC auspicie las conversaciones con China. En abril, los dos países presentaron un pedido adicional de consulta luego de que China dejara de lado un subsidio y modificara la ley sobre el impuesto a las ganancias.

El tema en debate incluye programas de subsidios más amplios, que Estados Unidos considera que están vedados por los acuerdos sellados en el marco de la OMC. Washington cuestiona que compañías multinacionales con plantas en China utilicen partes producidas localmente antes que importadas o que exporten sus productos en lugar de venderlos en el mercado local.

Estados Unidos argumenta que una amplia variedad de bienes producidos en su territorio, que incluyen desde papel y acero hasta computadoras, no tienen oportunidad de competir en China. Aun peor, tampoco en terceros países, donde deben enfrentar importaciones chinas fuertemente subsidiadas.

Los sectores en los que Beijing no "jugaría de acuerdo a las reglas" son, entre otros, los del acero, la madera y las tecnologías de la información.

La oficina del Representante Comercial de Estados Unidos indicó que entre las tácticas de China para obtener una ventaja comercial se encuentran las exenciones arancelarias, menores tasas de interés para préstamos, reducciones en el impuesto a las ganancias y reembolsos para las compañías radicadas en China que cumplen con determinadas metas de exportación.

Estas ventajas han atraído a muchas empresas, especialmente de los países vecinos de Asia, que trasladaron sus plantas de ensamblaje final a China desde que ésta ingresó a la OMC, un objetivo largamente perseguido por Beijing.

Los subsidios que Washington cuestiona están destinados a compañías extranjeras que invierten en China. Funcionarios estadounidenses alegan que estas firmas generaron 60 por ciento de las exportaciones chinas de bienes manufacturados en 2005.

Esta es la segunda disputa con China que Estados Unidos lleva a consideración de la OMC.

En septiembre de 2006, Canadá, la Unión Europea y Estados Unidos recurrieron a la OMC para que investigara políticas de promoción del uso de piezas de de fabricación china en el ensamblaje vehículos en ese país, mediante recargos arancelarios a las partes importadas. El tema se encuentra aún en disputa.

La guerra comercial entre los dos gigantes económicos se incrementó el jueves. El Departamento de Comercio de Estados Unidos informó que su déficit en la balanza comercial bilateral alcanzó los 20.000 millones de dólares en mayo, un aumento respecto de los 19.400 millones registrados en abril.

China informó que la mitad de su superávit comercial de junio se originó en exportaciones a Estados Unidos.

La información muestra que el déficit comercial de Estados Unidos con China se incrementó a 96.000 millones de dólares anuales, lo que implica un aumento de 15 por ciento sobre los niveles de 2006.

Varios legisladores estadounidenses reclamaron sanciones contra China. Entre las propuestas figuran caracterizarla como "manipuladora de divisas y tipos de cambio" y se han propuesto varios proyectos de ley para limitar el déficit comercial.

"Este es otro mes dedicado a quebrar el déficit comercial con China, una nación que no se atiene a las reglas", dijo el senador del opositor Partido Demócrata por el estado de Ohio, Sherrod Brown.

"China manipula su moneda, explota a los trabajadores y viola las normas de protección del ambiente. Exporta alimentos y medicamentos contaminados. Es hora de decir basta. Nuestra política comercial con Beijing ha sido calamitosa para Estados Unidos y todo el mundo, salvo la administración de Bush, lo reconoce", agregó enfáticamente.

No todos señalan a China como la responsable de las penurias económicas de Estados Unidos. El director gerente y economista jefe de la consultora Morgan Stanley, Stephen Roach, dijo a la agencia de noticias china Xinhua que Washington "tiene déficit en la balanza comercial no porque es la víctima de competencia desleal, sino porque sufre de una crónica escasez de ahorro interno".

"En su apresuramiento para imponer sanciones a China, el Congreso legislativo corre el riesgo de cometer un error político de proporciones gigantescas", agregó.

"No tenemos un problema bilateral con China. Lo que existe es un problema multilateral. Culpar a China no solucionará nada", señaló Roach.

Las sanciones comerciales o la imposición de aranceles "son equivalentes funcionales a un aumento de impuestos a los consumidores y empresas multinacionales de Estados Unidos", indicó el economista de Morgan Stanley.

"En respuesta, China puede imponer aranceles recíprocos a los productos que vende Estados Unidos y diversificar sus reservas de divisas, adoptando otra moneda en lugar del dólar", agregó.

Sin embargo, legisladores estadounidenses están buscando la forma de explotar una "ola de pánico" en relación con alimentos contaminados para adoptar medidas en contra de China.

Argumentan que en muchos productos que Beijing importa a Estados Unidos se encuentran "flagrantes" violaciones a normas de seguridad alimentaria y que contienen sustancias tóxicas. Se han multiplicado los pedidos para que el gobierno adopte medidas que garanticen que la comida importada se ajuste a las normas sanitarias y de seguridad de Estados Unidos.

En mayo, en un encuentro de alto nivel entre funcionarios de Washington y Beijing se acordó que China adoptaría medidas para abrir sus mercados financieros y de servicios. Pero eso está aún muy lejos de satisfacer a los legisladores que demandan una drástica reducción del déficit comercial con el gigante asiático.

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