PERIODISMO-TAILANDIA: Radios comunitarias a viva voz

Con una audiencia y un alcance limitados, ubicadas en la franja más marginal del paisaje mediático nacional, las radios comunitarias de Tailandia se niegan a callar, ahora que son perseguidas por razones de «seguridad nacional».

El alboroto creado por la clausura el jueves de tres emisoras comunitarias y la revisión, al día siguiente, de la situación de otras 3.000 por parte del gobierno cívico-militar, son hechos decisivos para el avance de la libertad de expresión de Tailandia.

Luego, el fin de semana, una organización que representa a 150 radios comunitarias reclamó al régimen cívico-militar encabezado por el primer ministro Surayud Chulanont el fin de la campaña gubernamental contra esas emisoras.

Estas duras medidas fueron atribuidas a una breve entrevista que las tres emisoras realizaron al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto en un golpe militar en septiembre de 2006.

Las entrevistas divulgadas la semana pasada se infiltraron en la fortaleza construida por la junta militar y sus adeptos en los medios de comunicación dominantes para impedir que los tailandeses conocieran la opinión de Thaksin, que aprovechó la oportunidad para exigir un llamado urgente a elecciones.
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El ex gobernante, un multimillonario elegido en dos ocasiones, vive en Londres desde que fue depuesto. Sólo había concedido entrevistas a selectos medios de prensa internacionales, cuya emisión fue censurada en Tailandia.

Las difusoras comunitarias castigadas por atreverse a reproducir la voz de Thaksin hallaron poco apoyo en los grandes medios, incluso en la prensa, que goza de más libertades que las emisoras establecidas de radio y televisión cuyo funcionamiento es restringido por el Estado o las fuerzas armadas.

"Los medios dominantes todavía ven a las radios comunitarias como una herramienta de Thaksin, e intentan deslegitimar cualquier cosa vinculada al ex primer ministro", dijo Ubonrat Siriyuvasak, profesor de comunicaciones en la Universidad Chulalongkorn de Bangkok.

"Las emisiones más recientes dejaron en claro que la radio comunitaria ofrece un canal para que Thaksin esté en contacto directo con su electorado", agregó Siriyuvasak.

La falta de consideración hacia las radios comunitarias también revela otra tendencia que atraviesa a los medios dominantes.

"Esas emisoras son parte de la política popular tailandesa. Pero esa política no es considerada parte de la política institucional establecida, y los medios dominantes comparten este punto de vista", consideró el experto.

Los grandes medios tampoco clamaron por la situación de los sitios web, cada vez más bloqueados o sometidos a férreo control, incluidos los afines a Thaksin.

En los primeros cuatro meses desde el golpe aumentaron alrededor de 500 por ciento los sitios de Internet bloqueados por las autoridades, reveló la organización no gubernamental Libertad Contra la Censura en Tailandia (FACT).

A mediados de enero, el Ministerio de Información y Comunicación bloqueó 13.435 sitios web, ante los 2.475 sitios sometidos a la misma censura a mediados de octubre, reveló FACT.

En contraste, las grandes emisoras de radio y televisión reaccionaron con fuerza cuando la junta militar les ordenó en enero acallar "mensajes o declaraciones del ex primer ministro y de líderes del partido que gobernaba en el pasado".

MIentras, la batalla por la legitimidad y la supervivencia librada por las radios comunitarias se intensificó desde el golpe de Estado.

Entre los primeros decretos anunciados por los líderes golpistas tras tomar el poder el 19 de septiembre figuró el cierre de unas 300 emisoras comunitarias en las provincias del norte y nordeste del país, bastión de Thaksin y de su partido Thai Rak Thai.

El tratamiento que las autoridades deparan a estas radios es un indicador perturbador de la atmósfera política que rige en este país de Asia sudoriental, pues los líderes golpistas prometieron restablecer la democracia y garantizar la libertad de prensa.

"Hay restricciones en momentos en que debería haber una ampliación del acceso a los medios para que se escuchen más voces", dijo David Streckfuss, académico estadounidense experto en política tailandesa.

Eso confirma, según Streckfuss, que "el impulso autoritario aún es muy poderoso. El autoritarismo del pasado extinguió los posibles discursos contra la hegemonía en el país", explicó.

Tailandia fue gobernada por dictadores militares y líderes no elegidos durante casi tres cuartas partes de los últimos 75 años, cuando se transformó en una monarquía constitucional en 1932.

Los cinco años y medio de Thaksin como primer ministro no fueron la excepción, a pesar de que su partido ganó abrumadoras mayorías en dos elecciones parlamentarias. Este magnate mostró un talante cada vez más autoritario, aplastando a sus críticos y ejerciendo presión para silenciar a los medios.

La primera radio comunitaria tailandesa comenzó sus emisiones en 2001, primer año del gobierno de Thaksin.

"El gobierno golpista dijo querer la democracia, pero terminó mostrando tanta mano dura como el anterior, e incluso más", señaló el experto canadiense C.J. Hinke, coordinador de FACT.

"El gobierno se siente inseguro, lo que es evidente a partir del hecho de que no quiere permitir la presencia de Thaksin en los medios", concluyó.

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