DROGAS-AFGANISTÁN: La UE en territorio indómito

La Unión Europea (UE) considera a Afganistán un campo de batalla contra el terrorismo, pero también contra los opiáceos derivados de la adormidera (amapola) que se cultiva en el territorio de ese país y que inundan el continente.

Los padres europeos cuyos hijos consumen este tipo de drogas tienen buenas razones para creer que las plantaciones de Afganistán, de donde procede 90 por ciento de la heroína que se vende en Europa occidental, se encuentran demasiado cerca para su gusto.

No sorprende, entonces, que la lucha contra la droga sea una de las principales preocupaciones de los funcionarios responsables de elaborar los planes de asistencia de la UE para ese país de Asia central.

El británico Chris Patten, ex comisionado europeo de Relaciones Exteriores, dejó plasmada su frustración en negro sobre blanco, en su libro "Not Quite The Diplomat" ("No exactamente diplomacia").

Él mismo había prometido en 2003 un aporte de 1.300 millones de dólares en asistencia para Afganistán a lo largo de cinco años.

Patten anotó en su libro que los ingresos de los señores de la guerra por el comercio de drogas superaron la asistencia al desarrollo que la comunidad internacional entregó a Afganistán para su reconstrucción tras la caída del movimiento islamista Taliban, que gobernó la mayor parte del país.

La situación no parece haber mejorado desde entonces.

No obstante, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) calculó que el área cultivada con adormidera en Afganistán será este año menor a las 165.000 hectáreas estimadas en 2006. La cosecha del año pasado fue 59 por ciento superior a la de 2005.

La UE comprometió 810 millones de dólares en asistencia para Afganistán para el periodo 2007-2010.

El informe estratégico por país de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, considera al comercio de drogas "la principal amenaza contra la estabilidad política" en Afganistán, y advierte sobre el peligro de que las instituciones estatales queden presas de los narcotraficantes.

Funcionarios de la UE estudian formas de ayudar a los agricultores pobres a encontrar una fuente de ingresos distinta de la adormidera, pero insisten en que ningún sistema alternativo podrá consolidarse si no funciona el estado de derecho.

En ese sentido, el bloque europeo financia programas de desarrollo rural y de seguridad.

La Comisión Europea y el gobierno británico son los principales donantes de un fideicomiso para luchar contra la droga.

Pero las organizaciones no gubernamentales se cuestionan si la UE hace bien financiando la erradicación de los cultivos de adormidera. Kabul derivó a los gobernadores de provincia la implementación de la medida, que depende de la asistencia internacional.

"La UE debe permanecer al margen del proceso de erradicación", sostuvo Tom Kramer, del Instituto Trasnacional, de Holanda, organización académica especializada en el estudio de las políticas internacionales en materia de drogas.

"La eliminación de ese cultivo socava la fuente de ingresos de los agricultores y no debe realizarse a menos que se les propongan alternativas. El proceso comenzó por los más pobres y no afectó a los que cuentan con otros ingresos", señaló.

"No hay soluciones rápidas. No destruirán las plantaciones en dos o tres años. Llevará 10 o 20", apuntó.

Alrededor de 85 por ciento de los 28 millones de afganos dependen de la agricultura, pero las sequías limitan la posibilidad de elegir los cultivos.

Las provincias de Kunduz, en el sur, y de Takhar y Baghlan, en el norte, se consideran la fuente tradicional de alimentos en ese país. Allí se produce trigo, arroz, melón y otras frutas, cereales y legumbres. Pero el agotamiento del suelo desplomó la productividad de las haciendas.

Kramer consideró que la asistencia debía concentrarse en la instalación de sistemas de irrigación, con lo cual se atacarían las causas de la elección de la adormidera por los agricultores.

Estados Unidos evalúa la posibilidad de utilizar químicos tóxicos para destruir las plantaciones de adormidera de Afganistán, como ya lo hace con la coca, materia prima de la cocaína, en Colombia.

En su momento, funcionarios de la UE criticaron la medida porque causa daños en la salud de los pobladores locales y el ambiente, y no redujo el cultivo de coca, indicó Kramer.

Sin embargo, ahora algunos gobiernos europeos, como el de Gran Bretaña, se inclinarían ahora por una campaña de ese tipo en Afganistán.

La existencia de 3,5 millones de afganos en condiciones de extrema pobreza y de otros 10,5 millones en situación vulnerable, según el Banco Mundial, no dejan dudas sobre la necesidad de asistencia internacional de este país.

El lugar que ocupa Afganistán en la lucha contra el terrorismo lleva a los activistas a preocuparse de que el aumento de la asistencia obedezca a limitadas visiones políticas y no a un interés por la situación acuciante de su población.

La confederación de organizaciones no gubernamentales europeas Concord indicó que más de 60 por ciento del aumento de la asistencia al desarrollo entre 2001 y 2004 se dirigió a Afganistán, Congo e Iraq, que concentran menos de tres por ciento de los pobres de las naciones en del Sur.

La ayuda financiera destinada a cuestiones de seguridad, que incluye la vinculada a la lucha contra las drogas, no entra en la definición de asistencia al desarrollo establecidas por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que reúne entre su treintena de miembros a todas las economías del Norte industrial, y las acordadas por la comunidad internacional.

Angela Haynes, de la la red de organizaciones no gubernamentales de desarrollo británicas BOND, sostuvo que si la UE financia ese tipo de iniciativas, tiene que ser por fuera de lo que destina a la asistencia al desarrollo.

"Hay funcionarios dentro de la Comisión Europea que creen justificada la utilización de los fondos a su disposición con fines políticos, como la lucha contra el terrorismo. Esos intereses no deberían formar parte de la lógica de la asistencia al desarrollo", añadió.

"Estamos luchando duro para que los fondos de la UE destinados al desarrollo se concentren en el alivio y la erradicación de la pobreza. Algunas de nuestras preocupaciones fueron atendidas, pero todavía no estamos satisfechos", concluyó.

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