POLÍTICA-CHILE: Bachelet juzgada por las mujeres

La presidenta chilena Michelle Bachelet recibe críticas a diestra y siniestra sobre su capacidad para gobernar. Pero está pagando costos ajenos, como las crisis que arrastran partidos de la coalición gobernante y una percepción machista que carga las tintas sobre cada traspié, opinan mujeres chilenas.

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Bachelet acaba de ejecutar su segundo cambio de gabinete en un año de mandato.

"Hay preocupación entre las mujeres organizadas, porque creemos que (la presidenta) está siendo cuestionada por su condición de mujer y no por su gestión de gobierno, aunque no se diga explícitamente", dijo a IPS la activista Paulina Weber.

"Pese a que también cometieron errores, ninguno de los otros tres presidentes de la Concertación (coalición de centroizquierda que gobierna desde 1990) fueron tratados de la misma forma que ella", advirtió Weber, directora del no gubernamental Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena.

La Concertación está integrada por los partidos Demócrata Cristiano (PDC), Socialista (PS), Por la Democracia (PPD) y Radical Social Demócrata (PRSD).
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Según Weber, reconocida crítica de la Concertación, "Bachelet ha hecho una muy digna y buena gestión. Cuando ha tenido que ser firme lo ha sido. Por ejemplo, decidió no construir el puente de Chacao (que uniría el austral archipiélago de Chiloé con el continente) por ser inviable financieramente, y optó por no rendir honores de jefe de Estado (al ex dictador Augusto) Pinochet cuando murió", en diciembre de 2006.

La vicepresidenta de la no gubernamental Corporación Humanas, Carolina Carrera, señaló a IPS que "en un gobierno democrático se espera que existan crisis y conflictos sociales. Eso habla de la posibilidad que tienen los y las ciudadanas de expresar sus demandas".

"Yo diría que los problemas internos del PDC y el PPD han sido claramente un elemento que no ha beneficiado al gobierno, por cuanto las crisis internas han tendido a ser traspasadas hacia el gobierno, cosa que no corresponde", acotó.

El último foco de conflicto fueron los desórdenes del 29 de marzo en la capital, protagonizados por miles de estudiantes secundarios y universitarios que salieron a las calles para conmemorar el Día del Joven Combatiente, que recuerda a dos hermanos izquierdistas asesinados durante la dictadura de Pinochet (1973-1990).

"El gobierno no tiene autoridad", declaró enfático al día siguiente Raúl Alcaíno, alcalde de Santiago, ligado a la oposición derechista, al evaluar los millonarios daños a la propiedad pública resultantes de las protestas, que terminaron con más de 800 detenidos. Los jóvenes protestaron sobre todo contra el nuevo sistema de transporte público de la capital, Transantiago, iniciado el 10 de febrero con graves fallas.

Para Carrera, "la manifestación del jueves 29 responde a una agenda de los medios de comunicación que nunca antes habían dado tanto espacio al Día del Joven Combatiente. Se quiso hacer una amalgama intentando vincular dos cosas que no tienen nada en común: el día del combatiente y el malestar ciudadano por el Transantiago".

Aunque la responsabilidad del diseño del Transantiago corresponde al ex presidente Ricardo Lagos (2000-2006), se acusa a Bachelet de haber puesto en marcha el plan sin contar con la infraestructura y la tecnología requeridas.

El cambio de gabinete que la mandataria socialista de 55 años había realizado tres días antes para aplacar el conflicto, no aminoró el calor de las manifestaciones.

Presionada por la coalición oficialista y por la oposición derechista, Bachelet destituyó a los titulares de Transportes, Secretaría General de la Presidencia, Justicia y Defensa, terminando con la paridad de género del gabinete —que ahora tiene 13 ministros y nueve ministras—, una de sus principales innovaciones cuando asumió el cargo el 11 de marzo de 2006.

"Mi lectura es que en este momento la presidenta necesitaba ministros con peso político para ordenar a los partidos. Dadas las circunstancias, tuvo que sacrificar un punto muy importante para ella como la paridad", dijo a IPS Margarita María Errázuriz, directora de Comunidad Mujer, una organización de profesionales líderes que promueve la participación femenina en el mundo laboral.

"Su decisión no significa una menor capacidad de las mujeres, tan sólo que hay pocas mujeres que se puede estimar que son actores políticos de gran influencia. Ese vacío corresponde a la exclusión de los espacios públicos que hasta ahora han vivido las mujeres", añadió.

Un artículo de la influyente y conservadora revista británica The Economist señala que "el nuevo coordinador político (ministro secretario general de la Presidencia), José Antonio Viera-Gallo, es un ex senador socialista con la experiencia política, los contactos y el peso intelectual de los que Bachelet carece. Algunos esperan que Viera-Gallo asuma de facto el rol de primer ministro".

Según la última encuesta nacional realizada por la consultora Adimark, publicada el 30 de marzo, el respaldo al gobierno de Bachelet bajó de 49,3 por ciento a 45,6 por ciento en un mes.

Pero el sondeo señala también que los atributos personales de la presidenta se mantienen altos: 75,7 por ciento de los encuestados la identifican como "querida por los chilenos", 72,9 por ciento consideran que es "respetada", 66,3 por ciento que es "creíble", 61,9 por ciento que tiene capacidad para enfrentar situaciones de crisis y 61,2 que "cuenta con liderazgo".

"Quienes señalan que le falta liderazgo, lo hacen desde su propio concepto de lo que es ser líder. Bachelet no tiene liderazgo entre los actores políticos, pero lo tiene y muy grande en la ciudadanía. Esto tiene que ver con el cambio cultural que su presencia en el gobierno supone, su relativa autonomía de los partidos políticos y la amenaza que significa su forma de tomar decisiones para los sistemas de poder", indicó Errázuriz.

"Para gobernar ha tenido dificultades, pero no podría asegurar que éstas son la consecuencia del proceso que estamos viviendo o si realmente es una carencia de la gobernante", reflexionó la directora de Comunidad Mujer.

Tanto Weber como Errázuriz destacan una serie de avances en el primer año de gobierno de Bachelet, muchos de los cuales benefician a las mujeres, como el envío al parlamento de un proyecto de ley de reforma del sistema previsional.

"Claramente, tiene capacidad para gobernar", como lo demuestra el cumplimiento de sus promesas de campaña, los proyectos de ley a los que ha dado urgencia, su postura frente a América Latina y los cambios de gabinete que ha realizado, sostuvo Carrera.

Para Astrid Mandel, una chilena de 26 años, "Bachelet sí tiene liderazgo, autoridad y capacidad para gobernar. Lo que sucede es que en Chile los políticos son muy machistas y buscan cualquier excusa para criticarla y dañar su imagen y así sacarla del poder".

"Me encanta su imagen, entereza y seguridad. Me da alegría verla como presidenta. Sin embargo, no estoy muy de acuerdo con su gobierno debido a que hay políticas que va arrastrando la Concertación que son inaceptables, por ejemplo, en torno a las poblaciones indígenas y el ambiente", dijo a IPS la joven egresada de la carrera de antropología.

Virginia Rossel, dueña de casa de 51 años, quien no es afín a la Concertación, cree que Bachelet "es una excelente persona, íntegra", pero "que no ha podido cumplir su plan de gobierno porque no ha estado bien acompañada" por sus ministros. Además, las críticas de la derecha "la hacen quedar más mal de lo que realmente está", agregó.

"Los estudiantes no la han dejado gobernar. En este sentido creo que le ha faltado más mano dura. Para el 29 de marzo yo le habría dado más atribuciones a (la policía de) Carabineros", dijo a IPS.

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