COMERCIO-AMÉRICA LATINA: «Motores» bajo amenaza

Las amenazas del gobierno de George W. Bush de excluir del sistema de preferencias arancelarias de Estados Unidos a Argentina, Brasil y Venezuela apuntan a los países que están contribuyendo en mayor medida a dinamizar los intercambios comerciales dentro de América Latina.

Crédito: Eric Draper/Casa Blanca
Crédito: Eric Draper/Casa Blanca
La Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), con sede en Montevideo, destacó en agosto que el comercio entre sus 12 países miembros creció en 110 por ciento desde 2003 y reconoció en esa expansión un papel clave de Brasil, en primer lugar, luego de Venezuela y también de Argentina junto a Chile, México y Colombia.

El buen comportamiento del intercambio intrarregional coincide en los últimos años con el fracaso del modelo estadounidense de materialización del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) y con las dificultades que Washington encuentra para concretar tratados con los miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Bush dijo a mediados de agosto que se proponía "limitar, suspender o retirar" las concesiones para el ingreso de productos de Argentina, Brasil y Venezuela al mercado estadounidense a través del sistema generalizado de preferencias (SGP), en tanto sus gobiernos no se acoplen a los modelos de integración comercial de la Casa Blanca.

Estados Unidos, pese a su condición de potencia hegemónica en el mundo unipolar de la posguerra fría, no parece tiene la misma fuerza en el terreno económico para imponer "sanciones propias de las viejas teorías del imperio romano hacia aquellos países que no comulgan con sus políticas", según la réplica del presidente argentino Néstor Kirchner.
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La Aladi, creada en 1990 como heredera de la desaparecida Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, reúne a las 10 naciones hispanohablantes de América del Sur, además de México y Cuba.

De su informe sobre las perspectivas para el presente año se desprende que la región está ganando una relativa autonomía con respecto a su tradicional dependencia comercial de las economías industrializadas.

La secretaría general de la Aladi prevé para este año un intercambio comercial interno del orden de los 94.000 millones de dólares, que supera en 4.000 millones las estimaciones preliminares y se traduciría en un crecimiento de 21,2 por ciento en relación con los montos del comercio intrarregional en 2005.

El informe, basado en datos de 11 países, ya que no se dispuso de estadísticas actualizadas de Cuba, destaca que en 2003 los movimientos de mercancías en la zona de Aladi alcanzaban un monto levemente superior a los 43.000 millones de dólares.

Luego del Brasil del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el otro "motor" del intercambio regional es la Venezuela de Hugo Chávez, que en virtud de los crecientes suministros de petróleo a países sudamericanos representará 14 por ciento del comercio.

A continuación se ubicarán, con tasas en torno a 11 por ciento, Chile, México, Colombia y Argentina, mientras que Perú y Uruguay contribuirán con guarismos de ocho y siete por ciento respectivamente.

Las proyecciones generales de Aladi para este año indican una balanza comercial favorable para la región, con exportaciones generales de 620.000 millones de dólares e importaciones de 520.000 millones, lo cual traduce incrementos de 18,9 por ciento en las ventas y de 17,7 por ciento en las compras, al comparar con las cifras de 2005.

La organización regional resaltó igualmente que de acuerdo a las estimaciones del Fondo Monetario Internacional la participación latinoamericana en las ventas mundiales aumentará de 5,1 por ciento en 2005 a 5,5 por ciento en 2006.

De esta manera, las principales economías latinoamericanas siguen en sintonía con las tendencias mundiales que reconocen en el comercio al mayor factor dinamizador, pero donde se generan cambios con respecto a los protagonistas centrales.

En un cuadro en el que se prevé para 2006 un crecimiento del producto mundial de 3,8 por ciento, América Latina y el Caribe tendrán una expansión de cinco por ciento, de acuerdo al informe que Cepal, la comisión económica regional de Naciones Unidas con sede en Santiago de Chile, emitió a fines de julio.

El conjunto de los países en desarrollo tendrá a su vez un crecimiento de seis por ciento, que se origina, como se ha hecho habitual en los últimos cinco años, en el continuo auge de la economía de China, situación que a su vez repercute positivamente en América del Sur.

En efecto, Cepal consignó que en comparación con la década de los 90, los términos de intercambio de la economía sudamericana mejoraron 31 por ciento en 2005, pero si se excluye a Venezuela y Chile ese repunte se reduce a 10,3 por ciento.

Tanto el petróleo venezolano como el cobre chileno tienen una permanente demanda desde el gigante chino, uno de los grandes consumidores de ambas materias primas en virtud de sus acelerados procesos de industrialización y urbanización.

El 24 de agosto, la presidenta de Chile,Michelle Bachelet, promulgó el tratado de libre comercio con China firmado en 2005, en los mismos días en que Chávez visitaba Beijing para asegurar el apoyo a la elección de Venezuela como futuro miembro rotativo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y aumentar a su vez las ventas de crudo al país asiático.

El "factor chino" introduce así elementos que hacen más complejos los escenarios de supuestas sujeciones o contraposiciones a los afanes de Estados Unidos de ejercer presiones, como la exclusión del SGP, sobre aquellos países renuentes a plegarse a sus estrategias de integración comercial.

Para la economista peruana Ariela Ruiz, si Chile se suma como asociado externo a la CAN facilitaría la estrategia estadounidense de aislar a Argentina, Brasil y Venezuela, materializando tratados bilaterales con países más pequeños de la región, en particular con Perú y Colombia, aunque también con Uruguay y Paraguay.

El nuevo presidente del Perú, Alan García, se propone viajar a Washington en octubre para conseguir que el Congreso estadounidense ratifique el tratado que suscribió su antecesor, Alejandro Toledo, mientras está también pendiente de ratificación el acuerdo con Colombia, que tiene en su presidente Álvaro Uribe al mejor aliado de Bush en la CAN.

En la comunidad andina, Bolivia y Ecuador aspiran a que Estados Unidos les renueve las concesiones comerciales a través del SGP, antes de apostar a negociar tratados bilaterales de libre comercio, opción que su vez se vería estimulada por la presencia en la CAN de Chile, el segundo país latinoamericano, luego de México, que firmó un TLC con Washington.

En el análisis de Ruiz, el surgimiento de un nuevo "eje del Pacífico" con Chile, Perú y Colombia presionaría sobre Ecuador y Bolivia y a la vez favorecería la intención de Bush de negociar tratados bilaterales con Paraguay y Uruguay, los socios menores del Mercosur (Mercado Común del Sur), formado también por Argentina, Brasil y Venezuela.

Este escenario, que se dibuja con visiones clásicas de la hegemonía estadounidense, se ve cuestionado por los cambios en la economía mundial, donde juegan tanto el factor chino como la mayor fuerza del mundo en desarrollo en la Organización Mundial del Comercio, así como por el vigor que está demostrando el comercio intrarregional en la zona de la Aladi.

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