ELECCIONES-MÉXICO: El PRI coloniza a sus enemigos

El casi octogenario Partido Revolucionario Institucional (PRI) se encamina hacia una derrota en las elecciones del 2 de julio en México, según las encuestas de opinión de voto, resultado que podría sumirlo en una grave crisis e incluso sepultarlo, a juicio de analistas.

Crédito: Sitio Oficial Roberto Madrazo
Crédito: Sitio Oficial Roberto Madrazo
Pero si esos pronósticos agoreros llegaran a concretarse es seguro que permanecerá el ADN del PRI, que de la mano de algunos de sus ex militantes se esparce en terrenos que antes le fueron antagónicos.

Ex secretarios de Estado, asesores y gobernadores de los últimos gobiernos del PRI, encabezados por Carlos Salinas (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-2000), dejaron la agrupación y se incrustaron en el corazón de los partidos con mayores posibilidades de ganar en los próximos comicios generales.

Aunque se mantiene como dueño de las más amplias estructuras organizativas del país y en los últimos seis años fue ganador de procesos electorales locales, el PRI está hoy lejos de la posibilidad de reconquistar el gobierno nacional que ejerció sin interrupciones de 1929 a 2000, cuando las urnas lo obligaron a ceder el cargo en beneficio del conservador Vicente Fox.

Roberto Madrazo, el candidato presidencial del PRI, ocupa a cinco semanas de los comicios el tercer lugar en la gran mayoría de las encuestas que miden las preferencias de los votantes.
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El último de esos estudios, difundido el lunes por la firma privada Mitovsky, señala que Madrazo recoge 28 por ciento de las adhesiones de los consultados.

La delantera la llevan el candidato del gobernante Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, y el opositor del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés López Obrador, con alrededor de 34 por ciento de las preferencias cada uno.

Según el politólogo Luis Rubio, director del no gubernamental Centro de Investigación para el Desarrollo, "la crisis terminal del PRI, esa que no se produjo en el momento en que perdió la presidencia, ha comenzado ahora" y podría llevarlo a la tumba de la historia.

Ricardo Alemán, un experimentado periodista en asuntos políticos y dueño de espacios editoriales en el diario local el Universal, radiodifusoras y canales de televisión, lo ve diferente.

El PRI no morirá el 2 de julio, pues "una parte de ese partido colonizó ya con éxito otras agrupaciones y los equipos de los candidatos presidenciales", dijo a IPS.

Además, permanecerá como una fuerza legislativa con relativa importancia, apuntó. En julio, los mexicanos elegirán, además del presidente, 300 diputados, 128 senadores y múltiples alcaldes, incluido el llamado jefe de gobierno de la capital del país.

Alemán sostuvo que "lo grave y hasta indignante que observamos hoy es que el viejo partido corrupto, maniobrero y corporativo ha conseguido, pese a su derrota de 2000, una victoria cultural histórica, pues se ha metido hasta los huesos de los (otros) partidos".

Donde tienen mayor poder los ex militantes del PRI, sobre todo los que estuvieron cercanos al gobierno de Salinas, es en el PRD, considerado su "primo hermano" por la mayoría de los observadores.

Entre los dirigentes influyentes están Manuel Camacho, quien ocupó el cargo de canciller en esa administración y hoy es el principal operador político de López Obrador, y también Arturo Núñez, ex secretario del PRI.

El PRD, que se proclama de izquierda, fue fundado a fines de los años 80 por ex miembros del PRI, entre ellos López Obrador, y pequeños grupos socialdemócratas, comunistas y socialistas.

Empero, los asesores más cercanos del candidato izquierdista no son los que dejaron el PRI en los años 80, sino personas que trabajaron con el histórico partido hasta fines de los años 90, incluso combatiendo activamente al PRD, al que consideraban un grupo de traidores. Entre ellos está Camacho.

Esos dirigentes priístas pasaron al PRD "sólo porque no les dieron candidaturas (a senadores, diputados u otras)", según el director de la revista La Crisis, el politólogo Carlos Ramírez. En ese sentido, entiende que se trata de personas que no son realmente de izquierda.

Entre los que apoyan a López Obrador están también activos miembros del PRI en la actualidad, como el senador por ese partido Manuel Bartlett, quien en los años 80 y 90 fue ministro de Gobierno (interior), luego de Educación y también gobernador del estado de Puebla.

A este político, que abiertamente reconoce que votará por el candidato izquierdista, se le atribuye haber orquestado un fraude electoral en 1988, cuando era ministro de Gobierno, para impedir que Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del PRD, llegue en ese año a la presidencia.

Los dirigentes del PRI advirtieron que expulsarán de sus filas a Bartlett y a cualquier otro que no apoye a Madrazo.

"El priismo es una enfermedad que se cura con el tiempo", ha declarado López Obrador para justificar su cercanía con ex miembros de ese partido.

La candidatura de Calderón del PAN, agrupación conservadora creada en 1939, también es apoyada por personas antes ligadas al PRI. En su caso se trata de varios ex secretarios (ministros) de Estado del gobierno de Zedillo.

Entre ellos están Diódoro Carrasco, quien fue ministro del Interior, y otros que ocuparon las carteras de Energía y Transportes, como Luis Téllez y Carlos Sacristán..

Aunque estos ex funcionarios no forman parte del círculo cercano de Calderón, han declarado abiertamente que lo respaldan.

Los ex militantes del PRI que apoyan a López Obrador corresponden a lo que fue el ala "nacionalista" de ese partido y los que van con Calderón pertenecen a los del sector "tecnócrata".

Hasta fines de los años 80, en el PRI cupieron diversas fuerzas ideológicas que lograban concertar y seguir gobernando.

Lograr aglutinar diversos intereses y repartir cargos público desde una sola fuerza política fueron los objetivos centrales que dieron origen a ese partido en 1929, tras una revolución que cobró un millón de vidas.

Gracias al monolítico PRI, México vivió sin mayores alteraciones políticas hasta fines de los años 60. Pero tras la matanza en 1968 de cientos de estudiantes que reclamaban democracia y justicia, tal estabilidad comenzó a resquebrajarse.

Su primera gran escisión se produjo en los años 80 con la creación del PRD. No obstante, el PRI logró seguir a cargo del gobierno hasta 2000, cuando fue elegido Fox.

El PRI gobernó con mano dura y fue acusado en varias ocasiones de fraudes electorales, así como de perseguir, asesinar, encarcelar y torturar opositores. Pasó a la historia como el partido que acumuló más años gobernando de un país ininterrumpidamente.

Para Alemán, el ADN (ácido desoxirribonucleico) del PRI está ahora cerca de los candidatos presidenciales con mayores posibilidades de triunfo y en sus partidos, "así que, de alguna manera, seguirá gobernando desde diciembre", cuando deberá asumir el mandatario elegido el 2 de julio.

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