AMBIENTE: Toca el turno a las papeleras argentinas

Diverso pero siempre conflictivo es el impacto ambiental de las aproximadamente 30 fábricas de pasta de celulosa y papel que operan en Argentina. A raíz de los cuestionamientos a la instalación de dos grandes plantas de este rubro en Uruguay, las firmas argentinas pusieron las barbas en remojo.

El conjunto de empresas del sector produce en Argentina unas 900.000 toneladas al año con diferentes tecnologías y materias primas. Las más grandes y cuestionadas están sobre el río Paraná, en la región noreste.

Desde marzo, Paraguay reclama a Argentina por la presunta falta de tratamiento de los efluentes de las fábricas de celulosa Alto Paraná, Celulosa Puerto Piray y Benfide, en la nororiental provincia de Misiones, en el límite entre ambos países.

Paraguay asegura que las firmas arrojan desechos químicos al río Paraná —que comparten ambas naciones en un tramo— y Argentina aún no responde las demandas de la cancillería vecina.

El ministro de Medio Ambiente de Paraguay, Alfredo Molinas, aseguró el 12 de mayo que su país seguirá insistiendo en que el problema "se solucione por la vía diplomática, sin necesidad de llegar a conflictos".

La organización ambientalista Greenpeace difundirá a fin de mes un reporte sobre la industria de la celulosa y el papel en Argentina, donde aduce que ninguna empresa de este sector constituye un ejemplo, sino que todas son problemáticas.

Algunas contaminan al emplear cloro en el blanqueo, "y las que no lo usan tienen problemas en el tratamiento de efluentes, o sea que en todos los casos hay que ajustar las cuerdas", adelantó a Tierramérica Juan Carlos Villalonga, director local de Greenpeace.

La Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel de Argentina, que representa más de 90 por ciento de la producción del sector, firmó el 10 de mayo un acuerdo con la Secretaría de Ambiente para un programa de producción limpia y competitividad empresarial tendiente a prevenir la contaminación asociada a esta actividad.

"Las empresas argentinas son conscientes de la necesidad de cuidar el ambiente y desde hace rato invierten en eso, pero eran acciones dispersas. Ahora vamos a mancomunar esfuerzos", aseguró a Tierramérica Rafael Gaviola, presidente de la asociación.

Para Villalonga, el acuerdo es una buena noticia. "Ahora se deben fijar plazos para alcanzar cada una de las metas, porque eso es lo que mueve a las empresas, la obligación de cumplir", advirtió.

El convenio es de adhesión voluntaria y compromete a los firmantes con una serie de metas. "La idea es mostrar a las empresas que en lugar de desechar insumos o generar residuos les conviene ser eficientes en la gestión del proceso", explicó a Tierramérica Victoria Beláustegui, coordinadora de Producción Limpia de la Secretaría de Ambiente.

La atención hacia la industria local aumentó tras el conflicto en torno a la construcción de dos plantas de celulosa, por parte de la finlandesa Botnia y la española ENCE, en la costa uruguaya de un río compartido con Argentina.

Los mayores temores por la eventual contaminación se registran en la oriental ciudad argentina de Gualeguaychú. Pero sus vecinos uruguayos defienden como fuente laboral a las dos fábricas, que una vez terminadas producirán cerca de 1,5 millones de toneladas anuales de pasta de celulosa para exportar.

Aunque Gaviola afirma que entre 2001 y 2006 las empresas argentinas invirtieron unos 35 millones de dólares "sólo para mejorar el ambiente", hay 12 firmas conflictivas. Una de ellas es Alto Paraná, que produce 350.000 toneladas de pasta de celulosa.

"La tecnología que aplica Alto Paraná es la misma que aplicará Botnia", aseguró el dirigente, aludiendo a la tecnología libre de cloro elemental. No obstante, vecinos de la zona aseguran que el Ministerio de Ecología de Misiones no informa sobre controles en el Paraná.

A fines de los años 90, Greenpeace denunció penalmente por contaminación a Celulosa Argentina, ubicada aguas abajo sobre ese río, en la oriental provincia de Santa Fe, desde 1929. "La denuncia nunca prosperó", según Villalonga.

Greenpeace y el Taller Ecologista de Rosario aportaron muestras de agua con contaminantes —muchos persistentes— asociados a la utilización de cloro. La empresa niega utilizar ese químico en la producción, pero tampoco informa qué usa. Los vecinos de Santa Fe aseguran que desde entonces piden información sobre la firma que inunda la localidad de un fuerte olor a huevo podrido.

Papelera del Tucumán, en la nororiental provincia homónima, fue la única cuyos directivos fueron procesados, tras una denuncia de autoridades provinciales a comienzos de 2003.

En marzo los controles gubernamentales se hicieron más estrictos en la provincia de Buenos Aires, donde se aplicaron clausuras preventivas en Papelera Massuh y Papelera Baradero, por fallas en el tratamiento de efluentes.

"Las empresas de pasta de celulosa tienen cuestionamientos, al igual que otros sectores con los que estamos encarando procesos de producción limpia. Algunas mejoraron mucho y otras necesitan asesoramiento para avanzar ", declaró Beláustegui.

"Todas, en un punto, tienen que mejorar en un sector clave, que es el uso del agua", aseguró.

* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 20 de mayo por la red latinoamericana de Tierramérica.

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