COLOMBIA: Campanadas tardías por la muerte del Papa

”Son 100 campanadas dobles las que (el párroco) tiene que dar. Pero si las toca, la gente se va asustar. Aquí tocan campanas de muerto tres veces al día. ¡Cómo hay tantos…!”, se justificó ante IPS Susana, una misionera francesa del católico Sagrado Corazón.

La religiosa se refería así a las campanadas de duelo deben dar todas las iglesias del mundo tras conocerse el fallecimiento de un Papa, como ocurrió este sábado.

Ya habían pasado 45 minutos del anuncio oficial de la muerte de Juan Pablo II y aún no se hacían oír las campanas de la iglesia de Cartagena del Chairá, en pleno corazón de la guerra en el departamento del Caquetá, al sur de Colombia, donde la monja ha pasado tres años de los 53 que lleva en este país en lucha fratricida hace más de medio siglo.

Susana vino a esta localidad de 15.000 habitantes a trabajar junto con Josefina, una laica católica y destacada activista por la paz, en una casa vicarial que lleva el nombre de ”Mujer misterio de amor que da Vida a la vida”, donde trabajan a favor de la mujer ”con ella, por ella y desde ella”.

Cuando IPS entró a la sede de la organización, Susana estaba comunicada telefónicamente con la parroquia para recordarle al cura que estaba en mora en cuanto a dar las campanadas que ordena el Vaticano.

Unos minutos después, el toque de duelo comenzó, pero entre los presentes en la sede no hubo acuerdo sobre si en efecto los tañidos habían sido 100.

De todas formas, no se suspendió el partido de básquetbol que se jugaba en el parque ni el estruendo de las rancheras mexicanas y otros ritmos bailables en los bares de esta segunda localidad más numerosa sobre el río Caguán, 3.000 de cuyos pobladores llegaron a principios de 2004, cuando arreció la guerra civil.

La ciudad con más cantidad de habitantes río arriba es San Vicente del Caguán, conocida en el mundo por haber sido, entre enero de 1999 y febrero de 2002, sede del fallido intento de diálogo de paz entre el gobierno de entonces de Andrés Pastrana (1998-2002) y las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Esta guerrilla izquierdista, la más numerosa del país, históricamente ha ejercido control territorial en esta región, donde comienza a pasar la fiebre del cultivo ilegal de coca.

”El duelo es mañana en todo el continente” americano, dijo don Moisés Neuta a manera de explicación por el estruendo y el básquetbol, impensables en 1979 cuando murió Paulo VI.

Neuta era uno de los dos únicos hombres que estaba en la parroquia dos horas y media después de la muerte de Juan Pablo II.

”Soy tres años mayor que el Santo Padre. No me duele nada y mi oficio es orar”, dijo a IPS.

A las siete de la noche, una multitud huérfana de su jefe espiritual se reunió para la misa sabatina. Allí recordó a Juan Pablo II, que algunos admiran por haber popularizado la santidad al canonizar gitanos, a un indígena y a obreros, pero a quien otros censuran por haber santificado a monseñor Escrivá de Balaguer, el extinto líder fundador de la congregación derechista Opus Dei.

En cambio, ”no nos canonizó a monseñor Oscar Romero”, el arzobispo de San Salvador asesinado por un francotirador paramilitar en plena misa hace 25 años, dijo a IPS Gloria Cuartas, defensora de derechos humanos y ex activista de las comunidades eclesiales de base, propias del movimiento católico de la Teología de la Liberación.

”Si en el siglo XX alguien fue canonizado por aclamación fue monseñor Romero. Es decir, todo el mundo lo consideró santo y fue reconocido como tal masivamente”, recordó a IPS el sacerdote jesuita Javier Giraldo.

”San Romero de América”, se titula un poema del brasileño Pedro Casaldáliga, obispo de Sao Félix de Araguaya, en Brasil, aparecido poco después del magnicidio, recordaron también Cuartas y Girasdo.

Durante el papado de Juan Pablo II, a Romero se le inició el proceso de canonización, pero en calidad de ”confesor” (persona virtuosa) y no como mártir, como lo reclaman sus seguidores.

Cuartas, quien también es defensora de los derechos femeninos, consideró que en los puntos relacionados con la mujer como la despenalización del aborto, la anticoncepción, la participación femenina así como la homosexualidad, el papado de Juan Pablo II ”tampoco avanzó”. (

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