BRASIL-CHINA: En busca del nuevo El Dorado

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva visitará China del 23 al 27 de este mes, encabezando la mayor misión comercial enviada por Brasil en busca de mercados, inversiones y la concreción de ambiciosos objetivos políticos.

Será ”el viaje del año”, dijo el presidente, que en enero estuvo en India, otro gigante del Sur con que su gobierno trata de profundizar una alianza para ampliar el comercio y el peso del mundo en desarrollo en las decisiones internacionales.

Brasil quiere que China apoye su aspiración de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, pero la visita es netamente comercial.

Mas de 480 empresarios se inscribieron para acompañar a Lula, pero en ocasiones anteriores no todos confirmaron su presencia en el viaje. Hasta ahora, la comitiva presidencial más numerosa contó con 150 empresarios.

China es el actual El Dorado de los exportadores brasileños, cuyas ventas al país más poblado del mundo crecieron aceleradamente en los últimos tres años, pasando de 1.085 millones de dólares en 2000 a 4.532 millones el año pasado.

La expansión del año pasado fue de 79,8 por ciento, lo que hizo de China el tercer mercado externo de la producción brasileña. Y se prevé que este año el país asiático supere a Argentina, mientras Estados Unidos permanecerá en el primer lugar.

Exportando principalmente soja y mineral de hierro, Brasil obtuvo un superávit de 2.235 millones de dólares en el intercambio de 2003. Los empresarios y el gobierno brasileño esperan impulsar la diversificación de las exportaciones y de las relaciones económicas con la visita de Lula.

Manifestaron su intención de participar en la misión empresarial más de 250 firmas de alimentos industrializados, química, celulosa, construcción, máquinas y otros sectores, incluyendo 30 de la actividad turística, indicando la prioridad en un área en que las relaciones son prácticamente nulas.

El acercamiento a China ofrece posibilidades ”fantásticas”, pero Brasil ”llega con un retraso de 15 años, cuando la fiesta se acerca al final”, dijo a IPS Argemiro Procopio, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia que el año pasado llevó a 15 de sus alumnos al país asiático en un viaje de estudios.

Brasil tiene mucho que aprender con los chinos y la mejor vía es promover asociaciones entre empresas de los dos países, opinó el investigador. Sin disponer de cuero nacional, por su limitada ganadería, China se convirtió en el mayor exportador de calzados, observó.

Son hechos también en China, una país ajeno al cristianismo, millones de imágenes de santos católicos y adornos de árboles de Navidad consumidos en muchas partes del mundo, acotó.

Para no tener el mercado invadido por esas baratijas, lo mejor sería asociarse a la industria china para producir en cualquiera de los países, recomendó Procopio.

En ese camino están varias grandes empresas de Brasil, como la minera Compañia Vale do Rio Doce, asociada a la china Baosteel en la empresa BaoVale, que producirá acero con mineral de hierro brasileño y carbón chino.

Uno de sus proyectos es una planta siderúrgica en construcción en la septentrional localidad brasileña de Sao Luis.

La Empresa Brasileña de Aeronáutica, una potencia mundial en la fabricación de aviones pequeños y medianos, también se asoció con una compañia local para producir sus aviones en China.

Estrechar el vínculo bilateral puede representar un gran empuje para el desarrollo en Brasil, ya que China tiene casi 500.000 millones de dólares en reservas cambiarias y está interesada en hacer inversiones en carreteras y puertos brasileños, dijo a IPS Carlos Tavares de Oliveira, asesor de la Confederación Nacional del Comercio.

Autor de ”El despertar de China”, libro sobre el comercio entre los dos países, Tavares cree que Brasil podrá ampliar y diversificar mucho sus exportaciones al mercado chino.

Después de la soja, ahora le toca el turno al café, el algodón y el azúcar, cuyo consumo crece mucho en China. Además, se prevé que aumente la venta de productos industriales como automóviles, piezas de vehículos y aviones.

Pero Brasil necesita de urgentes inversiones en su infraestructura de transportes, un cuello de botella para el aumento de la producción y exportación agrícola. El aporte de inversiones chinas puede suplir la escasez de capitales nacionales.

Brasil puede recibir entre 5.000 y 10.000 millones de dólares en inversiones chinas en los próximos años, según Luiz Castro Neves, nombrado nuevo embajador brasileño en Beijing.

Para consolidar una alianza con China, sería conveniente armonizar las políticas internacionales de ambos países, con Brasil evitando, por ejemplo, la trampa de las pretensiones independistas de Taiwan y de Tibet, según el profesor Procopio.

En la cuestión de los derechos humanos, un foco de presiones del mundo rico occidental, habría que acentuar los ”derechos de las mayorías”, sociales y económicos, fuertemente defendidos en China, y no solo los derechos civiles e individuales en favor de una ”minoría privilegiada”, concluyó.

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