ARGENTINA-BRASIL: Por una deuda que pueda pagarse

Sí al superávit fiscal primario, pero sin perder el crecimiento económico, acordaron los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, como posición común a sostener ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La ”Declaración sobre cooperación para el crecimiento económico con equidad”, firmada por los dos mandatarios en la reunión de trabajo este martes en Río de Janeiro, no tuvo la contundencia deseada por el gobierno argentino, que trata de renegociar una fuerte reducción de la deuda impaga con acreedores privados y mantiene tensas relaciones con el FMI.

La declaración no habla de negociación conjunta, sino de visiones y reclamos comunes ante los organismos multilaterales de crédito, algunos de los cuales Brasil ya venía discutiendo desde el gobierno anterior. La adopción de posiciones comunes busca, de todos modos, fortalecer a cada país en sus tratativas.

Los dos presidentes declararon que sus acuerdos con el FMI buscarán asegurar ”un superávit primario y otras medidas de política económica que no comprometan el crecimiento y garanticen la naturaleza sustentable de la deuda”.

Las inversiones en infraestructura deberán ser preservadas, es decir no consideradas como gastos en la contabilidad de la meta fiscal, así como las inversiones en proyectos financiados por las instituciones multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial.

A veces, debido al aprieto fiscal, los gobiernos no disponen de recursos exigidos como contrapartida de los créditos de tales instituciones, lo que paraliza proyectos vitales, explicó el ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna.

Kirchner y Lula también acordaron ”elaborar alternativas para neutralizar en nuestros países los efectos negativos derivados de desequilibrios generados en el mundo desarrollado”.

Ese lenguaje abstracto se refiere a la creación de líneas de crédito en el FMI para ayudar rápidamente a países en dificultades debido a turbulencias externas, como ocurrió con las crisis asiática y rusa en la segunda mitad de la década de 1990.

Lula pidió a inicios de este mes el apoyo de gobernantes de países ricos a ese mecanismo.

Ambos mandatarios anunciaron ”acciones conjuntas para la apertura de los mercados y la eliminación de subsidios en los países industrializados”, algo que tanto Brasilia como Buenos Aires vienen cumpliendo como socios del Mercosur (del que hacen parte también Paraguay y Uruguay) o en otros grupos constituidos en las negociaciones comerciales.

Los criterios e iniciativas conjuntas se basan en algunas evaluaciones compartidas sobre la situación regional y global. ”Las actuales características del sistema financiero internacional revelan contradicciones entre el desarrollo sustentable y su financiamiento”, coincidieron Kirchner y Lula.

Es necesario desarrollar ”mecanismos adecuados para evitar crisis” y no se puede separar las ”esferas comercial y financiera”, sostuvieron.

La declaración fija un plazo de 60 días para que las autoridades económicas, financieras y diplomáticas de ambos países elaboren propuestas concretas sobre las cuestiones discutidas por los dos presidentes.

Kirchner y Lula firmaron además el ”Acta de Copacabana”, con medidas que profundizan la alianza estratégica entre Argentina y Brasil.

En ese documento se afirma la determinación de hacer que el Mercosur consolide el acuerdo de libre comercio con la Comunidad Andina de Naciones, concluya las negociaciones pendientes con la Unión Europea este año y firme un tratado comercial con India con plazo a junio.

La integración de políticas sociales, buscando generar más empleos en el bloque, es otro objetivo mencionado.

Argentina y Brasil decidieron también poner en marcha en los próximos seis meses la experiencia de ”consulados conjuntos” en la ciudad alemana de Hamburgo y en la estadounidense de Boston.

Un sistema de intercambio de diplomáticos entre las dos cancillerías, una ”participación activa” de argentinos en la representación brasileña ante el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, y reuniones bimestrales entre embajadas y consulados fueron otras iniciativas acordadas.

La integración bilateral también se concretará en ”una misión espacial conjunta” para generar conocimientos sobre agua, ambiente y alimentos, así como la construcción de carreteras, ferrocarriles e hidrovías para unir puertos brasileños y chilenos pasando por Argentina, Bolivia y Paraguay.

El 30 de noviembre será instituido como Día de la Amistad Argentino-Brasileña, recordando que en esa fecha de 1985, los entonces presidentes Raúl Alfonsín, de Argentina, y José Sarney, de Brasil, firmaron una declaración que inició el proceso de construcción del Mercosur.

Además, un Premio Binacional de Artes y Cultura promoverá la integración en esos terrenos.

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