DURBAN, Sudáfrica – Las violaciones de mujeres, niñas y niños en Sudáfrica aumentaron en dos años de una cada 83 segundos a una cada 26, según el Instituto Nacional de Criminología.
Las víctimas son a menudo tratadas como una mera estadística. "El violador no me violó sólo a mí. Violó a mi familia, a mis amigos. No es un hecho aislado: es una pesadilla recurrente", declaró la periodista Charlene Smith, violada a comienzos de año.
Las organizaciones de derechos humanos también están preocupados por el aumento de violaciones de niñas, perpetradas a menudo por familiares que creen que la relación sexual con una virgen es una fuente de poderes místicos o una cura para el sida.
"Hoy es difícil encontrar muchachas vírgenes de 16 años, así que los hombres se dedican a buscar niñas de menos de 10", explicó Mamelato Leopeng, asesor en materia de sida del Centro de Salud de Esselen Street, en Johannesburgo.
La impunidad es un aliciente implícito. Pocas familias se atreven a soportar la vergüenza de la denuncia. Un estudio reveló que solo en uno por ciento de las violaciones los responsables son condenados, porcentaje que, en otros delitos, es de ocho por ciento. —-
