EEUU: Trabajo por seguro social dominará relaciones laborales

La tendencia futura en las relaciones laborales en Estados Unidos estará determinada por el sistema en que los trabajadores beneficiarios de seguros sociales ayudan a pagar el costo de sus beneficios denominado "workfare".

El sistema se extenderá extenderse este año, a medida que los estados implementan nuevos programas alineados a la supresión de los beneficios sociales federales, firmada el año pasado por el presidente Bill Clinton.

En el futuro habrá nuevos incentivos para ampliar estos programas, afirma Mark Greenberg, del Centro de Leyes y Políticas Sociales, con sede en Washington.

Mientras, en el 2002, en Nueva York "hasta un cuarto de millón de personas trabajará en organismos municipales bajo estos programas", afirma Larry Holmes, miembro del comité organizador de Workfair, coalición de trabajadores bajo este sistema.

Los defensores del programa afirman que logra objetivos clave, incluidos dar trabajo y capacitación a la gente que recibe beneficios sociales y ayudar a los gobiernos locales a llevar adelante los servicios sociales en momentos de crisis presupuestal.

Clinton se ha convertido en un propulsor de los programas de "workfare", alegando que el gobierno debe ayudar a las personas a que tomen los seguros sociales como "medio de encontrar trabajo, y no como forma de vida".

En Nueva York, el alcalde Rudolph Giuliani ya firmó contratos con varios sindicatos del sector público par asegurar que los recipientes de seguros sociales puedan encontrar puestos de trabajo que de otro modo serían eliminados.

Analistas estiman que entre 40.000 y 70.000 benficiarios de seguros de bienestar social ya están trabajando para la ciudad, enspecialmente en mantenimiento de parques, limpieza y ciertas tareas en hospitales.

Pero muchos participantes en el programa se quejan de que, a cambio de semanas completas de trabajo, a menudo reciben un paquete de beneficios de menor valor que los salarios correspondientes a las tareas que desempeñan.

"Son el sueño del jefe", dijo Holmes refiriéndose a los trabajadores bajo el sistema. "No tienen derechos y se les paga muy poco. Se los obliga a trabajar por nada, presionando los salarios a la baja y haciendo retroceder los derechos de los trabajadores", añadió.

Los programas de "workfare" funcionan en base a un concepto muy simple. Tras dos o tres años de recibir los seguros, los beneficiarios se ven forzados a trabajar para poder seguir percibiendo el dinero.

Por ejemplo, una madre soltera con dos hijos, bajo un programa típico, debería trabajar entre 36 y 42 horas, por lo cual recibirá quizás unos 350 dólares mensuales, 90 dólares en bonos para comprar alimentos y quizás 50 dólares semanales para pagar otros gastos como la atención de los hijos.

En conjunto, los beneficios dan a la trabajadora menos dinero que el que ganaría recibiendo el salario mínimo, el cual a fin de este año será de 5,15 dólares la hora. "Es una broma", afirma.

Algunos sindicatos, especialmente los que representan a empleados municipales, denuncian que la disparidad de salarios entre un miembro de un sindicato y un trabajador de los programas sociales tienta a las autoridades públicas a preferir a los últimos.

Según algunos estudios preliminares del departamento de saneamiento de Nueva York, los trabajadores de los programas sociales ganan una onceava parte que los recolectores de basura, y carecen de los beneficios de salud, jubilación y vacaciones garantizados por el sindicato.

Los beneficiarios de la seguridad social están desempeñando los trabajos que antes hacían los trabajadores de sindicatos, lo cual es "una gran amenaza a los trabajadores municipales y sus sindicatos, y también a los del sector privado", dijo Holmes.

La coalición de sindicatos AFL-CIO, no emitió un juicio terminante sobre el sistema, aunque muchos sindicatos protestan su implementación antes de que se estudien las consecuencias.

Bajo las nuevas leyes, los estados deben presentar a Washington sus planes subrayando cómo pretenden reducir las listas de beneficiarios de seguros para evitar sanciones.

Hasta ahora, 38 estados presentaron planes tentativos. La mayoría de los estados se sumaron al "workfare" como forma rápida, aunque aún experimental, de reducir en dos o tres años sus poblaciones dependientes de seguros.

Sin embargo, en estados como Nueva York, donde desde hace dos décadas se llevan a cabo experiencias con el sistema, no hay señales claras de que los beneficiarios tendrán puestos de trabajo permanentes. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/lp/lb-ip/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe