Cuba pone atención en las pérdidas por la contaminación

El mar invade impetuoso el habitualmente concurrido malecón de La Habana. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“¿Cuánto vale una especie? ¿Qué precio tiene el servicio que brinda un río o un bosque?”. Con estas preguntas, la bióloga María Elena Perdomo insta a que en Cuba se tengan más en cuenta los costos ambientales, un asunto que parece asomar en la reforma económica en curso.

“Los efectos del cambio climático reducen la biodiversidad, deterioran la calidad de vida, cambian los atributos del paisaje y dejan grandes secuelas sociales. Sin embargo, ¿cuánto significa esto en términos económicos?”, cuestiona la investigadora del Centro de Estudios y Servicios Ambientales de Villa Clara, ubicado a 268 kilómetros de La Habana.

En entrevista con IPS, la experta planteó que este tipo de análisis tiene que estar más presente a la hora de escoger entre cuidar el entorno y no hacerlo, de estructurar proyectos ecológicos, en los mensajes y programas de educación ambiental o cuando se encaran obras que implican afectaciones en zonas vulnerables.

“Una vía para determinar el valor de un servicio, recurso o ecosistema es considerar cuánto costaría reemplazarlo de no estar disponible”, abundó. “¿Cuánto se pierde tras un ciclón o una sequía prolongada? ¿Cuánto costará llevar agua limpia hasta las tierras cultivables que quedaron sin fuentes?”, ejemplificó Perdomo.

[pullquote]3[/pullquote]En Cuba, como en otras naciones de la región del Caribe, los efectos del recalentamiento planetario impactarán sobre todo a las áreas costeras, aunque por doquier se sentirán cada vez con más fuerza eventos extremos, como las olas de calor, sequías prolongadas y lluvias intensas. Se reducirá el agua potable, las tierras fértiles y la biodiversidad, entre otros.

Alrededor de 79 asentamientos costeros serán afectados y 15 desaparecerán hacia 2050 si este país de gobierno socialista no toma las medidas de adaptación frente al pronóstico de que 2,32 por ciento del territorio nacional quedará para entonces sumergido de forma permanente, según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Por ello, la conservación y recuperación de áreas naturales que contribuyan a mitigar la elevación de las temperaturas es también un reto para los 11,2 millones de cubanos y la economía del país que intenta salir de una severa crisis de más de 20 años.

El programa estratégico de la reforma económica y social encauzada por el gobierno de Raúl Castro desde 2008 incluye reducir los problemas ambientales. No obstante, este año se hizo más visible esa línea de trabajo al priorizar el aprovechamiento de las fuentes renovables de energía, mucho menos contaminantes que los hidrocarburos.

Las autoridades realizan inversiones para que en 2030 alrededor de 10 por ciento de la energía consumida en el país provenga del aire, el sol y el agua, entre otras fuentes renovables, trascendió este mes.

Además, la cartera logró un macroproyecto, que considera los impactos del cambio climático de 2050 a 2100 y establece acciones de adaptación en escenarios de peligro y vulnerabilidad de las zonas costeras.

[related_articles]“Muchas veces no se dispone de una evaluación cuantitativa confiable de los recursos naturales”, continúa Perdomo. Otros problemas identificados, añadió, son la carencia de “financiamiento para la restauración, las comunidades carecen de poder de decisión” y que “la educación ambiental no tiene el apoyo financiero requerido”.

Un estudio publicado el año pasado por la Revista Cubana de Geografía estimó que el costo total de la recuperación de la franja boscosa en la ribera del río Guanabo, en la capital cubana, ascendería a 825.436 dólares, a partir de datos de la estatal Unidad Silvícola de La Habana.

Para restablecer los daños ocasionados por la acción humana en la vegetación de la cuenca de este afluente, la investigación señaló que se requiere reconstruir el bosque, el cuabal (árbol silvestre) y los manglares, entre otros manejos, y esperar la regeneración natural.

Toda esta actividad de recuperación se extenderá hasta 2022, indica el texto titulado “Valoración económica de las afectaciones ambientales al recurso bosque en la franja hidrorreguladora de la corriente principal del río Guanabo, La Habana, Cuba”.

Esta área ha sido explotada indiscriminadamente durante años, trayendo como consecuencia la fragmentación y destrucción de los bosques, la erosión de los cauces y la contaminación con sedimentos de los cuerpos de agua, entre otras, revela el estudio. Si se mantiene la inacción frente a este fenómeno, se elevarán más los costos, alertó.

La estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información informó que Cuba elevó en 2012 poco más de 37 millones de dólares las inversiones en cuidados ambientales respecto del año precedente. Sin embargo, los gastos en cuencas hidrográficas de interés nacional se redujeron unos 81.000 dólares en igual período.

El informe “Panorama social para América Latina 2012”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, indica que el ambiente estuvo entre los sectores menos atendidos en las últimas dos décadas en la región. Cada país del área destinó en ese período en promedio 0,2 por ciento del gasto público a acciones medioambientales, de saneamiento, viviendas y agua potable.

“La comunidad tiene que ser un ente mitigador y no un agente que contribuya a acelerar el cambio climático”, dijo a IPS la coordinadora del proyecto educativo y ecológico habanero Ando Reforestando, Sandra Ribalta. “Nuestra población ve este fenómeno como algo futuro o simplemente no está sensibilizada al respecto”, indicó.

Por su parte, la comunicadora ambiental Alba Camejo opinó, en exclusiva a IPS, que “sí se están haciendo cosas, pero falta divulgación”.

Por ello, emprendió Árbol de Vida, una iniciativa que divulga acciones ecológicas a través de un sitio web y una lista de más de 10.000 direcciones de correo electrónico.

La primera semana de este mes, la occidental provincia de Pinar del Río fue azotada por la tormenta tropical Andrea, que trajo casi el doble de lluvias registradas como media histórica para junio en el territorio. Las autoridades locales registran ahora los daños ambientales del evento junto con las pérdidas agrícolas y la vivienda, entre otras.

Según reportes preliminares, la estatal Unidad Provincial de Medio Ambiente de esta provincia identificó daños en las dunas de la playa Boca de Galafre. Según datos ofrecidos a la prensa local, el diluvio pudo causar deforestación en determinados puntos, entre otros estragos.

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