MÉXICO: Slim, un rey sin corona

Si México fuera una monarquía, Carlos Slim sería el rey. Así describen el poder de este empresario, el tercero más rico del mundo, los pocos observadores que se atreven a cuestionarlo y a poner en duda el origen y manejo de su fortuna.

En un país de 103 millones de habitantes, de los cuales 40 millones son pobres, Slim recorrió en los últimos años un meteórico ascenso en el club de los ricos hasta acumular una fortuna de 30.000 millones de dólares..

Según informó el jueves la revista de negocios Forbes, el mexicano tiene ahora una riqueza sólo menor a las de los estadounidenses Bill Gates, dueño de Microsoft, y Warren Buffet, inversionista.

El dinero de Slim, dueño del conglomerado de firmas mercantiles Carso, comenzó a multiplicarse con rapidez desde mediados de 1990, cuando compró por unos 400 millones de dólares a la entonces empresa estatal Teléfonos de México (Telmex), que según diversas investigaciones valía por entonces 12.000 millones de dólares.

La decisión de privatizar esa compañía estatal fue tomada por quien era entonces amigo de Slim y presidente de México, Carlos Salinas (1988-1994). El empresario niega el favor y la amistad. Sin embargo, en aquellos años ambos viajaban y aparecían periódicamente juntos.

Hoy Telmex controla 94 por ciento de las líneas fijas de teléfonos en México y 80 de las móviles. A través de varias inversiones es además parte de la telefonía en varios países de América Latina y Estados Unidos.

El desempeño económico de México está afectado por la resistencia a competir de las empresas "altamente dominantes", como las de telecomunicaciones, dijo el miércoles el director del Banco de México (Central), Guillermo Ortiz, en tácita referencia a Telmex.

Esa firma ha sido denunciada por compañías extranjeras por usar su poder e influencia para impedirles ingresar a la competencia por el mercado mexicano.

Según el periodista José Martínez, quien en 2002 publicó una biografía del empresario nacido en 1940 y descendiente de emigrantes libaneses, "Slim hizo su fortuna como beneficiario del poder político priísta (Partido Revolucionario Institucional) en el gobierno de Salinas".

El autor recordó en entrevista con IPS que Slim participó con dinero en las campañas electorales de Salinas y de varios otros políticos del PRI, que gobernó México entre 1929 y 2000.

Cuando ganó la Presidencia Vicente Fox, el primero ajeno al PRI, se observó a Slim reunido con el candidato perdedor del entonces oficialismo. Pero poco después, aceptó las invitaciones del nuevo mandatario para acompañarlo en viajes al exterior y se sumó como consejero de la empresa estatal de petróleos Pemex.

"Es un hombre poderoso que ha sabido estar con Dios y con el diablo", sostiene Martínez.

Denise Dresser, profesora de ciencias políticas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, opina que Slim, a quien se apoda el Rey Midas, es "el hombre de quien se habla en tonos portentosos. De quien se habla con miedo. De quien se habla con admiración. El que todo lo mueve, todo lo controla, todo lo compra. El que está por encima de la autoridad del gobierno y la vigilancia de los medios".

En los medios de comunicación es casi imposible encontrar una crítica a Slim. Según comentan en voz baja muchos periodistas, cuestionar a ese empresario está vetado.

El tercer hombre más rico del mundo promovió en 2005 la firma del llamado Acuerdo de Chapultepec, al que se adhirieron cientos de empresarios, el gobierno de Fox y los partidos políticos. En ese documento se indica que México sólo progresará si se promueve el respeto al Estado de derecho, la seguridad fiscal y jurídica y el crecimiento económico.

Durante la gestión del izquierdista Andrés López Obrador como alcalde de la capital (2001-2005), Slim invirtió grandes sumas en un proyecto municipal para modernizar el centro histórico de la ciudad.

Hoy, el ex alcalde es el mejor ubicado en las encuestas que miden la intención de voto a los postulantes a la Presidencia en las elecciones de julio.

En los años 90, Slim, dueño de un emporio que incluye telecomunicaciones, bancos, tiendas, restaurantes, tabacaleras e inversiones millonarias en medios de comunicación de México y el exterior, ni siquiera aparecía en Forbes.

Pero en 2003 ya estaba en el puesto 35 entre las personas más ricas, en 2004 se ubicó en el 13, en 2005 en el cuarto y ahora está tercero.

Entre las fuerzas económicas de México, nadie es más poderoso que Slim, sostiene el periodista Martínez.

"Si México fuese una monarquía, los Slim serían nuestra familia real y Carlos el rey", apunta este autor.

Casi todos los hombres y mujeres más ricos de México sembraron sus fortunas durante los gobiernos del PRI, partido que hasta 1997, cuando perdió por primera vez su mayoría absoluta en el Poder Legislativo, manejaba todos los hilos del poder, sin rendir cuentas de ello.

De los 10 mexicanos que aparecen en la última lista de más ricos de Forbes, todos construyeron sus fortunas cuando el PRI gobernaba.

Mientras ellos disfrutan de sus riquezas, millones siguen pobres en México, uno de los países de mayor desigualdad social de América Latina. Los ingresos de los más ricos son 25 veces mayores que los de los más pobres, una brecha que no se ha reducido en 21 años.

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