Cuentos sobre nieve: «Muy poca y demasiado tarde», coinciden expertos en el clima

Las nevadas tardías en la región de Gilgit-Baltistan, en Pakistán, pueden ser una anomalía o una indicación de los impactos del cambio climático, que trae patrones climáticos erráticos y a veces devastadores. Pero sea como sea, los expertos de la región creen que no se está invirtiendo lo suficiente en el desarrollo de capacidades, sistemas e infraestructura para mejorar la resiliencia.

El complejo One Open Sky Glamp, en el lago Mahodand, en Swat, en Pakistán, muestra la falta de nieve este invierno boreal, en comparación con el año anterior. Las condiciones climáticas inciertas están teniendo un impacto en los negocios. Imagen: Noorulhuda Shaheen

KARACHI – El esquiador alpino Muhammad Karim, de 28 años, pasó el invierno con la vista puesta en el cielo, deseando y esperando nieve profunda y abundante. «Mi sustento cotidiano dependen de la nieve», dijo el atleta olímpico y entrenador deportivo en la estación de esquí de Naltar, en el valle del mismo nombre enclavado en la pakistaní cordillera Karakoram de Gilgit-Baltistan.

Al frente de las secciones de hockey sobre hielo y esquí alpino de la Federación de Esquí de Pakistán y a pocas semanas de la competición nacional de esquí, que tendrá lugar entre el 14 y el 20 de febrero en Naltar,  Karim pasó muchas noches sin dormir porque no había nevado después de una ligera capa de “media pulgada” en noviembre, y era posible que se tuviese que cancelar la justa deportiva.

Pero como predijo el Departamento Meteorológico, las nevadas comenzaron el 28 de enero y «continuarán durante unos días», dijo  Sardar Sarfaraz, jefe de meteorología del Departamento Meteorológico de Pakistán, con sede en Karachi, la ciudad más poblada del país y capital de suroriental provincia de Sind.

Pero todavía no son buenas noticias.

«Es demasiado liviana», lamentó Karim a IPS por teléfono desde Naltar. «Todavía no estamos seguros sobre el evento», añadió.

Sin días fríos y prolongados después de las nevadas, la nieve se derretirá, reconoció Sarfaraz, y continuó: «Tampoco compensará la reducción de casi 80-90 % de precipitaciones que sufrió el país en diciembre y enero».

«Es muy poca y demasiado tarde», dijo Sher Mohammad, experto en criosfera del Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas (Icimod, en inglés), con sede en Nepal, en un intercambio con IPS por correo electrónico desde Katmandú.

Este año ha sido bastante inusual. Ha sido un invierno casi sin nieve en la región norte de las cordilleras del Himalaya, Hindukush y Karakoram.

«Normalmente experimentamos las primeras nevadas a fines de octubre en algunas partes de GB, y esto continúa hasta bien entrado marzo», dijo a IPS Shehzad Shigri, director de la Agencia de Protección Ambiental de Gilgit-Baltistán, desde la ciudad de Gilgit.

Debido a los efectos del fenómeno de El Niño,  «el invierno ha sido más suave», afirmó. Las temperaturas registradas por las siete estaciones meteorológicas, sin embargo, muestran «un aumento de 0,5 grados centígrados en promedio en la región desde 1983, y una disminución de las precipitaciones (lluvia y nieve) de 8,4 milímetros», afirmó Shigri.

Las nevadas se han retrasado este año, como lo muestran estas fotografías de un jeep en Shahi Ground en Kalam, en Swat, en el norteño estado pakistaní de Jaiber Pastunjuá, tomadas en enero de 2022 y 2024. Imagen: Khalil Wahab

Arun Bhakta Shrestha, experto en clima del Icimod, subrayó que detrás de la inestabilidad climática está el calentamiento global. Eso explica, dijo,  la «inusual ausencia de nevadas en el Himalaya, Hindu Kush y Karakoram este invierno, que atribuyó a «temperaturas más cálidas y menos días y noches fríos».

«En general, en Pakistán las noches son 0,5°C más cálidas, lo que significa que experimentamos, en promedio, de ocho a 10 días fríos menos», corroboró Sarfaraz.

«Esta anomalía climática altera los patrones climáticos normales, influenciados por condiciones extremas de La Niña-El Niño y alteraciones generadas por las Perturbaciones del Oeste», advirtió Shrestha. Esas perturbaciones son sistemas climáticos que causan precipitaciones en la región del Himalaya occidental durante sus meses de invierno.

A su juicio, «estos cambios, emblemáticos de la crisis climática, plantean una amenaza significativa para las comunidades de montaña y la seguridad hídrica en la región HinduKush-Himalaya».

Pero Sarfaraz está convencido de que El Niño no es el culpable de que llueva menos que el promedio.

«Las menores precipitaciones en invierno no se deben a El Niño, ya que afecta el verano y las lluvias monzónicas», insistió, afirmando que las lluvias en invierno, en Pakistán, están relacionadas con la Oscilación del Atlántico Norte, que » si es positivo, trae una buena cantidad de lluvia, y si es negativo, trae menos.»

También es prematuro atribuir un invierno excepcional sin nieve al «cambio climático», porque a su juicio «esto no está demostrado científicamente».

En 2023, según los científicos del clima, con temperaturas promedio de 1,34 a 1,54°C por encima de lo antes habitual, fue el año más caluroso desde 1850-1900, la llamada era preindustrial. Muchos científicos predicen que el año 2024 podría ser más caluroso.

Imagen satelital de las nevadas en el valle de Kalam, en Hindu Kush, en Pakistán, durante los inviernos de 2024 y 2023. Imagen: Icimod

Ya sea antropogénico o natural, un cambio en el frágil ecosistema montañoso «puede tener consecuencias de gran alcance para las comunidades en comparación con las terrestres», afirmó Shigri.

Si las noches son de insomnio, los días no han sido más fáciles para el esquiador Karim. «Me paso el día recibiendo actualizaciones sobre el clima y reprogramando nuestros planes». Y paralelamente, añadió, le bombardean con llamadas telefónicas de atletas ansiosos desde todo el país, que le preguntan si el evento se llevará a cabo o se anulará.

Para evitar esto último, se ha comenzado a producir nieve artificial.

«Hemos conseguido cubrir 20 % de la pista Wildboar, donde se celebrará la competición, pero falta cubrir otro 30 % antes del 13 de febrero», afirmó el entrenador.

La nieve artificial no solo es una operación costosa; Karim dijo que también se requiere una cierta temperatura, sin la cual la nieve se derretirá. Tras estar deslizándose por la nieve natural desde que tenía cuatro años, reconoce que no le entusiasma para nada la de imitación.

«No se puede deslizar tan suavemente como sobre la nieve natural», explicó.

Pero Karim no es el único cuya vida depende de la nieve.

Ha sido necesario añadir nieve artificial en la ladera de Wildbore y otras estaciones de ski. Imagen: Federación de Esquí de Pakistán

Al igual que en Naltar, la pista desnuda de la estación de esquí de Malam Jabba, en el distrito de Swat, estaba siendo cubierta con nieve artificial para generar cierta actividad económica antes de que comenzara a nevar en la víspera del 27 de enero.

«La temporada ha sido bastante mala», admitió Afkaar Hussain, portavoz de la estación de esquí de Malam Jabba. Desde atender hasta 3500 clientes por día el año pasado, el número se ha reducido a 500 por día, y la mayoría llega solo durante los fines de semana.

Hussain dijo que habitualmente viene gente de todo Pakistán, a veces incluso durante el fin de semana o simplemente para un viaje de un día si están cerca, para disfrutar de las nevadas, esquiar, hacer snowboard, hacer tirolesa o simplemente subir al hotel en la cima de la pendiente en una aerosilla para capturar las espléndidas vistas cubiertas de nieve.

«El año pasado este lugar estaba a tope; no sabía cuándo empezaba y terminaba el día. Este año he estado bastante libre, pero espero que esta nevada atraiga a los turistas de vuelta a la ciudad, aunque sea un poco tarde y la temporada navideña ya haya terminado en la llanura», afirmó.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Kalam, otra localidad del valle de Swat, en la norteña provincia de Jaiber Pastunjuá, donde la primera nevada suele caer a mediados de noviembre y continúa hasta bien entrado marzo, con nieve de hasta dos metros y medio, también recibió su primera gran cuota de nieve el 27 de enero.

«Barbacoas, interminables tazas de té y disfrutar de música en vivo alrededor de una hoguera es algo común en Kalam en la temporada de invierno», recordó Noorulhuda Shaheen, de 30 años, que tiene una instalación turística y hotelera en la localidad. Agregó que el flujo de visitantes era tal que las habitaciones de hotel se reservaban con meses de anticipación, en el pasado.

Al ver el gran negocio que podía llegar a ser, decidió abrir en 2022 cuatro tiendas de campaña de lujo (donde los más aventureros hacen ‘glamping’) en el camping del famoso lago Mahodand, aproximadamente a una hora y media en jeep desde Kalam.

«Me fue muy bien cuando comenzó la primavera, pero luego, en agosto, las inundaciones dieron un golpe mortal al turismo. El año pasado hubo unos cuatro pies de nieve, pero debido a la situación económica del condado, el negocio no mejoró», explicó Shaheen.

Esperaba resarcirse en la actual estación del invierno boreal, que va de diciembre a marzo,

Pero hasta ahora no ha ocurrido, aunque todavía cree que cuando acaben las actuales nevadas tardías y salga finalmente el sol,  la gente tenga ganas de acudir en masa al valle.

«Mis cabañas están bien equipadas para mantener calientes a los turistas; es simplemente mágico en este momento», dijo después de visitar el lugar tras la última nevada.

Pero lo preocupante no es sólo la falta de turistas.

Las nevadas de fines de enero podrían ser demasiado tardías para salvar los medios de vida esta temporada. Imagen: Noorulhuda Shaheen

Los habitantes de las montañas dependen de los recursos naturales para su sustento y practican la agricultura en pequeña escala. El impacto de un invierno casi sin nieve puede ser devastador para su pueblo, afirmó Shaheen. «Esto significará que nuestros manantiales se secarán cuando toda la población se dedique al pastoreo y dependa de la agricultura de subsistencia y la cría de ganado», dijo.

Un blog reciente en el sitio web de Icimod lo explica mejor.

«La capa de nieve generalmente actúa como una manta aislante, protegiendo los cultivos inactivos, permitiendo el crecimiento de las raíces, evitando la penetración de las heladas y protegiendo el suelo de la erosión. La reducción de las nevadas y las lluvias irregulares en la región del Himalaya tienen el potencial de causar impactos ecológicos adversos en la región, incluso en el agua y la agrosilvicultura», indica.

Pero si las temperaturas aumentan, lo que bien podría suceder, como señaló Shigri, esta nevada tardía será aún más problemática. «Provocará inundaciones repentinas e inundaciones por desbordamiento de lagos glaciales, que arrasarán con casas, huertos y ganado», afirmó.

Si esto se convierte en la norma, la ausencia repetida de nevadas puede acelerar el retroceso de los glaciares, dijo Ali Tauqeer Sheikh, experto en cambio climático y desarrollo sostenible que vive en Islamabad.

«También es posible que, en lugar de menos agua río abajo, haya cantidades mucho mayores si se producen olas de calor en la cuenca superior del Indo. Esto puede causar flujos de agua más anticipados (que los patrones históricos) e irregulares», planteó.

Si bien los expertos pueden vacilar sobre una explicación segura para el actual episodio de ausencia/muy poca nieve, el experto en clima Imran Khalid, con sede en Islamabad, que trabaja con WWF-Pakistán, dijo que estos episodios con «muy poca o demasiada precipitación» se siguen experimentando debido al calentamiento global.

«Por lo tanto, es necesario implementar planes y políticas para abordar escenarios tan extremos. Esto debería implicar mejorar la capacidad de las comunidades locales para planificar, así como el uso de instrumentos como mecanismos de seguro para una respuesta eficaz», afirmó.

«Debemos prepararnos para los impactos», coincidió Vaqar Zakaria, director de Hagler Bailly Pakistan, una firma de consultoría ambiental con sede en Islamabad, pero argumentó: «No estamos invirtiendo en el desarrollo de capacidades, sistemas e infraestructura para mejorar la resiliencia. Lo que más me preocuparía es tener menos agua para cultivos, pastos y microcentrales hidroeléctricas.

Y, añadió Sheikh, «en lugar de hacer sonar las alarmas, debemos estudiar las tendencias más de cerca y durante períodos de tiempo más largos, en lugar de solo una o dos temporadas».

Aun así, hay otros que dicen que Pakistán, que no es un gran emisor, pero está en el ojo de una tormenta climática, podría presentar argumentos sólidos para acceder al Fondo de Pérdidas y Daños.

«Los mecanismos para el desembolso de fondos (los pocos que hay disponibles) están todavía en sus inicios y, como tales, no se puede confiar en ellos para abordar las necesidades inmediatas de las comunidades», afirmó Khalid.

«Dudo que nuestras instituciones puedan presentar una buena propuesta a tiempo», afirmó Zakaria.

Por lo tanto, dijo Khalid, ante la probabilidad de que se repitan episodios de aberración climática, Pakistán debe desarrollar mecanismos eficaces para la adaptación climática a nivel local. «Tener un plan de adaptación eficaz puede servir para disuadir pérdidas y daños inmediatos», señaló.

Zakaria, sin embargo, se mostró escéptico. Para quienes están al mando, dijo, «los pobres y vulnerables, los más afectados por el cambio climático, no figuran en el proceso de asignación de recursos».

T: MLM / ED: EG

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