LA HABANA – El cubano Félix Morffi respalda las necesidades energéticas de su vivienda con ayuda del sol, en algunos casos mediante soluciones artesanales que aprovechan al máximo una fuente alternativa muy abundante en Cuba, pero todavía poco explotada.
Con dos tanques, cristal, láminas de aluminio, además de bloques, arena y cemento para la instalación, este jubilado de 86 años creó en 2006 el calentador solar que satisface los requerimientos hogareños.
“Lo construyes hoy y mañana tienes agua caliente; lo puede hacer cualquiera, y si tiene un poco de asesoría, mejor”, enfatizó el otrora técnico medio en reparación de maquinarias y herramientas residente en el municipio de Regla, uno de los 15 que conforman La Habana.
También diseñó un secadero para deshidratar frutas, especias y tubérculos con el calor solar, el cual ensambló en su mayoría con productos reciclados como recortes de madera, nylon, acrílico y planchas de aluminio.
En el techo de la vivienda, 16 paneles fotovoltaicos importados en 2019 aportan cinco kilowatts de potencia (kWp) y respaldan las labores del pequeño taller de reparación automotriz a empresas estatales y particulares, el emprendimiento autónomo que impulsa Morffi en una parte del terreno de la casa.
Además de cubrir las necesidades hogareñas, el excedente de electricidad es aportado al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
A juicio de Morffi falta una mayor capacitación del personal implicado en varios procesos, y enumeró desde demoras de más de un año entre la firma del contrato con la Unión Eléctrica y el inicio del pago por los excedentes de energía abonados al SEN, hasta “incongruencia con respecto al montaje” de los equipos.
Aunque existe una política nacional sobre fuentes renovables de energía, “todavía hay mucho desconocimiento y pocos deseos de hacer las cosas, y hacerlas bien… hay que sensibilizar a la gente”, argumentó.
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Este innovador cree que a contrapelo de las condiciones económicas, con un poco de ingenio puede sacarse provecho de los elementos naturales, porque “el sol sale para todo el mundo; el aire está ahí y no te cuesta nada, pero la riqueza de uno está en el cerebro”.
Al fondo de la vivienda, un pequeño panel fotovoltaico mantiene el flujo de agua de un pozo para aves domésticas y el estanque artificial donde serpentean variedades de peces ornamentales, además de tilapias para el consumo familiar.
En el terreno se encuentra avanzada la construcción de un pequeño biodigestor, de unos cuatro metros cúbicos, que ayudará a la cocción de alimentos, a partir del gas metano resultante de la descomposición de las excretas de animales y desechos de cosechas.
Morffi, quien gestiona estas actividades con el respaldo de varios miembros de la familia, también planea importar tres pequeños aerogeneradores de 0,5 kWp cada uno y un nuevo lote de paneles solares fotovoltaicos de 4 kWp.
Su visión es convertir la vivienda en un espacio para la producción y promoción de las energías renovables en Cuba.
Para ello cuenta con el respaldo de la no gubernamental Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y el Respeto Ambiental (Cubasolar), de la cual Morffi es miembro desde 2004.
Desde 2014, Cuba dispone de la Política para el desarrollo perspectivo de las fuentes renovables de energía y su uso eficiente y en 2019, el decreto ley 345 estableció regulaciones para aumentar la participación de estas en la generación de electricidad y disminuir progresivamente la de los combustibles fósiles.
Según estudios, este archipiélago del Caribe de más de 110 800 kilómetros cuadrados y una media anual de 330 días soleados recibe una radiación solar promedio de más de cinco kilowatts por metro cuadrado al día, considerada alta y con enormes potencialidades para su uso energético.
El programa fotovoltaico aparece como el más adelantado y con mejores oportunidades de crecimiento. En la última década se construyeron varios parques solares fotovoltaicos que aportan más de 75 % de la energía renovable que aquí se produce.
No obstante, las fuentes limpias apenas significan 5 % de la generación eléctrica en la isla, un panorama que las autoridades quieren transformar radicalmente, con una ambiciosa meta que propone 37 % de participación para 2030.
ED: EG
