Crece la cortina de humo por la covid-19 en América Latina

La covid-19 en América Latina ha actuado de “cortina de humo” para diversas crisis actuales.
Incendio forestal fuera de control quema el área del Pantanal brasileño en la zona rural de Pocone, Mato Grosso, Brasil, el 19 de agosto de 2020, en el incendio más grande jamás registrado en el rico bioma. Foto: Gustavo Basso/NurPhoto/PA Images

Con la pandemia de covid-19 que asola a América Latina, y que ya dura casi nueve meses, la región sufrió fuertes deterioros en problemas que ya se estaban saliendo de control.

El año 2020 está siendo el escenario de una pandemia que ya ha costado más de 1,2 millones de vidas – 400 000 de ellas en América Latina. Un fenómeno de esta magnitud está destinado a abrumar nuestra atención global – y colonizar todos los titulares.

A pesar de que esto es comprensible, la cortina de humo que se ha levantado en toda América Latina es cada vez más espesa, tapando la situación de algunas crisis latentes que no hacen más que agravarse. Si se consigue traspasar esa cortina vemos, por ejemplo, preocupantes aumentos en la magnitud de las cifras de crímenes ambientales y de violencia basada en género.

Incendios en el Amazonas

Las noticias de los incendios en el Amazonas brasileño circularon alrededor del mundo en agosto de 2019, un asunto que permaneció en los trending topics mundiales durante varias semanas. Líderes mundiales y celebridades con millones de seguidores en redes se conmocionaron por la situación y la denunciaron.

Sin embargo, aunque la magnitud de la superficie arrasada por los incendios se ha más que duplicado con respecto a 2019, no hemos visto nada parecido este año.

Como muestra la BBC, el número de incendios en la región amazónica de Brasil en octubre de 2020 fue más del doble que en el mismo mes del año pasado, según datos satelitales. El Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe) registró 17 326 incendios en el Amazonas, en comparación con los 7855 de octubre de 2019, un aumento de 121%.

Y el Amazonas no es el único bioma brasileño en peligro. El Pantanal – el área de humedales tropicales más grande del mundo – arde en llamas hace meses, sufriendo el peor octubre de su historia en número de incendios desde que comenzaron los registros.

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BBC

El domingo 1 de noviembre, el Inpe reportó 2856 incendios en la región del Pantanal el mes pasado.

El gobierno de Jair Bolsonaro es conocido por promover el extractivismo y por ser fuertemente antiambiental. Él y sus ministros dejaron claro que pretendían utilizar la atención desviada por la pandemia para relajar leyes ambientales, como lo expresó el ministro del Medio Ambiente, Ricardo Salles, en una reunión del 22 de abril, cínicamente coincidiendo con la celebración del Día de la Tierra.

Los crímenes ambientales en Brasil son parte de la agenda de gobierno bolsonarista, y necesitan traspasar la cortina covid-19 y captar la constante atención de la sociedad civil, los medios de comunicación y la comunidad internacional.

Feminicidios: el caso de Argentina

Si América Latina ya era la región más letal para las mujeres, este año 2020 esta situación se consolidó. En 2018, 12 mujeres fueron asesinadas al día como resultado de la violencia basada en género, según un reporte de ONU Mujeres; una realidad que ha sido agravada por la pandemia.

En solo los primeros 20 días después de declarada la cuarentena en Argentina, 18 mujeres fueron asesinadas por sus parejas. Las llamadas telefónicas a líneas dedicadas a prestar ayuda en casos de violencia doméstica aumentaron en  39%.

Entre el 1 de enero y el 31 de octubre, Argentina – el país que puso en marcha el poderoso movimiento “Ni Una Menos” – ha registrado por lo menos 275 asesinatos de mujeres, travestis y trans por su condición de género. De etas muertes, 227 son consideradas feminicidios directos. Casi 200 de los asesinatos ocurrieron durante el período de cuarentena.

La semana pasada, el caso de Paola Tacacho indignó a los argentinos. Tacacho, una profesora de inglés, fue apuñalada en la espalda en pleno centro de San Miguel de Tucumán, capital de la norteña provincia de Tucumán, como reportó Semana.

El agresor era su exalumno. Mauricio Parada Parejas estuvo en una de sus clases en el 2015 y, durante cincos largos años, atormentó y acosó a Tacacho, llegando a amenazarla de muerte, según el reporte referido.

Las amenazas se materializaron  30 de octubre, cuando la mató delante de varias personas, antes de usar el mismo cuchillo contra sí mismo. Tacacho lo había denunciado 14 veces ante la justicia.

“Paola venía denunciándolo en la Justicia desde 2015. Nadie la tomó en serio… A Paola la mató el Estado”, escribió la periodista tucumana Mariana Romero.

“Violación culposa”: la legitimación de la impunidad en Brasil

En septiembre de este año, el empresario André de Camargo Aranha compareció ante un juez en Florianópolis, capital del estado brasileño de Santa Catarina, después de ser acusado de violación por la influencer Mariana Ferrer en 2018.

El juez absolvió a Aranha, calificando el crimen como “violación culposa”, cuando no hay intención de violar a la víctima, una figura que no tiene precedente en la Justicia brasileña. Es decir, violación culposa no existe

Ferrer, que en el momento del crimen tenía 21 años, estaba en una fiesta como promotora de eventos. Las cámaras de seguridad muestran a Aranha ayudando a Ferrer, que aparentaba caminar con dificultad. Ella cree que fue drogada la noche del crimen.

El juez Rudson Marcos absolvió a Aranha, calificando el crimen como “violación culposa”, cuando no hay intención de violar a la víctima, una figura que no tiene precedente en la Justicia brasileña. Es decir, violación culposa no existe.

Después de dos meses detrás de la cortina de humo, el caso de Ferrer se tornó viral esta semana cuando The Intercept Brasil publicó un video de la audiencia del caso, realizada de forma online por la pandemia, en el cual quedó en evidencia que la víctima sufrió humillación durante el proceso.

El video muestra al abogado de Aranha cuestionando si la víctima nunca había tenido relaciones sexuales antes del incidente, usando, no solamente el concepto machista de “virginidad”, sino también fotos que la víctima subía en sus redes sociales, como prueba de su carácter sexual – fotos que caracterizó como “ginecológicas”.

«Yo solo pido respeto, doctor, excelentísimo, yo solo estoy implorando que me tengan el mínimo respeto. Ni los acusados de asesinato son tratados de la forma en la que me están tratando, por el amor de Dios», le contesta Ferrer, visiblemente alterada.

El caso sacó a la luz la magnitud de los esfuerzos por parte del poder judicial para

garantizar la impunidad en casos de violencia contra la mujer. En Brasil, el Estado está dispuesto a inventar un delito, incluso en contra de la ley brasileña, para permitir que un hombre poderoso viole a una mujer sin sufrir consecuencias.

La covid-19 vino para quedarse. La pandemia se suma a la colección de crisis que asolan a América Latina.

La cortina de humo que levanta es muy espesa, pero no puede ser utilizada como excusa para hacer la vista gorda a realidades intolerables como la de las numerosísimas mujeres violentadas o la crisis climática que sigue destruyendo la Amazonia.

Este artículo fue publicado originalmente por democraciaAbierta.

RV: EG

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