Fue solo cuando Eva Muigai, de 17 años, estaba en el último trimestre que su familia descubrió que estaba embarazada. Muigai, una estudiante que vive con su familia en Gachie, en el centro de Kenia, había logrado disimular su gestación vistiendo ropa amplia.
«El plan era abortar pero estaba demasiado asustada. Una compañera de clase tuvo un aborto el año pasado y casi muere, así que seguí posponiéndolo, cuenta Muigai a IPS.
Cuando tenía cinco meses de gestación, reunió el coraje para ir con un primo a un centro comercial donde un hombre practica abortos, pero él se negó a hacerlo porque superaba los tres meses.
Un día, cuando ya estaba de siete meses, “simplemente se desmayé y mi madre trató de soltarme la ropa para que pudiera tomar más aire» y “entonces quedó claro que estaba embarazada», recuerda.
En abril, cuando faltaban dos semanas para la fecha de alumbramiento, Muigai tuvo que ser llevada de urgencia al hospital, por grandes calambres abdominales, y se la tuvo que practicar una cesárea de emergencia.
Su bebe recién nacido no sobrevivió y Muigai tuvo que volver al hospital una semana después por complicaciones postparto.
«Las complicaciones del embarazo y el parto son una de las principales causas de muertes y enfermedades prevenibles entre las adolescentes de 15 a 19 años en Kenia», dijo a IPS Angela Nguku, directora ejecutiva en Kenia de la Alianza Cinta Blanca para una Maternidad Segura.
La alianza está a la vanguardia en la defensa de la salud de los adolescentes y el acceso universal a la salud y los derechos sexuales y reproductivos en este país del este de África, en asociación con la campaña mundial de Deliver For Good, a favor de incorporar transversalmente la perspectiva de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Esa campaña promueve en particular 12 inversiones críticas en niñas y mujeres para impulsar un desarrollo inclusivo en la población y es desarrollada por Women Deliver, una organización internacional de defensa de la igualdad de género y la salud y los derechos de las niñas y las mujeres. Hasta ahora se han sumado más de 400 organizaciones a la campaña.
Tamara Windau-Melmer, gerente sénior de Youth Engagement (compromiso juvenil) en Women Deliver, explica que adolescentes a menudo se quedan atrás porque las políticas, los programas y las inversiones destinadas a apoyarlas no están diseñados de manera inclusiva y con perspectiva de género.
«Las adolescentes deben participar de manera significativa y auténtica en la toma de decisiones sobre sus propias vidas, especialmente en lo que respecta a la información y el acceso a la anticoncepción», dijo a IPS.
Windau-Melmer destaca que otro factor crítico es la educación sexual integral “ya que ofrece la oportunidad de llegar a las adolescentes con información y habilidades importantes para tomar el control de sus vidas y perseguir un futuro más brillante para ellas, sus familias y sus comunidades».
Pero esa educación sexual integral en Kenia es obstaculizada por los líderes religiosos, con gran control sobre este tipo de temas, lo que ha impedido hasta ahora que exista una política nacional sobre salud sexual y reproductiva dirigida a los adolescentes.
Por ello permanece también en el papel el compromisos adoptado por el gobierno de proporcionar servicios de salud sexual y reproductiva de calidad y asequibles para adolescentes, recuerda Nguku, de la Alianza Cinta Blanca, si bien en 2015 se actualizó formalmente una política de información y servicios de calidad en la materia para las adolescentes.
Las adolescentes representan aproximadamente una quinta parte de la población femenina keniana, de más de 26 millones. Las madres adolescentes aportan 14 por ciento de los nacimientos, según la más reciente encuesta demográfica y de salud de Kenia.
El internacional Instituto Guttmacher indica en una de sus investigaciones que 63 por ciento de los embarazos entre adolescentes en Kenia no son intencionales, como fue el caso de Muigai, y 35 por ciento de estos embarazos indeseados terminan en aborto.
Pero la investigación realizada por el Instituto Guttmacher muestra que en el país 54 por ciento de las mujeres adolescentes sexualmente activas muy insatisfecha su necesidad de acceder a métodos modernos de anticoncepción.
El estudio resalta que si las adolescentes contases con esos métodos de anticoncepción, los embarazos no deseados de este sector caerían en 73 por ciento en Kenia, porque las adolescentes representan 86 por ciento de las mujeres que quedan embarazadas sin desearlo.
El Instituto Guttmacher también concluye que una combinación de anticonceptivos modernos y de atención adecuada durante el embarazo para las adolescentes reduciría la mortalidad materna entre ellas en 76 por ciento. Actualmente las muertes maternas alcanzan el número de 450 cada año.
Estas sombrías estadísticas se contradicen con el impresionante progreso del país sobre el acceso a los anticonceptivos entre las mujeres jóvenes y adultas.
En la Cumbre de Planificación Familiar, celebrada en Londres en 2012, Kenia se comprometió a aumentar el acceso a los métodos de anticoncepción moderna a las mujeres casadas, hasta 58 por ciento, una meta que el país superó.
Actualmente, según datos del Ministerio de Salud, 61 por ciento de todas las mujeres usan algún método anticonceptivo, pero ese porcentaje baja a 40 por ciento en el caso de las adolescentes. Como resultado, casi una de cada cinco adolescentes ha tenido un parto de un niño vivo o está embarazada de su primer hijo, según ese ministerio.
«Nuestra sociedad es muy religiosa e incluso cuando las políticas permiten a las jóvenes acceder a todos los servicios de salud sexual y reproductiva a los que tienen derecho todas las mujeres, la situación es muy diferente en el terreno», dijo a IPS Georgina Nyambura, fundadora de Umoja Women Mobile Health Care , una organización comunitaria con más de 6000 miembros en todo el país.
Para abordar los temores de estigma y discriminación hacia las mujeres adolescentes, Nyambura insta al gobierno y a los actores del sector de la salud a revaluar la forma en que este grupo accede a los servicios, incluida la información sobre sexualidad.
Covid-19 revertirá logros
Una nueva amenaza se cierne sobre la concreción de los derechos sexuales y reproductivos de las adolescentes kenianas: la pandemia de la covid-19, de la que se han registrado en el país más de 1200 casos y que ha provocado una cuarentena nacional desde abril, con un toque de queda nocturno.
Para Grace Kanini, enfermera en uno de los hospitales de referencia de Kenia, la pandemia “solo ampliará la brecha existente entre las mujeres adolescentes y todos los servicios de salud sexual y reproductiva que necesitan. Los recursos humanos y financieros ahora se han destinado a combatir esta crisis de salud”.
«Por otro lado, las personas solo irán al hospital ahora si es una cuestión de vida o muerte. Las pandemias afectan nuestros comportamientos y patrones de búsqueda de servicios de salud» y eso pasará con las mujeres adolescentes con una vida sexual activa, aseguró.
T: MF