Asia piensa cómo hacer frente al envejecimiento poblacional

Una mujer de 70 años se ríe junto a su familia en una tienda de alimentos en Tachilek, Myanmar (Birmania). Crédito: Kibae Park/UN Photo.
Una mujer de 70 años se ríe junto a su familia en una tienda de alimentos en Tachilek, Myanmar (Birmania). Crédito: Kibae Park/UN Photo.

La estructura de las poblaciones ha cambiado mucho a lo largo de la historia, y la tendencia actual es que cada vez hay menos niños y más adultos mayores. Numerosos representantes asiáticos se reunieron para debatir sobre cómo crear sociedades sostenibles.

En la capital mongola de Ulaanbaatar, 40 parlamentarios debatieron sobre distintos asuntos como el envejecimiento y la natalidad, dos factores que ponen en riesgo el futuro de muchos países asiáticos.

“Es un paso esencial para mitigar el impacto del envejecimiento en los sistemas y las estructuras sociales con el fin de lograr los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”, destacó la directora del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Mongolia, Naomi Kitahara.

En 2030, Asia podría concentrar a más de 60 por ciento de todas las personas mayores de 65 años, según estimaciones de la consultora Deloitte.

Según la Comisión Económica y Social para Asia Pacífico, los países de la región tienen la mayor población de adultos mayores, quienes representan 56 por ciento de los habitantes de Asia Pacífico y 32 por ciento de la población mundial.

No solo el número de adultos mayores aumenta como nunca antes, sino que se acelera.

En Francia, la proporción de adultos mayores aumentó de siete por ciento a 20 por ciento en 150 años, al igual que Japón, pero en 40 años.

Kitahara mencionó el caso japonés como un ejemplo emblemático de estas dinámicas de población y de sus consecuencias.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, la tasa de natalidad en Japón era de 2,75 hijos por mujer en la década de los años 50, por encima del promedio de 2,1 considerada óptima para asegurar la estabilidad poblacional.

Pero en la actualidad, la natalidad se ubica en 1,44 nacimientos por mujer.

El Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social concluyó que de continuar esa tendencia, la población japonesa puede disminuir de los actuales 126 millones de habitantes a 88 millones, en 2065, y a 51 millones, en 2115.

Con menos niños y jóvenes se activa un círculo vicioso: menor población económicamente activa y disminución del gasto, debilitamiento de la economía, que disuade a las familias de tener hijos, lo que a su vez, tiene un impacto negativo en la economía.

“Sin la generación más joven, el sistema no se podrá mantener”, alertó el secretario general de la Asociación para el Desarrollo de la Población de Asia, Osamu Kusumoto, al ser consultado por IPS y subrayar la importancia de la natalidad.

“Para lograr los ODS es fundamental comprender la transición de la natalidad. Es necesario considerar políticas sociales adecuadas en la materia para mitigar los cambios rápidos”, explicó Kusumoto.

“La natalidad elevada y la extremadamente baja pueden perjudicar a la sociedad”, apuntó.

A su vez, como hay una esperanza de vida mayor, los adultos mayores representan actualmente 27 por ciento de la población japonesa, muy por encima de 15 por ciento, en Estados Unidos.

Eso significa menos ingresos y más gasto para el gobierno, y cuando el número de adultos mayores aumenta más rápido que la población económicamente activa, hay menos fondos para pensiones y seguridad social, lo que perjudica a la economía.

El debate parlamentario coincide con un momento de gran preocupación en muchos países asiáticos, que podrían seguir la tendencia japonesa.

“La reunión ofrece a los países la oportunidad de aprender de los desafíos actuales, así como de los logros; así como compartir experiencias”, explicó Kitahara.

Y no es ninguna coincidencia que la reunión ocurra en Mongolia.

Ese país, al igual que muchos otros de Asia, mantuvo una natalidad estable de 3,1 y un envejecimiento lento, con seis por ciento de adultos mayores. Eso se debió, en gran parte, a su política demográfica, que permitió no solo el crecimiento de la población, sino también de la economía.

Por ejemplo, la nueva Ley de Desarrollo de la Juventud ayuda a los jóvenes en cuestiones de economía, empleo, salud y educación a través del Fondo de Desarrollo de la Juventud, que facilita el acceso a recursos económicos.

La nueva política también llevó a la creación de centros para el desarrollo de los jóvenes en todo el país, los que se concentran en el desarrollo de sus capacidades, su resiliencia y la autonomía adulta.

Este país de Asia Pacífico es uno de los pocos de la región con una ley especial para ayudar a los jóvenes. Pero hace falta más, apuntó Kitahara.

“Para alcanzar los ODS para 2030, Mongolia debe concentrarse en cuestiones sociales y demográficas, así como disponer fondos para aspectos sociales y ambientales vinculados al desarrollo sostenible”, precisó.

“Por ejemplo, no hay suficientes recursos para cubrir las necesidades de anticonceptivos modernos, y eso llevó a que haya más necesidades no satisfechas en materia de planificación familiar y a reducir la prevalencia de anticonceptivos”, añadió Kitahara.[related_articles]

Mongolia fue uno de los nueve países que alcanzó la meta de reducir la mortalidad materna, prevista en los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero el número de muertes se duplicó en 2016, en gran parte, por recortes presupuestales y por la falta de anticonceptivos.

El papel de los parlamentarios es fundamental, no solo para hacer leyes, sino para asignar fondos y gestionar los recursos, asuntos debatidos en la reunión de Ulaanbaatar.

Kitahara también subrayó la necesidad de incluir la perspectiva de derechos humanos en las políticas y programas de población para que las personas y las parejas puedan elegir cuándo y cuántos hijos quieren tener.

Por su parte, China considera abandonar la política de hijo único, que limita el tamaño de las familias, con el fin de hacer frente al envejecimiento poblacional y a la disminución de su población activa.

La controvertida política incidió en su actual desequilibrio demográfico, y se prevé que la cuarta parte de la población china tendrá más de 60 años en 2030.

Eso generó también un desequilibrio de género con 30 millones de hombres más que de mujeres.

Kitahara subrayó la necesidad de ofrecer un acceso equitativo a la planificación familiar, de acuerdo con los ODS.

“La posibilidad de tener hijos por opción, y no por casualidad, transforma a las comunidades, las vidas y los países al asegurar el respeto de los derechos de las mujeres y las niñas, así como que tengan acceso a servicios e información sobre salud sexual y reproductiva, lo que incluye anticonceptivos y planificación familiar”, concluyó.

“Nadie debe interferir en la vida de otros, pero una sociedad constructiva y sana es fundamental para el futuro de cualquier sociedad”, coincidió Kusumoto.

La reunión “Fortaleciendo la capacidad de los parlamentarios para el logro de los ODS: Envejecimiento, natalidad y empoderamiento de jóvenes”, organizada por la Asociación para el Desarrollo y la Población de Asia, contó con apoyo del UNFPA y de la Federación Internacional de Planificación Familiar.

Los países que participaron en la reunión del 12 y el 13 de este mes son Bután, Bangladesh, China, India, Indonesia, Laos, Japón, Pakistán, Filipinas, Sri Lanka, Tailandia y Vietnam.

Traducción: Verónica Firme

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