Exceso de partidos y líderes menguantes en Brasil

Dirigentes del Partido de la Mujer Brasileña (PMB) celebran este mes una alianza con otro partido. Obtuvo su reconocimiento legal en septiembre, pero no representa a las mujeres y sus intereses, sino que está dominado por varones y funciona como un partido instrumental. Crédito: PMB
Dirigentes del Partido de la Mujer Brasileña (PMB) celebran este mes una alianza con otro partido. Obtuvo su reconocimiento legal en septiembre, pero no representa a las mujeres y sus intereses, sino que está dominado por varones y funciona como un partido instrumental. Crédito: PMB

Cruzar Brasil desde su extremo norte al punto más al sur, caminando y empujando una silla de ruedas, hizo de José Castro el gran impulsor de la creación de un partido volcado a los derechos de las personas discapacitadas.

Su hazaña, bautizada como “Extremas fronteras, extremas barreras – Cruzada por la Accesibilidad”, fue un llamado por mayor atención a las “personas con deficiencia” y a los obstáculos que ellas enfrentan en las calles, edificios, construcciones en general y en su inserción social.

La larga marcha de 10.700 kilómetros, entre las fronteras con Venezuela y con Uruguay, duró de febrero de 2014 a septiembre de 2015, coincidiendo con los primeros esfuerzos para la fundación del Partido por la Accesibilidad y la Inclusión Social (PAIS).

Ideado por Lee de Lima, un activista de la sureña ciudad de São Paulo que perdió el movimiento de las piernas en un accidente automovilístico, el PAIS ya obtuvo el apoyo de 450.000 electores que firmaron sus estatutos, cerca de 90 por ciento del total necesario, informó Castro a IPS.

Castro, más conocido como Zé do Pedal, por haber hecho largos recorridos, incluso una vuelta al mundo, en bicicletas y velocípedos, estima que en enero próximo alcanzarán el medio millón de firmas requeridas por el Tribunal Superior Electoral.

El PAIS hará el número 36 de los partidos políticos legalizados en Brasil y posiblemente tendrá corta vida, porque la crisis política y económica que vive el país exige, según voz creciente, reformas que deberán reducir o contener la cantidad excesiva de partidos.

“La proliferación de partidos afecta la gobernabilidad, elevando los costos de la negociación” de apoyos al gobierno, observó Antonio Augusto de Queiroz, director de Documentación del Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria, uno de los especialistas consultados por IPS sobre el tema.

“Genera crisis, al dificultar la aprobación de proyectos y llevar el Poder Ejecutivo a canjear favores por respaldo parlamentario”, añadió Mara Telles, profesora de la Universidad Federal de Minas Gerais.

Vedar las coaliciones para elecciones proporcionales, es decir para diputados, es una medida que cuenta con amplio apoyo, para evitar distorsiones como “elegir un candidato de derecha con el voto a otro de izquierda”, señaló Queiroz.

“Sería un factor de importante reducción de la cantidad de partidos”, corroboró Paulo D’Ávila, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

La coalición electoral permite a pequeñas agrupaciones elegir sus diputados y así disponer de tiempo para propaganda en cadena de radio y televisión y recibir una cuota del público Fondo Partidario, convirtiéndolos en negocio. Por esa vía también se eligen candidatos con escasos votos en desmedro de otros más votados.

Pero su fin “aún no es un consenso, no será aprobado sin que se reconozca la federación de partidos o frentes que agrupen los que tienen afinidad ideológica” durante las funciones legislativas, sostuvo Queiroz.

José Castro, más conocido como Zé do Pedal, el gran impulsor del Partido por la Accesibilidad y la Inclusión Social (PAIS) en Brasil, donde hay 36 organizaciones políticas legales. Crédito: JC Lions News
José Castro, más conocido como Zé do Pedal, el gran impulsor del Partido por la Accesibilidad y la Inclusión Social (PAIS) en Brasil, donde hay 36 organizaciones políticas legales. Crédito: JC Lions News

Otra norma apuntada como necesaria por analistas es endurecer la llamada “cláusula de barrera”, es decir exigencias más rigurosas de representatividad para que un partido obtenga o mantenga el registro legal.

Una ley, aprobada en 1995, impondría un mínimo de cinco por ciento de los votos válidos en las elecciones proporcionales, distribuido en nueve de los 27 estados brasileños, como condición para un partido actuar en las cámaras legislativas.

La regla debió entregar en vigor en 2006, pero el Supremo Tribunal Federal la consideró inconstitucional, al determinar que solo siete de los 29 partidos entonces registrados cumplirían la cláusula y tendrían acceso al Fondo Partidario y al horario gratuito de propaganda en los medios masivos de comunicación.

La crisis actual, agravada por el proceso de destitución contra la suspendida presidenta Dilma Rousseff y decenas de parlamentarios y dirigentes políticos acusados de corrupción, se intensificó el debate sobre la necesidad de una reforma que ponga fin a la fragmentación de partidos y a la financiación ilegal de las campañas electorales.

Pero es difícil que los grandes partidos incluyan esas propuestas en sus agendas, a corto plazo, cree D’Ávila.

Al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el gobierno desde la suspensión de Rousseff el 12 de mayo y es la mayor fuerza legislativa, “le es útil la existencia de numerosos pequeños partidos, eliminarlos podría ser un tiro en el pié”, arguyó.

Además “habría que separar la paja del trigo, hay sí pequeños partidos sin sustancia, pero hay otros con tradición ideológica”, que serian injustamente sacrificados por las barreas de exclusión, acotó.

El cientista político matiza la aparente contradicción entre la creciente diversidad de partidos y la polarización entre el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó el país entre 2003 y el 12 de mayo, y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), que lo hizo desde 1995 a 2003.[related_articles]

“Los dos partidos protagonizaron las elecciones presidenciales, pero tenían el PMDB como un fiel de la balanza, como un auxiliar de la gobernabilidad, sin una agenda propia”, en las coaliciones gubernamentales, destacó.

Ahora sí, asumió el gobierno, con el vicepresidente Michel Temer, interino hasta que se confirme la inhabilitación de Rousseff.

Mientras la disputa por el Poder Ejecutivo se limitaba a pocos partidos, en el parlamento la tendencia es de su multiplicación, con la representación de las minorías.

Los partidos gobernantes anteriores, PT y PSDB, perdieron legisladores, mientras el PMDB creció y se afirmó como la mayor fuerza en las dos cámaras legislativas, recordó D’Ávila.

En medio de la actual crisis, “seria precipitado” apuntar rumbos de realineamientos partidarios, de la evolución política en Brasil, concluyó.

La crisis ya estaba implantada en 2015, cuando tres nuevos partidos obtuvieron registro legal en el Tribunal Superior Electoral: el Partido Novo, la Red Sustentabilidad y el Partido de la Mujer Brasileña (PMB).

Este último refleja bien el deterioro de la política en Brasil y la existencia de “partidos de alquiler”. En los meses siguientes a su reconocimiento, en septiembre, recibió la adhesión de 23 diputados, 21 varones, de los cuales quedó solo uno, también hombre.

Según las normas del Tribunal Superior Electoral, diputados y senadores solo pueden cambiar de partido, sin el peligro de perder sus mandatos, si adhieren a que sea nuevo. Además el PMB ofrecía ventajas a los diputados en la repartición del fondo partidario y horario de propaganda por televisión.

“La tendencia es que el PMB, creado para atender a intereses momentáneos, desaparezca si no se junta en un frente”, vaticinó Queiroz.

“Es un partido vacio de propuestas, que no representa la mujer, sino que promueve una visibilidad equivocada del movimiento femenino y se acerca a posiciones conservadoras”, analizó Masrá Abreu, asesora técnica del Centro Feminista de Estudios y Asesoría, que monitorea temas parlamentarios relacionados a género.

“La derecha en Brasil, que no quiere presentarse como tal, con imagen asociada a la dictadura militar (1964-1985), adoptó la estrategia de fragmentarse en varios pequeños partidos que se juntan en bancadas derechistas como la ruralista o ‘de la bala”, que defienden intereses del agronegocio o de la industria de armas, destacó Telles.

Con el parlamento y los partidos actuales, movidos por intereses inmediatos, “no veo posibilidad de reformas, siquiera por una Asamblea Constituyente”, afirmó. Su pronóstico es mayor agravamiento de la crisis y la fragmentación, hasta que finalmente se impongan los cambios.

Editado por Estrella Gutiérrez

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