En Cataluña, hasta el Fútbol Club Barcelona está en crisis

Joaquín Roy. Crédito: Cortesía del autor

Se avecinan tiempos duros para el Fútbol Club Barcelona, el “Barça”, como se le conoce. Los aficionados que lo han seguido en la última década y han admirado su personal estilo y logros competitivos, sobre todo en la era comandada por el entrenador Pep Guardiola, pueden sentir nostalgia en la nueva temporada, si no se superan las dificultades que se presentan.

Tres retos enfrenta el nuevo entrenador Luis Enrique Martínez: la gradual desaparición de algunas figuras emblemáticas, la competencia de sus adversarios más distinguidos (el Real Madrid y media docena de clubes en las mejores ligas europeas), y el forzado abandono de la filosofía de promocionar valores locales, a través de su hasta ahora ejemplar experiencia de la escuela de jugadores, la Masía. [pullquote]3[/pullquote]

Los problemas del Barça ya se percibieron con la salida de Guardiola y luego con la enfermedad y fallecimiento de su sucesor y fiel colaborador, Tito Vilanova.

La mala temporada 2013-2014 con el argentino Edgardo “Tata” Martino y la ausencia de títulos se vieron reflejados también en el fracaso de la selección española en la Copa Mundial de la FIFA de Brasil y confirmaron que el éxito de España en dos copas europeas (2008 y 2012) y el Mundial de Sudáfrica (2010) se debió en gran parte al haber adoptado el modelo de juego del Barça y la aportación de un buen número de jugadores a las alineaciones ganadoras de la selección.

Al fallar la base del Barcelona, se produjo el desastre de la selección española en la Copa Mundial, celebrada en Brasil entre el 12 de junio y el 13 de julio. Hay que volver a empezar. Pero el Barça tiene sus propios problemas.

No solamente habrá que enfrentar la competencia en el terreno de juego, sino que deberá solventar conflictos extradeportivos que impactan negativamente en el funcionamiento del equipo en la temporada que comenzó el domingo 24 con su primer partido de la liga española 2014-2015.

Su anunciado “tridente” atacante está de principio aquejado por problemas judiciales o disciplinarias.

Neymar da Silva Santos Júnior y Leonel Messi están salpicados con problemas de impuestos, mientras el fichaje estrella de esta temporada, el uruguayo Luis Suárez, deberá demostrar su valía cuando (el 26 de octubre) cumpla la sanción impuesta por la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) como castigo por el mordisco que propinó a un jugador italiano durante el Mundial.

Además, existen suficientes incógnitas acerca de la disposición física y anímica de Messi, a la vista de su ambivalente actividad en el mundial de Brasil, pese a que marcó dos goles en el triunfo de su equipo en la primera jornada de la liga.

De las otras estrellas habrá que esperar a ver si pueden seguir al ritmo del pasado. Xavi Hernández, que anunciaba su transferencia a Catar o Estados Unidos, por fin decidió quedarse, y evitar también el camino de Carles Pujol, que ya no podría con las lesiones. Andrés Iniesta y Gerard Piqué deberán demostrar su liderazgo ante la presión de los recién llegados.

En esa dimensión puede estar la clave para interpretar hasta qué punto los cambios son transitorios o estructurales, no solamente en el modelo de juego sino también en el identitario.
¿Será el nuevo Barça más o menos catalán, europeo o universal?

Días antes de inaugurarse la liga, llegó la desestimación de la FIFA para el recurso barcelonista ante la sanción que prohibiría fichar ningún jugador durante todo el 2015.

La causa es la violación de la reglamentación al haber fichado a menores procedentes de países no europeos, con destino a los programas de la Masía. Los casos denunciados no encajaban con las excepciones contempladas, como el detalle de que los padres de las potenciales futuras estrellas se hubieran trasladado a vivir en Barcelona por motivos ajenos al fútbol.

Hay que recordar que Messi llegó a vivir a Barcelona a los 11 años, previo un acuerdo con sus padres al aceptar compensaciones del Barça, incluido un tratamiento de crecimiento que la familia no podía asumir en su ciudad natal de Rosario, en Argentina.

De ahí que ante la perspectiva de no poder incorporar otras figuras hasta principios de 2016, el Barça se ha apresurado a contratar (a un costo de más de 150 millones de euros) un puñado de figuras del exterior. Alemania, Croacia, Uruguay, Francia, Bélgica y Chile son sus orígenes. [related_articles]

Aunque algunas promesas locales se han añadido al primer equipo del club, el Barça será más internacional que catalán o español. El resultado se verá en pocos meses, sobre todo cuando el equipo deba competir en la máxima liga europea.

Estar como segundo en la española y quedar eliminado antes de semifinales en la “Champions” o liga de campeones será la señal de alarma. Eso fue lo que sucedió, justamente, la temporada pasada.

Toda esta situación del Barça se inserta en un panorama político complicado en la propia Cataluña, de la que es uno de sus emblemas, ahora doblemente presidido por la polémica reclamación de independencia y la caída del expresidente catalán Jordi Pujol, implicado en fraude y corrupción.

La Generalitat (gobierno) de Cataluña avanza en su proyectada consulta sobre la independencia de esa autonomía histórica de España, fijada para 9 de noviembre, pese a que el gobierno central de Madrid subraya que esa iniciativa no tiene asidero en la Constitución.

Mientras tanto, los sondeos de inclinaciones políticas muestran que una mayoría (38 por ciento) de los españoles dan sus favores al Real Madrid, mientras 25 por ciento se inclinan por el Barcelona.

Sin embargo, cuando los cálculos se afinan según las tendencias políticas, el Barça es preferido por 37 por ciento de la izquierda y 28 por ciento de la centroizquierda. Mientras, el Real Madrid es apoyado por solo 17 por ciento de la izquierda y más de 34 por ciento, si el abanico se amplía al centroizquierda.

Ahora bien, el Real Madrid se recupera en la derecha con el apoyo de 51 por ciento de la derecha y 54 por ciento de la centroderecha, mientras que el Barcelona se debe contentar con solamente 17 por ciento de la derecha y 19 por ciento de la centroderecha.

Será interesante observar si estas estadísticas variarán dependiendo de las vicisitudes del país en los próximos años.

Sobre el autor: Joaquín Roy es catedrático ‘Jean Monnet’ y director del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami. jroy@Miami.edu

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