Unos 2.400 kilómetros al sur de Nueva York, donde víctimas del cólera en Haití están demandando a la ONU ante una corte federal estadounidense, la epidemia sigue diezmando a la población.
En una sola semana, entre el 19 y el 26 de octubre, la Organización Panamericana de la Salud reportó 1.512 nuevos casos y 31 muertos. Las infecciones se registran en los 10 departamentos del país.
En el centro de tratamiento del cólera que dirige la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras en Delmas 33, una comuna de Puerto Príncipe, la enfermera Viola Augustine señaló que la clínica está repleta y no puede aceptar más pacientes.
«Desde que abrió, el centro ha atendido más de 20.000 casos. Ahora está lleno y no puede dar respuesta al aumento de pacientes (contagiados) por la estación lluviosa», dijo a Tierramérica. «Nos vemos obligados a trasladarlos a otras clínicas».
La presencia de la bacteria del cólera, una diarrea infecciosa que causó la muerte de más de 8.300 personas y contagió a más de 680.000 desde octubre de 2010, es atribuida a efectivos nepalíes que forman parte de los 9.500 uniformados de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah por sus siglas en francés).
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha rechazado las demandas de compensación. En octubre, un grupo de defensores legales introdujo un litigio por indemnizaciones contra el foro mundial a nombre de las víctimas del cólera.
Felicia Paul, de 45 años, vive en Saint-Marc, unos 100 kilómetros al noroeste de la capital. Contrajo cólera en 2010 y se recuperó gracias a un tratamiento con solución salina, que evita la deshidratación.
«Estuve enferma 12 días», dijo Paul a Tierramérica. «Mis dos hijas se contagiaron mientras me cuidaban. La Minustah la trajo, así que le pedimos que nos compense. Siempre bebimos agua del río y nunca antes nos había enfermado. Pero esa agua se contaminó porque descargaban las heces de las fuerzas de paz al río», describió.
«Todavía siento los efectos. Todos los días se me nubla la vista y me siento débil», agregó.
Un ex alto funcionario nepalí de la ONU dijo a Tierramérica que defiende con fervor que se paguen las compensaciones.
«Como nepalí que vivió y amó Haití, siento una empatía especial hacia las víctimas de la epidemia», dijo el ex secretario general adjunto de la ONU, Kul Gautam.
En cierto modo, los propios cascos azules nepalíes son también víctimas de esa forma de pobreza y débil gobernanza que aflige tanto a Nepal como a Haití, subrayó. Ambos se encuentran en el grupo de 49 países menos adelantados, una categoría que la ONU estableció para describir a los más pobres entre los pobres del mundo.
Nadie discute que la ausencia de saneamiento y agua potable es una razón clave para que la epidemia se haya generalizado.
«Ojalá que se encuentre una solución creativa para que las víctimas obtengan un modesto apoyo financiero por razones humanitarias, sin que la ONU deba renunciar a su inmunidad diplomática», dijo Gautam.
«Para lograrlo, se necesita que gobiernos y fundaciones iluminadas ofrezcan su ayuda, no como una obligación legal, sino por consideraciones humanitarias», añadió Gautam, quien fue vicedirector ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
[related_articles]El Bureau des Avocats Internationaux (BAI, oficina de abogados internacionales) y el Instituto por la Justicia y la Democracia en Haití encabezan el litigio.
«El proceso marcha con normalidad. Hemos dado los primeros pasos para que la ONU asuma su responsabilidad», dijo a Tierramérica el jurista Mario Joseph, que dirige el BAI desde su creación en 1995.
«Presentamos nuestro reclamo al (secretario general) Ban Ki-moon, pero desafortunadamente la ONU dijo que goza de inmunidad», añadió.
«Los expertos de la ONU han establecido claramente que los nepalíes trajeron el cólera a Haití. Es evidente que se ha causado un daño, la negligencia de las Naciones Unidas está probada y debe hacerse cargo», agregó.
«Una organización como la ONU no debería ejercer una política de doble rasero cuando se evalúa a sí misma ante sus Estados miembros. Haití es un miembro fundador de las Naciones Unidas. Y esta debe hacerse responsable respecto del cólera que introdujo en el país», insistió.
El portavoz del foro mundial, Martin Nesirky, ha dicho que la ONU sigue comprometida a hacer todo lo que esté a su alcance para ayudar al pueblo haitiano a superar la epidemia.
«La ONU trabaja en el terreno con el gobierno y el pueblo de Haití para suministrar asistencia inmediata a los afectados y mejorar la infraestructura y los servicios para todos», dijo el funcionario en una rueda de prensa.
Kanak Dixit, veterano periodista nepalí y activista por los derechos humanos, dijo a Tierramérica que el hecho de que la contaminación se rastreara como procedente del batallón de Nepal es motivo de gran consternación.
Nepal celebrará elecciones el 19 de este mes, y esta noticia no ha gozado de mucha atención ni ha habido discusión pública sobre ella en ese país, añadió.
«Sería muy triste si es cierto que un país pobre de un hemisferio estuvo envuelto en la propagación de la epidemia en otro país igualmente pobre en una región diferente», dijo Dixit, fundador de la revista Himal SouthAsian.
La ONU tiene la obligación colectiva de apoyar al pueblo haitiano en el combate al cólera y el apoyo a las víctimas, en vez de lavarse las manos desde una posición legalista, opinó.
«Los nepalíes entenderían la necesidad de responder a la epidemia con valores humanitarios y eficiencia organizativa», dijo Dixit.
Para la enfermera Augustine, «ante una enfermedad que se ha llevado tantas víctimas, la ONU debería compensar a quienes han sufrido, porque el cólera es horrible».
«Una cosa es hablar del cólera y otra vivir con él», agregó. «Convivir con él es de verdad frustrante».
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, se apartó de la posición oficial de la ONU, al afirmar que las víctimas merecen indemnización.
«He usado mi voz dentro y fuera de la ONU para reclamar una investigación de la ONU y del país concernido y apoyar el llamado que hacen las víctimas sobre el derecho de aquellos que sufren por el cólera a ser compensados», dijo Pillay.
Al solicitársele una réplica, el portavoz asociado de la ONU, Farhan Haq, dijo que el rol de la alta comisionada es defender los derechos de las víctimas y que sus comentarios deben entenderse en ese contexto. «Mientras el proceso legal continúa, no podemos hacer más comentarios», concluyó.