La cubana María Lourdes tiene dos pasaportes, uno de la isla y otro de España, pero hasta ahora viajar era solo un sueño. «Con las nuevas regulaciones será más fácil, pues como ciudadana española no necesito más visa para salir, aunque para entrar a Estados Unidos igual tendré que ir desde otro país».
Con casi 50 años, esta mujer, para poder viajar, más allá de la apertura de la política migratoria que entró en vigor este lunes 14 en Cuba, debe esperar que le financie su pasaje alguno de los familiares que tiene en Estados Unidos o en España, la tierra de su abuelo y gracias a quien pudo obtener esa ciudadanía europea.
"Mi primo me ha dicho que en ambos países podría trabajar cuidando personas mayores. Yo quisiera salir para juntar algún dinero y volver", añadió María Lourdes a IPS tras decir que es "muy pobre".
Sin embargo, la fuerte crisis económica que impacta a España desanima a los cubanos y cubanas con intenciones de emigrar, inclusive más calificadas que María Lourdes.
Es el caso de Teresa, una economista que renunció en 2012 a su empresa, donde ocupaba un cargo directivo y también obtuvo la ciudadanía española para ella y su hijo. Ahora ya no está tan segura de haber hecho lo correcto para mejorar su situación económica.
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"Noto que mi familia ya no está tan interesada en recibirme, me aconsejan que espere un poco, al menos hasta ver cómo siguen las cosas por allá", admitió a IPS.
Las historias recogidas por IPS se repiten, con cambios de matices quizás. Para otros, la nueva política migratoria en esta isla caribeña llega tarde, pues optaron hace rato por la residencia definitiva en el exterior.
Las nuevas medidas "representan una rectificación inevitable y una mejora en las relaciones del país con sus emigrantes. Aunque el camino de la normalización de los vínculos con el exilio-emigración será aún largo", comentó a IPS el periodista cubano Boris Caro, residente en Canadá desde hace más de un año.
La reforma migratoria, la más esperada por la población cubana de 11,2 millones, incluye la eliminación de la exigencia de un permiso de salida del país y deja sin efecto la carta de invitación del exterior que se requería para obtenerlo. Ambos documentos hacían más engorroso y encarecían en unos 300 dólares cualquier viaje por razones personales.
A partir de este lunes 14 bastará con el pasaporte, que será expedido por las oficinas que entregan el carnet de identidad y por supuesto, la visa requerida por el país de destino.
Si bien existen algunas naciones que una persona de nacionalidad cubana puede visitar sin visado, aquellas de mayor interés, como Estados Unidos o España, por citar solo dos, mantienen ese requisito, que dificulta el ingreso.
Un listado puesto a circular por un lector del periódico Juventud Rebelde incluye puntos tan remotos como Vanuatu, Palau o Tuvalu para estancias de no más de 30 días sin necesidad de contar con visa de ingreso. El único país latinoamericano que no exige ese documento es Ecuador, para viajes que no pasen de 90 días, mientras que algunos vecinos del Caribe insular tampoco lo requieren, en plazos de 28 días a 90 días.
En Argentina, por ejemplo, se exige a todo extranjero, salvo los procedentes de países limítrofes, una constancia de la reserva hotelera coincidente con los días de duración del boleto de viaje, el itinerario y medios económicos suficientes para solventar su estadía. Pero si piensa alojarse en casa de un nacional que lo invitó, este debe hacer una carta ante notario.
En un comunicado distribuido el viernes 11 en La Habana a medios de comunicación extranjeros acreditados, la portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Victoria Nuland, alertó que la política migratoria de su país no se modificará y que los "ciudadanos cubanos aún necesitan visa o permiso de entrada válidos para ingresar" a ese país.
"Seguimos pidiendo a las personas que no emprendan viajes peligrosos por el mar, poniendo en riesgo sus vidas, y además destacamos el hecho de que la mayoría de los países del mundo exigen que los cubanos obtengan visas para ingresar", recalcó Nuland. Estados Unidos es el principal receptor de la emigración cubana.
El Decreto-Ley 302, que modifica la Ley de Migración de 1976 de Cuba, establece regulaciones especiales para, entre otros, graduados universitarios y directivos que se desempeñen en actividades vitales para el desarrollo social, económico y científico técnico del país. El cuerpo legal aclara que se trata de normas encaminadas a preservar la fuerza de trabajo calificada.
Así, las autorizaciones de viaje por asuntos privados requieren análisis de cada situación en particular para casos como los atletas de alto rendimiento, técnicos y entrenadores "vitales para el movimiento deportivo cubano", y técnicos de nivel medio especializado necesarios para mantener los servicios de salud y la actividad científico-técnica.
Sin embargo, disposiciones adicionales dejaron sin efecto una resolución ministerial de 2004 que obstaculizaba la salida por motivos personales del personal de la salud, según confirmó a IPS una fuente oficial. Eso significa que el personal del sector tendrá el mismo trato que el resto de sus connacionales y podrá disfrutar libremente del derecho de viajar por motivos personales.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, el personal cubano de salud sumaba en 2011 unas 265.000 personas, de las cuales 78.000 son médicos. Cuba mantiene actualmente a más de 38.000 colaboradores sanitarios en 66 naciones, principalmente en América Latina, África y Asia.
En lo que La Habana ha denunciado como maniobras para promover la fuga de profesionales, Estados Unidos puso en vigor en agosto de 2006 una autorización especial de ingreso (Cuban Medical Professional Parole) para acoger a médicos cubanos que cumplen misiones en terceros países y solicitan residencia en esa potencia del Norte.
* Con aporte de Marcela Valente, desde Argentina