Sequía liquida cosechas en los Balcanes

Después de dos meses de espera, los habitantes de la central ciudad serbia de Valjevo siguieron los consejos de su obispo y fueron a la iglesia ortodoxa a rezar para que lloviera.

"No fui por ser creyente, sino porque no sé qué más puede ayudar", indicó Milan Stankovic, de 55 años, quien participó en la misa del domingo 26. "La mitad de mis frambuesas se perdieron, al igual que el maíz", apuntó.

Finalmente, en la noche del domingo al lunes llovió en toda la región de los Balcanes, aliviando un poco a cientos de miles de agricultores que pasaron el verano boreal mirando al cielo y soportando cuatro olas de calor desde el 1 de junio.

"En los Balcanes, los agricultores enumeran los daños", dijo a IPS el analista Misa Brkic. "Pero las naciones de la región deben reconocer que no han hecho casi nada respecto de una estrategia agrícola. Los gobiernos ponen a la agricultura entre sus principales prioridades, pero solo en palabras", añadió.

La Cámara de Comercio de Serbia estimó los daños por la sequía en 2.100 millones de dólares. "La mitad de la producción vegetal de Serbia quedó destruida por la sequía de este año", declaró el especialista Vojislav Stankovic. Eso incluye maíz, soja, trigo, frutas y verduras.
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Stankovic dijo que Serbia, el mayor productor agrícola de la región, necesita invertir 2.000 millones de dólares en sistemas de irrigación, que actualmente solo cubren 200.000 hectáreas, o cuatro por ciento de las tierras cultivables. La cobertura necesita ampliarse a dos millones de hectáreas, remarcó.

La agricultura es el sector de exportación más rentable, y sus ingresos netos ascendieron a 2.000 millones de dólares en 2011.

"Fue sustancial para el presupuesto nacional, pero este año no será ni parecido", indicó Brkic.

"Las cosechas perdidas no solo significan que tenemos que ser cuidadosos con el uso de la producción agrícola", dijo Zarko Galetin, director de Product Exchange, a IPS. "Las pérdidas se traducen en menor producción de carne, huevos, leche, etcétera, y en el alza del precio de los alimentos", arguyó.

Los consumidores de Serbia ya sienten el impacto de la situación, con dos alzas en el precio de la carne de alrededor de cinco por ciento en las últimas dos semanas.

La irrigación ha resultado difícil.

"Nuestros pozos tienen menos agua", alegó Mirjana Kiric, de 35 años, vendedora de Kalenic, el mayor mercado al aire libre de Belgrado. "Utilizamos viejas bombas y casi podemos escuchar a la tierra sorber el agua", añadió.

En la vecina Bosnia-Herzegovina, que incluye a la federación croato- musulmana del mismo nombre y a la República de Srpska, no hay ni un ministerio de agricultura común.

La temperatura del suelo en el sur llegó a 47 grados, y el gobierno estimó las pérdidas de las cosechas en 1.000 millones de dólares. La agricultura concentra 20 por ciento del empleo en ese país, donde el desempleo asciende a 48 por ciento.

"La situación no había sido tan mala desde fines de la guerra" (1992- 1995), dijo Jovan Jankovic, de 65 años, a IPS, por teléfono desde Ljubovija. "Aquí el maíz será tan raro como el oro", apuntó.

El Banco Mundial, que en mayo aprobó un préstamo de 40 millones de dólares para mejorar el sistema de irrigación en Bosnia, dijo entonces que los países de los Balcanes tenían un "enorme potencial agrícola, pero carecían de infraestructura y de estrategia".

"La ex Yugoslavia supo tener uno de los sistemas de irrigación y canalización más avanzados del mundo", recordó Holger Kray, encargado de desarrollo agrícola y rural para Europa y Asia central, del Banco Mundial. "Por desgracia, se degradaron y erosionaron", declaró a los medios locales.

En Croacia, menos de uno por ciento de las tierras cultivables, unas 16.000 hectáreas, están irrigadas. El ministro de Agricultura, Radimir Cacic, reconoció este mes a la prensa local que el enfoque del país en materia agrícola es como el de las "tribus primitivas".

"Si hay lluvia, hay cosecha y electricidad. Si hay sequía, no hay nada. Eso tiene que cambiar", declaró a la radio y televisión croata HRT.

Por ahora se ha hecho poco en ese sentido. La única luz de esperanza para Croacia son los fondos de la Unión Europea (UE) que estarán disponibles una vez que se convierta en el miembro 28 del bloque, en julio de 2013.

La sequía tuvo un severo impacto sobre la producción energética. Las centrales hidroeléctricas tuvieron que reducir la generación debido al bajo nivel de agua. En Serbia, la producción eléctrica cayó 20 por ciento.

El bajo nivel de los ríos obligó reducir la navegación internacional por los ríos Danubio y Sava.

Los incendios derivados de la sequía han destruido grandes extensiones de bosques y pastizales en Bosnia y en la costa croata del mar Adriático, al igual que en Montenegro y Serbia.

Algunos de los incendios desatados en la frontera entre Serbia y Kosovo todavía no han sido controlados debido a que las minas antipersonal puestas durante la guerra en la otrora provincia serbia vuelven el área inaccesible.

"Le agradeceremos a quien sea por la lluvia", dijo Milan Stankovic a IPS. "Pero cayó demasiado tarde y fue muy poca, así que no fue mucho el consuelo", añadió.

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