PERÚ: Mujeres como gancho electoral de los hombres

La campaña para las elecciones presidenciales y legislativas de abril en Perú repite el fenómeno de mujeres candidatas por dictado familiar o por ser estrellas del deporte, la televisión o la farándula y convierte en un espejismo la idea de que los partidos impulsan la participación femenina en la política.

Cenaida Uribe, con chaqueta roja, entre las demás integrantes de la Mesa de Mujeres Parlamentarias Crédito: Cortesía de Congreso de Perú
Cenaida Uribe, con chaqueta roja, entre las demás integrantes de la Mesa de Mujeres Parlamentarias Crédito: Cortesía de Congreso de Perú
Entre los 11 aspirantes a suceder a Alán García desde el 28 de julio, hay dos mujeres, una menos que en las elecciones de 2006, después que la tercera en liza, Mercedes Araoz, del gobernante Partido Aprista Peruano (PAP), renunció al no aceptarse su demanda de excluir de las listas legislativas a investigados por corrupción.

Keiko Fujimori, la tercera en intención de voto actualmente, es hija del ex gobernante Alberto Fujimori (1990-2000), quien conduce la campaña desde la prisión donde cumple una condena de 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad y corrupción.

Juliana Reymer, una ex vendedora ambulante y ahora pequeña empresaria, se convirtió en la candidata de la minoritaria organización de centro Fuerza Nacional, cuando su primer abanderado dejó la agrupación para apoyar al ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006), el principal favorito según las encuestas.

"El proceso electoral actual, presidencial y congresal, es vergonzoso. La soberbia masculina opera incluso en Keiko Fujimori, que depende de su padre. Hay allí una dependencia de género", dijo a IPS Rosa María Alfaro, directora ejecutiva de la organización no gubernamental (ONG) Calandria, que promueve la participación política de las mujeres.
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Alfaro criticó así también la confección de las listas para integrar al unicameral Congreso que por cinco años acompañará al próximo Poder Ejecutivo y donde por ley las organizaciones políticas deben incluir 30 por ciento de mujeres.

Pero para cumplir la cuota, los partidos prefieren reclutar estrellas de otros ámbitos en lugar de formar y promover a sus cuadros femeninos internos, en un país con un electorado atraído desde los años 90 por los "outsiders" y los más o menos efímeros fenómenos electorales.

La exvedette y exconductora de magacines de televisión July Pinedo, calificada como "la bomba erótica de los 90" integra las listas legislativas del PAP, de centroderecha.

Alberto Fujimori elaboró personalmente las listas de la derechista Fuerza 2011, la agrupación que formalmente comanda su hija, según aseguran medios locales. En ellas, incluyó a Gina Pacheco, su enfermera personal y asidua visitante en la cárcel, y a Leyla Chihúan, capitana de la selección nacional de voleibol, un deporte muy popular en Perú.

Toledo encabezó las listas legislativas de su partido, el centroderechista Perú Posible, con la histórica voleibolista Cecilia Tait y reclutó también a la actriz de telenovelas Ebelin Ortiz.

La derechista alianza Cambio Radical tiene entre sus aspirantes al Congreso a la exvedette Daysi Ontaneda, protagonista asidua de la llamada prensa rosa.

Las dirigentes y militantes se quejaron en un estudio sobre participación política femenina "por la arbitraria decisión" de los líderes varones de imponer a "personalidades mediáticas sin experiencia política en desmedro de activistas de organizaciones", dijo a IPS el secretario general de la Asociación Transparencia, Percy Medina.

En la investigación entre lideresas y activistas de cinco organizaciones políticas, todas subrayaron la desigualdad de condiciones con los varones para acceder a cargos de dirección y a candidaturas, puntualizó el dirigente de la ONG.

A su juicio, detrás hay "una cultura machista que dificulta a las mujeres un rol más determinante", que explica la proliferación de artistas y deportistas como candidatas, en lugar de políticas con experiencia.

"La percepción es que hay un retroceso en la participación de la mujer en la política peruana", pese a que en las candidaturas presidenciales o legislativas se haya normalizado la presencia femenina, afirmó Medina.

Alfaro adelantó que en esta campaña no se repetirá el escenario de noviembre, cuando en las elecciones regionales y municipales dos mujeres disputaron voto a voto la alcaldía de Lima: la ganadora Susana Villarán, de izquierda moderada, y la conservadora Lourdes Flores.

Ambas fueron antes candidatas presidenciales y tenían una reconocida carrera política cuando compitieron por el neurálgico cargo. "Sus propuestas estuvieron muy desarrolladas y generaron debates en los medios y la ciudadanía. Fue una campaña y un litigio democrático liderado por mujeres", destacó.

La experta en comunicación y género consideró que los candidatos presidenciales y Alberto Fujimori "usan a mujeres populares como ganchos electoreros", en un escenario donde los partidos políticos están "desdeologizados y sumidos en luchas personales" y sus líderes varones solo quieren "ganar poder a como sea".

Un ejemplo de esto último es la decisión de Luis Castañeda, aspirante a la Presidencia por la populista Solidaridad Nacional y segundo en las preferencias electorales según los sondeos, quien seleccionó como su aspirante a la vicepresidencia a Carmen Núñez, la esposa separada de un empresario millonario y alcalde provincial que respalda a otro candidato presidencial.

Lisbeth Guillén, de la ONG Manuela Ramos, ratificó que los partidos políticos peruanos "no son precisamente promotores de la participación femenina", pese al hecho de que los estudios de opinión pública coinciden en que el electorado quiere más mujeres en política y apoya la posibilidad de que Perú tenga una presidenta.

La dirigente feminista recordó que en Perú la cuota electoral de género tiene rango constitucional y que gracias a ella en el parlamento saliente hay 35 legisladoras, 29 por ciento de las bancas. Un crecimiento sostenido desde la legislatura 1995-2000, cuando hubo 14 parlamentarias, para subir a 26 en el periodo 2000-2006.

Guillén adjudicó en parte la predilección de los partidos "por figuras que les asegure caudal electoral" a su afán por "superar la valla electoral de cinco por ciento, porque si no la alcanzan pierden su inscripción como organización política".

Para la especialista, el electorado tiene un instrumento para revertir esa estrategia: el uso del llamado voto preferencial en las listas legislativas de los partidos, que permite seleccionar los candidatos y candidatas modificando el orden establecido por las organizaciones.

Cenaida Uribe, presidenta de la Mesa de Mujeres Parlamentarias, ofreció otra percepción sobre la variopinta presencia femenina en el Congreso. Antigua jugadora del seleccionado de voleibol, integra la bancada del partido nacionalista Gana Perú, a cuyo líder, Ollanta Humala, los sondeos colocan como cuarto en intención de voto para abril.

"Todos merecen una oportunidad de ofrecer su aporte", dijo a IPS. Planteó que una artista, por ejemplo, promoverá proyectos en pro de la cultura y que ella como deportista ha logrado impulsar leyes favorables al deporte. "No hay que subestimar a quienes llegan al Congreso sin experiencia política", acotó.

Para Uribe, el periodo legislativo que se cierra en julio "ha sido excepcional" porque el primer año hubo una presidenta del Congreso, en todas las juntas directivas ha habido mujeres y en sus escaños "hay representantes de las mujeres indígenas, de las campesinas cocaleras, de la comunidad afroperuana o de los sectores populares".

Pero la legisladora afroperuana matizó que más allá de estos elementos positivos "en el Congreso todavía hay un machismo que cierra el acceso a las mujeres a las decisiones democráticas".

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