LÍBANO-ISRAEL: Analista advierte sobre nueva guerra

Mientras crecen las especulaciones sobre un posible ataque israelí contra centrales nucleares de Irán, al menos un influyente analista llama a Washington a concentrarse más en cómo prevenir una nueva guerra entre Israel y el movimiento chiita libanés Hezbolá (Partido de Dios).

En su "Memorando de planificación de contingencias", de ocho páginas y divulgado la semana pasada por el centro de estudios independiente Consejo sobre Relaciones Exteriores, el embajador estadounidense retirado Daniel Kurtzer sostuvo que había más probabilidades que Israel iniciara hostilidades contra Hezbolá.

El gobierno israelí "también podría utilizar un conflicto con el Hezbolá como catalizador y cobertura para un ataque contra instalaciones nucleares iraníes".

Además alertó que, así como la guerra de 2006 en Líbano fue desencadenada por una emboscada del movimiento chiita contra soldados israelíes, "incluso acciones militares de pequeña escala con objetivos limitados podrían desatar un gran conflicto" involucrando a potencias extranjeras –en particular a Siria—con "significativas consecuencias para la política exterior de Estados Unidos y sus intereses en la región".

"Si la próxima confrontación entre Israel y Hezbolá causara una drástica disminución de la capacidad militar del movimiento y no fuera acompañada de importantes bajas civiles o de la destrucción de la infraestructura civil libanesa, entonces el resultado sería benéfico para los intereses de Estados Unidos", escribió. "Sin embargo, esa posibilidad es leve".
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"La forma más probable de una guerra entre Israel y Hezbolá no tendría casi consecuencias positivas para Estados Unidos, que está concentrado en sus tres prioridades en Medio Oriente", señaló.

Estas son, "tratar de detener el programa nuclear iraní, retirar sus tropas de Iraq y ayudar a que las negociaciones de paz en Medio Oriente terminen exitosamente", indicó el analista en su informe, titulado "Una tercera guerra en Líbano".

No obstante, en un intercambio de mensajes por correo electrónico con IPS, Kurtzer, ex embajador de Estados Unidos en Israel y en Egipto y quien se especializó en asuntos de Medio Oriente durante su carrera de tres décadas, subrayó que no creía que la guerra fuera inminente, a pesar de la escalada en el discurso tanto de parte de Israel como del Hezbolá en los últimos meses.

"El margen de tiempo que yo le di a la crisis para que estallara era de entre 12 y 18 meses", precisó. "No creo que en el plazo inmediato haya riesgos, pero la situación podría cambiar o deteriorarse rápidamente y sin mucha alerta previa".

Mientras, las especulaciones sobre un ataque israelí contra centrales nucleares iraníes han crecido en las últimas semanas.

Tanto el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu como sus aliados neoconservadores en Estados Unidos insisten en que las sanciones económicas no podrán persuadir a Teherán de que frene su programa de desarrollo atómico antes de que obtenga la cantidad suficiente de uranio enriquecido como para fabricar una bomba.

En la última semana, desde que Netanyahu regresó de una reunión en Washington con el presidente Barack Obama, los neoconservadores, estrechos aliados del derechista Partido Likud israelí desde los años 80, intensificaron sus llamados a que Estados Unidos apoye a Israel en un eventual ataque contra Irán, o que lance uno propio.

De hecho, el artículo de portada esta semana en el Weekly Standard, semanario neoconservador, se titula: "¿Debería Israel bombardear Irán?". Su autor es Reuel Marc Gerecht, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, vinculada con el Likud, y lleva como subtítulo la frase: "Mejor es estar seguro que lamentarse".

Pero el informe de Kurtzer no analiza la posibilidad de un ataque a Irán. En cambio, señala que el Hezbolá cuenta con un cada vez más potente arsenal de misiles –se cree que en gran parte provisto por Teherán y Damasco—y alerta que esto podría llevar a los líderes de Israel a tomar una "acción militar preventiva". Si bien no excluye la posibilidad de que el Hezbolá lance una ofensiva contra objetivos israelíes, quizás para unificar a sus partidarios, en especial tras la muerte del clérigo chiita Muhammad Hussein Fadlallah, considera más probable que sea Israel el que inicie las hostilidades.

Israel también podría estar interesado en arrastrar al Hezbolá a un conflicto bélico para así destruir sus arsenales, señaló Kurtzer, quien se desempeñó como consejero sobre temas de Medio Oriente para Obama durante la campaña electoral.

"El tamaño y calidad del inventario de misiles del Hezbolá, la posible adquisición por parte del movimiento de proyectiles de largo alcance y precisos, y la posible modernización de su potencial misilístico tierra-aire están modificando el equilibrio en el terreno a un grado en que Israel lo considera una amenaza", explicó en el informe.

El analista sostuvo que Israel podría explotar una "oportunidad operativa", lanzando un ataque contra un convoy que traslade armas de largo alcance o contra una instalación de almacenaje en Líbano, o incluso en Siria, arguyendo que pertenece al Hezbolá.

Su informe señala que los indicadores y otras señales de alerta de la guerra "ya son evidentes", e incluyen un creciente discurso hostil entre ambas partes. Israel acaba de acusar al movimiento libanés de haber adquirido misiles Scud de Siria, y de que sus combatientes están siendo entrenados en ese país para utilizarlos. El informe también subraya los crecientes preparativos militares israelíes en su frente norte.

Si la guerra estalla, según Kurtzer, las prioridades de Estados Unidos en la región sufrirían severos traspiés: podría reanudarse el apoyo sirio a los insurgentes en Iraq, y los esfuerzos para reactivar las negociaciones de paz entre árabes e israelíes podrían entrar "en otra etapa de congelamiento profundo".

* El blog de Jim Lobe sobre política exterior puede leerse en www.lobelog.com.

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