Brasil y UE buscan constituir frente común ante China

Detrás de la amplia agenda de la IV Cumbre Brasil-Unión Europea (UE), realizada en Brasilia, pudo ingresar un asunto no explicitado, pero no menos importante, como es la necesidad de fortalecer en conjunto las industrias propias para poder competir con los productos chinos.

Eso es lo que evalúa el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio de América del Sur, el economista Darc Costa. "El proyecto de la UE afronta dificultades de diversa índole, que han quedado en evidencia con la crisis económico-financiera, y una de las más relevantes es la pérdida de competencia de su industria ante el avance de la producción china", explicó.

"Un desafío similar tiene por delante la industria brasileña. De ahí el interés común en el fortalecimiento de los respectivos parques industriales para disminuir el impacto del avance chino", dijo a IPS este empresario, quien ocupó la vicepresidencia del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) en el primer gobierno del Luiz Inácio Lula da Silva.

En ese sentido, vale destacar el IV Encuentro Empresarial Brasil-UE, realizado el miércoles en paralelo a la cumbre, en la cual fueron firmados acuerdos en los sectores de la aviación y de la energía, con énfasis en la producción de biocombustibles.

Además de enfrentar la competencia de los productos chinos, Brasil tendría otros motivos para buscar un acuerdo con los países europeos en el terreno tecnológico.

"Brasil busca un camino propio. Es sabido que el proyecto de hacer de este país una potencia es antiguo y ha sido retomado con vigor", analiza ante IPS la coordinadora del Programa de Relaciones Internacionales de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, Miriam Saraiva.

Para esta experta, "algunos de los acuerdos suscriptos con la UE tienen carácter estratégico, como por ejemplo en la aeronáutica, área para la cual fue definido un aumento en las importaciones y en las exportaciones, además del intercambio tecnológico".

El hecho de que el Brasil haya definido el Plan de Acción de Alianza Estratégica con la UE en 2008, cuando las negociaciones entre este bloque y el Mercosur estaban paralizadas, demuestra que la política externa del gigante sudamericano tiene una dinámica propia, que no se sujeta a amarras ni espera por consensos regionales, indicó Saraiva.

"Las últimas iniciativas brasileñas indican que el gobierno de Lula ha delimitado los objetivos perseguidos respecto del Mercosur" (Mercado Común del Sur), en el cual es socio de Argentina, Paraguay y Uruguay, apuntó.

Es que en ese plano regional, según la académica, las relaciones "son fundamentalmente comerciales" y, por tanto, los objetivos son distintos a los "que pretende alcanzar con otros socios, como es el caso de la UE".

"Por eso Brasilia intenta ampliar el diálogo político con Europa, incluyendo la búsqueda de apoyo para diversas causas internacionales, además de procurar ampliar el compromiso de la UE con la cooperación para el desarrollo", afirmó Saraiva.

De hecho, es cada vez mayor la importancia que la diplomacia brasileña le adjudica a la posibilidad de participar en proyectos de desarrollo triangulares, que incluyan a este país, como potencia intermediaria, una economía industrializada y una o varias del Sur, en particular de África.

Varias experiencias de éxito han sido implementadas con este formato, del cual Brasil reivindica haber sido uno de los impulsores, tanto en África como en el resto de América Latina.

En ese contexto debe entenderse la firma en esta cumbre del llamado "Compromiso de trabajo conjunto" entre el gobierno de Lula, la UE y Mozambique. El objetivo es promover el desarrollo del sector de bioenergía, con énfasis en los biocombustibles y en la bioelectricidad, estudiando el impacto de la iniciativa en la reducción de la pobreza en el país africano.

El portugués José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE), señaló en Brasilia que el acuerdo con Mozambique es sólo un ejemplo de las iniciativas en el área ambiental que podrán ser llevadas adelante con Brasil, gracias a las grandes coincidencias de las partes en ese terreno, en especial respecto de la reducción de emisiones de gases invernadero.

Por otro lado, la cumbre mostró el inicio de una nueva fase en las relaciones bilaterales, ya que fue la última reunión de la que participó Lula como presidente, pues deja el cargo el 1 de enero de 2011.

También es el primer encuentro de este nivel en el que los 27 países miembros de la UE estuvieron representados por solo dos dirigentes: Barroso y el presidente del Consejo Europeo, el primer ministro belga Herman van Rompuy, como fue establecido en el Tratado de Lisboa, vigente desde el 1 de diciembre de 2009.

"La reunión de Brasilia, al inaugurar ese nuevo formato y permitir que el diálogo Brasil-UE se limitase básicamente a tres personas, logró que se desarrollara con una agilidad mucho mayor que antes, cuando en las discusiones, del lado europeo, participaban 27 representantes", señaló Saraiva.

La última meta a alcanzar es la firma de un acuerdo de integración entre el Mercosur y la UE, dijo en su discurso de despedida de estas reuniones el presidente Lula, que asume este mes la presidencia temporaria del bloque sudamericano.

Pero "existe una chance muy remota de que Lula consiga ese objetivo", dijo Costa con escaso optimismo. "Es que están en juego en varios países europeos, particularmente en Francia e Italia, importantes intereses electorales respecto de los subsidios que entregan a sus sectores agropecuarios", uno de los puntos de mayor discordia entre ambos bloques.

Para Brasil y todo el Mercosur es de fundamental importancia vencer las barreras que Europa impone al ingreso de los productos agrícolas americanos, recordó Costa.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe