Analistas cuestionan sanciones contra Irán

Mientras funcionarios estadounidenses aplauden la resolución aprobada este miércoles en la ONU contra Irán, la mayoría de los expertos en temas nucleares sostienen que puede ser inefectiva e incluso contraproducente.

La decisión del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Nacions Unidas) es la cuarta que busca que Irán congele su programa de enriquecimiento de uranio desde 2006.

La resolución prohíbe a los miembros de la ONU vender armas convencionales a Irán, exige un mayor control de las operaciones bancarias de ese país en el exterior y agrega más empresas e individuos de esa nacionalidad a una "lista negra" del foro mundial.

También autoriza a los países a detener e inspeccionar barcos que les resulten sospechosos de transportar carga vinculada al programa nuclear de Irán.

Incluso si, tal como se espera, luego Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea (UE) implementan otras sanciones unilaterales, es improbable que se persuada a Irán de frenar su programa nuclear, señalan expertos.
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"Es casi imposible hallar a alguien en Washington que crea que las sanciones marcarán una diferencia", observó Suzanne Maloney, de la Brookings Institution y especialista que trabajó en temas de Irán durante las presidencias de Bill Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009) en un foro realizado el lunes en el Woodrow Wilson International Centre for Scholars (Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson).

"La dirigencia iraní ha demostrado que bajo presión es más reacia a los acuerdos", agregó.

La República Islámica ha enfrentado presiones diplomáticas y económicas mucho más severas en sus 31 años de existencia, particularmente durante la guerra con Iraq (1980-1988) y cuando el precio del petróleo se desplomó, dijo.

Otros analistas sostienen que las nuevas sanciones, en especial si se las combina con otras medidas de Estados Unidos y la UE dirigidas a los sectores financiero y energético de Irán, probablemente fortalecerán a los representantes de la línea dura en Teherán, que promoverán un sentimiento nacionalista.

La actual resolución, toda una prioridad para el gobierno de Barack Obama en los últimos seis meses, fue aprobada por 14 votos, dos en contra y la abstención de Líbano. Sanciones previas contra Irán fueron aprobadas por unanimidad.

Quienes votaron en contra fueron Turquía y Brasil, que el mes pasado negociaron conjuntamente un acuerdo con Teherán bajo el cual éste transferiría la mitad de su reserva de uranio de bajo enriquecimiento a Turquía, como medida diseñada para facilitar la reanudación de conversaciones entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) más Alemania (P5+1).

Pero una declaración emitida por los ministros de Relaciones Exteriores del P5+1 tras la aprobación de la iniciativa turco-brasileña no mostró ningún interés en su seguimiento.

De hecho, un informe señaló que previo a la votación de este miércoles Washington envió una respuesta negativa confidencial a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), a la que estaba dirigida esa iniciativa.

Sin embargo, este miércoles el estadounidense subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, William Burns, dijo a la prensa que el acuerdo todavía se estaba debatiendo.

"Los hechos de hoy probablemente serán un contratiempo para resolver la cuestión nuclear", declaró Jamal Abdi, del Consejo Nacional Iraní-Estadounidense.

Según Jim Fine, experto regional de la organización Friends Committee on National Legislation (Comité de Amigos sobre Legislación Nacional), "ahora el Congreso (legislativo) seguramente seguirá adelante con las sanciones energéticas".

"Esto pondrá a Irán de peor humor, reforzará a los de línea dura y nos colocará más cerca de una confrontación militar", agregó.

En cuanto a las nuevas sanciones de la ONU en sí, varios analistas en Washington discreparon con las declaraciones de Obama en cuanto a que son "las más duras jamás enfrentadas por el gobierno iraní".

En un borrador de resolución que circuló en marzo, Washington había reclamado sanciones obligatorias que le negaran a Irán el acceso a los servicios bancarios internacionales, así como a mercados de capitales, y también al espacio aéreo y las aguas internacionales con fines comerciales.

Esas disposiciones fueron eliminadas al comienzo de los debates del P5 ante la insistencia de Rusia y China, que apenas lograron diluir la resolución en los siguientes tres meses. De hecho, la mayoría de las restricciones incluidas en el texto final son voluntarias.

"A consecuencia, la resolución no es suficientemente fuerte para cambiar los cálculos estratégicos de Irán más que las tres resoluciones que le precedieron", según un artículo publicado en foreignpolicy.com por Christopher Wall, abogado que se desempeñó como subsecretario de Comercio Exterior en el gobierno de Bush.

Los analistas Flynt y Hillary Leverett, expertos en temas de Irán durante los gobiernos de Clinton y Bush, coincidieron con Wall en cuanto a que las sanciones quedaron reducidas a prácticamente nada. Es "notoriamente débil", dijeron.

Mientras, los parlamentarios del Partido Demócrata dijeron que un comité elabora un proyecto para sancionar a empresas de terceros países que hagan negocios con Irán, particularmente en los sectores de la energía y las telecomunicaciones. Prevén enviárselo a Obama a fin de mes.

Pero según los Leverett, de aprobarse esas medidas, las oportunidades de negocios que ahora mantienen los estados de Occidente con Irán serán aprovechadas por China y otras potencias no occidentales.

* El blog de Jim Lobe sobre política exterior de Estados Unidos puede leerse en http://www.ips.org/blog/jimlobe/.

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