DESARROLLO-CHINA: Sociedad civil, una fuerza en movimiento

La sociedad civil de China ocupa un lugar cada vez más importante gracias a las grandes fundaciones creadas por magnates y a las redes formadas por organizaciones de base.

La rápida reacción tras el devastador terremoto que sacudió la sudoccidental provincia de Sichuan en mayo de 2008, cuando murieron unas 68.000 personas, permitió que las organizaciones mejoraran su imagen ante las autoridades del gobernante Partido Comunista y la población en general, señaló Shawn Shieh, uno de los editores de "Respuestas del Estado y de la sociedad a las necesidades sociales de China".

Además, nuevas normas propiciaron el surgimiento de instituciones de beneficencia como parte de la iniciativa de China para lograr una "sociedad armoniosa", según Xu Yongguang, vicepresidente de la Fundación Narada, dedicada a impulsar la sociedad civil de este país.

"La armonía social se puso de moda en China y, en ese contexto, la importancia de la sociedad civil llevó al gobierno a adoptar una postura de apoyo prudente a las organizaciones no gubernamentales" (ONG), apuntó Xu.

El vicepresidente de Narada se dirigió a los participantes de un encuentro organizado por la prensa para discutir la necesidad de liberalizar las normas que rigen a las organizaciones, un asunto cada vez más debatido entre políticos, académicos y la propia sociedad civil.
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El periodo que siguió al terremoto de Sichuan mostró los desafíos estructurales a los que debieron hacer frente las organizaciones chinas, las dificultades para registrarse oficialmente y la necesidad de que las fundaciones sean más transparentes y responsables frente a los donantes, coincidieron Shieh y Xu.

Unas 204 organizaciones respondieron al terremoto de Sichuan, 36 de ellas llegaron al otro día y se concentraron en cuestiones de ambiente, de VIH/sida, de protección de los derechos humanos y de educación.

Casi 100 ONG se desplazaron desde Beijing, unas 20 desde la misma Sichuan y otras 10 de de la central provincia de Shanxi y de la oriental ciudad de Shanghái

"El terremoto energizó a las organizaciones chinas. Fue un momento decisivo y, a través de sus acciones e interconexiones se puede discernir el perfil de la sociedad civil china, cada vez más independiente del gobierno", señaló Shieh.

"Fue sorprendente la interconexión que hubo", añadió.

Las ONG trabajaron junto a organizaciones gubernamentales, conocidas como Gongo, y otras masivas como la Federación de Mujeres.

"Los gobiernos locales quedaron devastados, hubo funcionarios muertos y se buscó toda la ayuda que se pudiera reunir. Hubo voluntad para trabajar con las ONG y eso realmente mejoró su imagen a los ojos de las" autoridades, señaló Shieh.

La mayor actividad de las ONG se refleja en las crecientes donaciones ofrecidas por la población a diferentes causas y en el surgimiento de grandes fundaciones creadas por magnates.

En 2008 se donaron 14.700 millones de dólares, de los cuales 11.100 millones fueorn para paliar las consecuencias del terremoto. En 2007 fue de 4.500 millones de dólares, en 2006 de 1.460 millones y, en 2005, de 439,4 millones, indicó Shieh.

La gran mayoría de las donaciones terminaron en manos del gobierno o de las Gongos, añadió.

Personas y empresas registraron unas 846 fundaciones desde 2004, cuando el gobierno chino publicó un documento legal que habilitó el surgimiento de fundaciones, indicó Xu.

De hecho, casi 990 fundaciones gestionadas por el gobierno se crearon en los últimos 30 años, añadió.

"El rápido aumento de la riqueza personal en China conduce a la emergencia de fundaciones financiadas por el sector privado", explicó Xu. "El desarrollo económico de China de los últimos 30 años impresionó al mundo. Y en los próximos 30, el de las fundaciones privadas tendrá el mismo crecimiento meteórico. Estados Unidos podrá ser el número uno, pero este país definitivamente será el número dos", señaló Xu.

Las fundaciones privadas permitirán una distribución "más razonable" de las donaciones, señaló Xu, muchas de las cuales actualmente terminan en las arcas del gobierno y no en manos de los necesitados, lo que dificulta el crecimiento de la filantropía.

También permitirán una mayor profesionalidad del sector.

Pero queda mucho por hacer, pues las ONGs chinas representan sólo 0,3 por ciento de las que hay en el mundo y su gobernanza y transparencia son motivo de preocupación.

En enero de este año, 30 entidades públicas y privadas crearon el Centro de Fundaciones de China, que apunta a elevar los estándares que las rigen.

Pero la situación es mucho más difícil para las organizaciones de base porque no pueden registrarse ni tener cuentas bancarias ni recibir donaciones. Tienen que ser muy cuidadosas con el dinero porque el gobierno ha recurrido a ese argumento para cerrar a muchas de ellas, indicó Shieh.

Otro problema es que muchas ONGs no tienen experiencia y la mayoría de los chinos no saben qué son, añadió.

Además, es poco probable que las fundaciones y las ONGs chinas trabajen sobre asuntos considerados "sensibles" en este país.

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