MUJERES: Logros no disimulan persistente desigualdad de género

Pocas leyes que discriminan a la mujer se han revocado en África, América Latina, Asia y Europa, 62 años después de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamara que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

India y Malasia anularon leyes penales que permitían la violación conyugal y Haití derogó una norma que habilitaba al marido a asesinar a su esposa en casos de adulterio.

Corea de Sur cambió la legislación que designaba al hombre como jefe de familia, en tanto Colombia anuló una ley que fijaba la edad mínima para contraer matrimonio en 14 años para los varones y en 12 para las niñas.

Por su parte, Pakistán eliminó el requisito legal según el cual se necesitan cuatro testigos musulmanes para probar que hubo violación.

Pero queda mucho por hacer. Las mujeres siguen luchando contra la intolerancia de género, señaló Taina Bien-Aime, directora ejecutiva de Igualdad Ya, una organización internacional de derechos humanos con sede en Nueva York.
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Varios países como Francia, Lesotho, México, Kuwait, Perú, Rumania, Serbia, Suiza y Turquía revocaron o enmendaron leyes claramente discriminatorias contra las mujeres, según un informe de Igualdad Ya preparado para la Comisión de la Condición Social y Jurídica de la Mujer (CSW, por sus siglas en inglés), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La CSW comenzará este lunes dos semanas sesiones en esta ciudad estadounidense.

Hubo "algún avance" en materia de revocación de normas discriminatorias, lo que no tiene ningún costo para el gobierno ni requiere de ningún presupuesto, señaló Bien-Aime.

"Existen compromisos para derogar todas las leyes sobre discriminación de género, pero todavía hay muchas vigentes, lo que impide que las mujeres recurran a la justicia atenta contra su plena participación en la sociedad", dijo a IPS.

Pero lamentablemente también hubo retrocesos significativos como "el del año pasado en Afganistán con la ley sobre el Estatus Personal Chiita", entre otras normas discriminatorias, que designan al esposo como jefe de hogar y le dan derecho a restringir los movimientos de su esposa.

En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en China en 1995, 189 jefes de Estado y de gobierno adoptaron la Plataforma de Acción de Beijing que, entre otras cosas, urgió a los estados miembros de la ONU a derogar la legislación discriminatoria de sus legislaciones.

La CSW, el órgano de la ONU de 45 miembros dedicado a cuestiones de igualdad de género y al progreso de las mujeres, analizará a partir de la semana que viene los logros y los fracasos de la Plataforma de Acción.

Este año las reuniones de la CSW coinciden con el 15 aniversario de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, señaló Rawwida Baksh, responsable del Programa de Ciudadanía y Derechos de las Mujeres, del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC, por sus siglas en inglés), con sede en Ottawa.

La Conferencia de Beijing fue el mayor encuentro internacional de ese tipo en aquel momento y contó con la participación de más de 40.000 mujeres y hombres, apuntó Baksh.

Los 12 temas contemplados por la Plataforma de Acción fueron incluidos en las agendas de gobiernos, sociedad civil y otras agencias en estos últimos 15 años y contemplan asuntos importantes como pobreza, educación y capacitación, salud, violencia, conflictos armados, economía, poder y proceso de decisión, mecanismos institucionales, derechos humanos, medios, ambiente y niñas.

Pero desde entonces aparecieron nuevos asuntos que son muy importantes en materia de derechos de las mujeres y de equidad de género, incluidos VIH/sida y otras pandemias, cambio climático e inseguridad alimentaria y la crisis financiera, señaló Baksh.

La debacle económica puso en evidencia las distintas consecuencias que tuvo la crisis para hombres y mujeres y, en especial, la vulnerabilidad de éstas, señaló.

"Tras las continuas secuelas de la crisis, muchas voces reclaman cambios drásticos en la lógica de las mediciones económicas y en lo que motiva la definición de las políticas económicas en el ámbito nacional, regional e internacional", declaró Baksh.

El IDRC se interesa en particular en la representación política femenina en el ámbito local y nacional para que los gobiernos sean más responsables frente a las mujeres y para que las políticas públicas y los presupuestos nacionales respondan a sus necesidades específicas en materia de cuidado infantil, agua y saneamiento, salud, educación y empleo.

Las mujeres necesitan una mejor representación para reflejar la actual composición de la sociedad y para asegurarse de que se tomen en cuenta sus diversas experiencias específicas, incluidas las pobres, las dalits (el sector más marginado del sistema de castas de India), las indígenas, las de minorías étnicas, las jóvenes, las migrantes y las discapacitadas, señaló Baksh.

Las mujeres constituían apenas 10,5 por ciento de los parlamentarios del mundo en 1995 y, 15 años después de Beijing, no llegan a 20 por ciento.

El IDRC aprovechará la CSW de este año para lanzar una iniciativa global sobre gobernanza democrática, derechos de las mujeres y equidad de género para que investigadores del Sur en desarrollo estudien esos temas.

"Suele decirse que si el formidable plan que es la Plataforma de Acción se hubiera redactado este año probablemente no hubiera tenido éxito por la expansión del fundamentalismo religioso y el esfuerzo por preservar prácticas perjudiciales para las mujeres, bajo el manto de la llamada cultura", dijo a IPS Bien-Aime.

Pero la Plataforma de Beijing sigue siendo un fuerte mandato para los gobiernos, con una elevada presión y colaboración de la sociedad civil, que permite ejercer una voluntad política y mantener los derechos de la mayoría de los ciudadanos.

Los movimientos de mujeres y de bases desempeñaron un papel sin precedentes en las últimas dos décadas tratando de convencer a los gobiernos de que el único camino para el desarrollo económico, la erradicación de la pobreza, la seguridad ambiental, el respeto de los derechos humanos y la paz es impulsar la participación de las mujeres y proteger sus derechos, añadió Bien-Aime.

"Uno de los resultados más destacados de la Plataforma de Acción de Beijing es que ofrece un programa para que la sociedad civil se concentre en los derechos de las mujeres y presione a sus respectivos gobiernos para que alcancen los objetivos y asuman los compromisos contraídos", declaró.

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