EEUU-IRÁN: Las sanciones en boca de todos

Las sanciones contra Irán parecen inevitables a juzgar por las declaraciones de altos funcionarios de Estados Unidos, que no dejan dudas acerca de lo que pretendía el presidente Barack Obama cuando advirtió a Teherán con «consecuencias crecientes» si no cedía en sus ambiciones nucleares.

Obama hizo su amonestación en su discurso anual sobre el estado de la Unión, pronunciado ante ambas cámaras del Congreso legislativo el 27 de enero. El lunes, cuando el secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates, se refirió a las sanciones como la única opción que quedaba contra los planes atómicos de Irán, seguía el ejemplo de una colega más categórica, la secretaria de Estado (canciller) Hillary Clinton.

"El único camino que nos queda en este punto, me parece, es la vía de la presión, pero exigirá el trabajo conjunto de toda la comunidad internacional", declaró Gates durante una conferencia de prensa en París, junto al ministro de Defensa francés Hervé Morin.

Hervé estaba "de total acuerdo" con su colega de Estados Unidos. Pero en el caso de que Irán cambie de rumbo en el último minuto, Washington y sus aliados están abiertos a buscar "maneras pacíficas de resolver este problema", dijo el jefe del Pentágono (sede del Departamento de Defensa).

"Pensamos que es importante fijarnos ahora en qué presión, qué sanciones se pueden ejercer sobre los iraníes", había dicho Hillary Clinton a la prensa el viernes.
[related_articles]
Las referencias a las sanciones no caen mal en Washington ni, en menor grado, en las capitales de Europa occidental, donde muchos están cansados de lo que consideran estratagemas e intransigencia de Irán.

De hecho, Mehrzad Boroujerdi, experto en asuntos iraníes en la neoyorquina Universidad de Syracuse, dice que atacar a Irán se ha convertido en "un deporte popular en Washington".

Las declaraciones de los dos altos funcionarios del gobierno de Obama se conocieron después de que recientemente Irán enviara mensajes contradictorios acerca de su programa nuclear.

El martes 2, el presidente Mahmoud Ahmadineyad declaró a la televisión estatal iraní que no tenía "problemas" en llegar a un acuerdo con Occidente para entregar uranio enriquecido a 3,5 por ciento a cambio de recibir combustible a 20 por ciento, un nivel útil para alimentar un reactor con fines médicos y experimentales pero insuficiente para armar una cabeza nuclear.

Aunque las palabras de Ahmadineyad fueron recibidas con escepticismo, también despertaron la esperanza de que Irán podría tomar un rumbo distinto.

Sin embargo, el presidente iraní dio el domingo un giro de 180 grados y puso fin al entusiasmo que podría haber generado en el mundo exterior al ordenar a la organización de energía nuclear de su país que comenzara a enriquecer el uranio al 20 por ciento.

Irán necesita el uranio enriquecido al 20 por ciento para poner en funcionamiento un reactor de investigaciones médicas en Teherán.

Obama adoptó gestos de acercamiento sin precedentes hacia Irán cuando asumió el gobierno en 2009 para alentar a Teherán a llevar su programa nuclear a la mesa de negociaciones.

Washington y sus aliados fijaron diciembre como fecha límite para que Irán respondiera a la propuesta de intercambio de combustible nuclear, pero Teherán no accedió a las demandas occidentales.

"La ventana de la diplomacia se está cerrando con rapidez. El discurso del gobierno de Obama ha cambiado drásticamente y las acciones del gobierno de Ahmadineyad no ayudaron a generar confianza, precisamente", señaló Trita Parsi, presidente del Consejo Nacional Iraní Estadounidense. "En esta etapa es posible que un período de medidas punitivas y de enfrentamiento sea políticamente inevitable".

Ahora, la cuestión clave es cómo y cuándo Estados Unidos logrará que China y Rusia – que junto a Francia y Gran Bretaña son los cinco miembros permanentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas – compartan la actitud favorable a las sanciones del resto del grupo P5+1.

El P5+1 está integrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, un fuerte socio comercial de Irán.

Aunque Rusia recientemente ha estado más acorde con las potencias occidentales, China sigue siendo un firme opositor a las medidas punitivas contra Irán.

Analistas políticos atribuyen la postura de Beijing al creciente intercambio comercial entre los dos países. Un informe reciente del periódico internacional de negocios Financial Times indica que China se convirtió en el socio comercial número uno de Irán, superando a la Unión Europea (UE).

El volumen de comercio entre Irán y China ascendió a 36.500 millones de dólares en 2008, según el Financial Times, comparado con los 35.000 millones del intercambio con la UE para el mismo año. Irán abastece a China 11 por ciento de sus necesidades energéticas, según la Cámara de Comercio Iraní China.

"No voy a cruzar los dedos para que estas sanciones funcionen", dijo el experto Boroujerdi a IPS. "Es muy difícil sancionar a un estado rico en petróleo que tiene algo que el resto del mundo necesita".

El contrabando que pasa por las fronteras iraníes es otro factor que podría provocar el fracaso de las sanciones, según Boroujerdi.

De hecho, muchos expertos albergan un profundo escepticismo acerca de la eficacia de las sanciones y las consideran un fracaso en general.

Aunque Estados Unidos y sus aliados hablan de "sanciones inteligentes", principalmente dirigidas a las instituciones militares iraníes, como los Guardias Revolucionarios y empresas relacionadas con ellas, las dudas persisten acerca de si una política de sanciones puede ponerle fin al programa nuclear iraní.

En las últimas tres décadas Washington prohibió el comercio de empresas estadounidenses con Irán, pero las sanciones son consideradas en gran medida ineficaces porque la República Islámica recurrió a otros socios comerciales.

El programa nuclear iraní no ha sido sólo fuente de controversia en el mundo occidental, sino también en los países de Medio Oriente, particularmente en Israel. Estos dudan que las actividades nucleares iraníes persigan fines de energía pacíficos y acusan a Teherán de querer obtener la bomba atómica.

Teherán rechaza sistemáticamente la acusación y asegura que el programa sólo tiene fines pacíficos, como la producción de electricidad.

A medida que se aleja la posibilidad de un acuerdo con Occidente, crecen las voces que exigen un cambio de régimen y el uso de la fuerza contra Irán.

Richard Haas, director del influyente Council on Foreign Relations, un centro estadounidense dedicado al estudio de la política exterior, en un artículo titulado "Ya basta", pidió al gobierno de Obama que se dedicara a lograr el cambio de régimen en Irán, una política que el ex presidente George W. Bush (2001-2009) aplicó infructuosamente durante años.

El analista político estadounidense Daniel Pipes, neoconservador especializado en terrorismo y Medio Oriente, pidió que Estados Unidos bombardeara a Irán para que Obama "salve a su administración tambaleante" y proteja a Washington y sus aliados.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe