POLÍTICA-CHILE: Agridulce adiós de la Concertación al gobierno

¿Renovación o crisis terminal en la Concertación? A esa pregunta comenzará a responderse en Chile a partir del 11 de marzo, cuando asuma la presidencia el multimillonario empresario derechista Sebastián Piñera, que desalojará del gobierno a la más longeva coalición de la historia del país.

A partir de entonces y tras gobernar por 20 años, la centroizquierdista Concertación de Partidos por la Democracia probará el sabor de ser oposición y podrá realizar y asimilar, o no, los análisis de la derrota, que hablan de su distanciamiento con la base social, según planteó a IPS el historiador Mario Garcés.

"El desgaste de la Concertación tiene dos fundamentos: uno, el acostumbramiento al poder y el ejercicio ‘estadocrático’ de la política", que habría incidido en la aparición de corrupción, según Garcés

El otro es el ejercicio de una democracia con formas políticas "profesionalizadas, elitistas, que consultan a la sociedad civil pero que no hacen parte a la sociedad civil de los procesos democráticos", profundizó el analista.

Esas desviaciones generaron un distanciamiento con la base popular que dio origen a la Concertación, creada por 17 fuerzas políticas para derribar en forma democrática la dictadura y que ahora aglutina a cuatro agrupaciones: el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD), el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Radical Socialdemócrata (PRSD).
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"Esa base empieza a quedar más huérfana en la última etapa, y se constituye en un campo de disputa, ahora sí electoral, con un discurso medio populista de Piñera, que expresa la derecha", sentenció el historiador.

El director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (Cerc), Carlos Huneeus, analizó para IPS que la coalición que gobernó Chile desde que se puso fin a la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) "cumplió un ciclo en el sentido que la democracia está consolidada".

Pero ahora este país austral, que es puesto de ejemplo dentro y fuera de América Latina por su desarrollo económico y social, "requiere nuevos desafíos y la Concertación no ha sido capaz de dar respuesta a ello", planteó.

Para el politólogo, no puede olvidarse que la Concertación fue exitosa en muchos aspectos, pese a su derrota por la oposición de derecha, donde no faltan los herederos de Pinochet.

"Fue la que estuvo más tiempo en forma consecutiva en Chile y probablemente en América Latina", agregó, para resaltar que la coalición no solo permaneció largamente en el poder, sino que mantuvo su unidad interna, en parte porque fue una alianza política que compartió objetivos por mucho tiempo y no se limitó al pacto electoral.

Pero históricamente su mayor logró fue justamente el proceso de recuperación de la democracia. "La Concertación es la alianza política que organiza, dirige, coordina el proceso de recuperación democrática que se vivió en Chile" desde 1990, dijo Garcés.

LEGADO DE LUCES Y SOMBRAS

"La Concertación contribuyó a una recuperación del Estado de Derecho, a la recuperación de las libertades públicas, y a crear un clima de mayor convivencia entre fuerzas dispares", indicó el historiador.

El 11 de marzo de 1990 el democratacristiano Patricio Aylwin, asumió como presidente electo democráticamente, seguido de su correligionario Eduardo Frei (1994-2000), quien fue derrotado por Piñera el día 17 en su intento de reelección. Los sucedieron dos gobiernos con presidentes socialistas: Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010).

Uno de los aspectos más complejos de la transición fue salir de la dictadura mediante pactos de convivencia entre las fuerzas del anterior régimen y la nueva democracia, en una lógica negociadora que permitió sortear crisis cívico-militares pero a la que sectores ciudadanos percibieron como excesivamente flexible con la noción de democracia.

La fase más crítica fue la del periodo 1990-1998, cuando Alwyn y Frei debieron convivir con el dictador en la Comandancia del Ejército, un cargo institucional clave que formó parte de los pactos.

El punto de inflexión sobre el peso político de Pinochet lo representó su detención en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón, el 16 de octubre de 1998. Chile luchó por su retorno al país 500 días después, pero el general quedó marginado de la vida pública. Sin este episodio "tal vez Pinochet hubiese muerto como senador vitalicio", dijo Garcés.

Pinochet murió el 10 de diciembre de 2006 sin haber sido condenado por ninguno de los delitos de violación de derechos humanos y de corrupción por los que se le abrieron juicios en Chile y en el exterior.

Al legado de la consolidación democrática se suman los avances económicos y la reducción de la pobreza a 14 por ciento de los 17 millones de chilenos. Pero la Concertación fracasó en limitar la brecha social en la distribución de la riqueza creada por su gestión, en lo que Hunneus llamó "las sombras de la equidad".

Otro elemento que se anota en el haber de la Concertación es el de los derechos humanos. "Hacer justicia por los crímenes cometidos en la dictadura fue muy importante", dijo el director de Cerc.

Las comisiones de la Verdad y Reconciliación y sobre Prisión Política concluyeron con un reconocimiento del Estado de más de 30.000 crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, mediante desapariciones, asesinatos, torturas y prisión política contra los opositores.

La llegada de los socialistas a la presidencia impidió, además, que se materializase una proyectada ley de punto final para dar inmunidad a los represores, recordó el historiador Garcés.

Otro logro, en especial durante el gobierno saliente de Bachelet, ha sido el impulso a la protección social, que para Garcés representa "la recuperación de viejos derechos sociales" eliminados por la dictadura.

Para Huneeus, no siempre ha sido fácil entender la aparente ambigüedad de una coalición que se define como de centro-izquierda. Esa ambigüedad se expresó sobre todo en la política económica que mantuvo las directrices neoliberales de la dictadura, planteó Garcés.

"La Concertación en el fondo se hizo parte del modelo neoliberal y facilitó los procesos de inversión extranjera, que fueron los que generaron, entre comillas, ‘el milagro chileno’ de los noventa, cuando el país creció a un promedio de siete por ciento anual y la tasa de inversión extranjera llegó a cifras record", agregó Garcés.

Las deudas de los gobiernos de la Concertación estarían instaladas en las desigualdades sociales, la calidad de la política y la falta de reformas sustanciales al modelo económico. Sin mencionar, que también, aunque con algunas reformas, continúa vigente la constitución de Pinochet.

"Los partidos están en un pésimo estado, la confianza, la calidad de la política, se ha deteriorado. Todos los indicadores de la calidad de la democracia se han resentido", observó el politólogo de Cerc.

La aparición en escena de Marco Enríquez-Ominami en la campaña electoral "es la consecuencia de un problema que ya existía, específicamente en el Partido Socialista", señaló Huneeus.

La candidatura presidencial del joven diputado socialista abrió una brecha en la Concertación, sirvió de eco de las críticas internas y ciudadanas y desnudo una crisis de renovación en sus integrantes.

Pero, al mismo tiempo, la propia figura de Enríquez-Omimami, el entornó que lo acompaño y la votación de 20 por ciento que obtuvo en la primera vuelta electoral,, mostró que la propia Concertación "tiene capacidad de renovación", observó Garcés.

RENOVACION O CRISIS TERMINAL

Garcés y Huneeus consideran simplista el juicio de que "Chile viró a la derecha" con el triunfo de Piñera, porque a su juicio la sociedad chilena es compleja, las elecciones presidenciales y legislativas dejaron una fotografía muy segmentada y las razones del cambio no tienen que ver con la ideología.

"Chile no ha virado a la derecha. La Concertación perdió por un estrecho margen. Los chilenos no han cambiado de opiniones fundamentales sobre temas políticos o económicos", señaló el director de Cerc, para quien la derecha se benefició del desgaste de 20 años del poder y de errores de la Concertación y de la dirección de sus partidos.

Para Garcés el desafío a largo plazo es cómo se recrean formas políticas efectivamente más democráticas, más participativas, que "logren concitar el interés de la mayor parte de la población y especialmente de las nuevas generaciones".

"Pero la tarea más estratégica sería recomponer sus lazos con la propia sociedad civil, con las organizaciones sociales, el mundo académico, generar nuevos medios de comunicación, disputar en el campo de las grandes orientaciones culturales y los intereses de la gente", indicó.

La continuidad de la Concertación como alianza política y electoral depende de varios factores, el primero de ellos "lo que pase en la Concertación misma, cómo procesen la derrota. Y por lo tanto, si existen capacidades o no de apertura", aseguró Garcés.

También tendrá que ver con algo poco predecible ahora, la propia gestión de Piñera y como digerirán los integrantes de la Concertación su paso a un lugar que le es ajeno desde 1990: la oposición.

"Ya están en la oposición, tienen que renovarse los partidos, con nueva gente, con nuevas ideas, un cambio político muy de fondo, y eso requiere tiempo y no va a ser fácil", argumentó Huneeus.

La portavoz del gobierno de Bachelet y después integrante del equipo de campaña de Frei, Carolina Tohá, fue clara en analizar la situación tras la derrota: "Este es un momento de renovación y refundación de la Concertación", aseguró.

En la misma línea, el presidente del Partido Socialista, el senador Camilo Escalona, dijo el día 21 que se "se cerró un ciclo" y que para abrir nuevo capítulo " necesitamos la altura de miras, la estatura política suficiente para asumir con responsabilidad".

Para Garcés los desafíos actuales de Chile sobrepasan a la Concertación. Argumentó que su sociedad requiere medios de comunicación plurales y diversos, el reconocimiento de los derechos de las minorías y en particular del pueblo mapuche y otros originarios, y eso demanda la construcción de mayorías culturales y políticas nuevas y determinantes.

Cualquier intento por anticipar el futuro de las fuerzas políticas en el cuatrienio que está por comenzar, es para Garcés un ejercicio de fantasía. Puede haber cambios importantes en la Concertación, como se vaticina mayoritariamente, o pueden producirse en la Alianza por el Cambio con que Piñera conquistó la presidencia.

La Concertación va a seguir presente en el parlamento y otras instancias del poder. Pero lo que definirá su futuro es si logra entender y superar las razones que la llevaron a su derrota y si sus partidos creen que ha llegado el momento de plantear ofertas separadas a los chilenos, consideraron los dos analistas entrevistados.

La respuesta a todas estas incógnitas comenzará a saberse después del 11 de marzo, cuando sea desalojada del presidencial Palacio de la Moneda.

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