FORO SOCIAL MUNDIAL: Nordeste brasileño en la vidriera

La cuestión del Nordeste, una de las regiones menos desarrolladas de Brasil, emergió como problema en el último día de debates del Foro Social Mundial Temático (FSMT).

Niños riegan la huerta de una escuela agrícola en el Nordeste Crédito: Mario Osava/IPS
Niños riegan la huerta de una escuela agrícola en el Nordeste Crédito: Mario Osava/IPS

Nada más natural que la problemática nordestina emergiera en el contexto del desafío de llevar adelante políticas que integren a todas las regiones de este país sudamericano, en este encuentro de tres días celebrado en Salvador, la capital más famosa del Nordeste.

¿Cómo conseguir que esta región de 52,3 millones de habitantes (27,6 por ciento de la población nacional), con una superficie de 1,5 millones de kilómetros cuadrados (dos veces más grande que Francia), alcance grados de desarrollo competitivos en el plano mundial?

Si bien los indicadores económicos y sociales nordestinos han mejorado en la última década, queda mucho por hacer en esta zona donde vive «la mayor masa de familias en situación crítica» del país, afirmó el profesor y economista Ladislau Dowbor, coordinador de la mesa de debate «Estrategias de Gobernanza» en el FSMT, que concluyó este domingo.

El Nordeste alberga también al Sertão, el ecosistema semiárido que es una de las zonas más secas del país.
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Invertir en la vocación más evidente del Nordeste, el turismo, es una de las apuestas del gobierno federal, en sociedad con organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Airton Saboya, investigador y economista del Banco do Nordeste do Brasil y uno de los participantes del debate, citó como ejemplo el Programa de Desarrollo del Turismo, que canaliza recursos para que los estados y los municipios desplieguen iniciativas para mejorar la calidad de los servicios turísticos regionales.

Los fondos se destinan a mejorar el saneamiento básico, el transporte, la protección ambiental y la capacitación profesional en 14 polos en los que se ha identificado potencial turístico.

Además del exuberante escenario tropical, poblado de playas y sol, el Nordeste tiene un patrimonio cultural e histórico sin igual en este país.

«La diversidad de la región, su rico acervo arquitectónico, artístico y de manifestaciones culturales, es su carta de triunfo. Pero los agentes turísticos deben avanzar en la oferta de itinerarios, restringidos todavía al circuito de sol y mar», dijo la economista, socióloga y profesora Tânia Bacelar, otra nordestina presente en la mesa.

En su opinión, la tendencia de futuro es el aumento de la demanda de bienes culturales, lo que puede ayudar a insertar a la región en el escenario internacional.

«La sociedad contemporánea avanza hacia este tipo de consumo. Por tanto, el Nordeste, con su multiplicidad de riquezas inmateriales, tiene preciosos activos para ofrecer», sostuvo Bacelar.

«Además, el turismo tiene una cadena productiva dinámica que puede crecer mucho si es asociada a la valorización del artesanado, por ejemplo, una actividad que genera empleo e ingresos sin la precondición de la educación formal», argumentó.

El Nordeste también se destaca en otras áreas, como la fruticultura. «Las técnicas modernas de riego, de uso eficiente y ahorrativo del agua, permiten dos cosechas y media de uvas por año, lo que transformó a esta región en el segundo polo productor de vino del país», dijo Saboya.

Sin embargo, el Nordeste es «castigado por el funcionamiento del sistema financiero internacional», apuntó.

Las investigaciones sobre los flujos de captación y destino del crédito revelan que la mayor parte de la banca privada transfiere parte del ahorro nordestino a otros rincones de Brasil.

El proceso de intermediación financiera ayuda entonces a profundizar las desigualdades entre las regiones, pues la mayor parte de los recursos se destinan a financiar actividades productivas en el sudeste, que ya es la región más industrializada y rica.

Se citó entonces nuevamente la importancia reguladora de los bancos públicos como factor esencial para un Estado que se pretenda progresista. «El Banco do Nordeste, en el aspecto de recapitalización, cumple un rol crucial de las instituciones públicas de financiamiento en la corrección de los desequilibrios regionales», sostuvo Dowbor.

Los volúmenes anuales de recursos aplicados al Nordeste por ese banco pasaron de 756 millones de dólares en 2002 a 9.720 millones en 2009, año en que se realizaron más de dos millones de operaciones de crédito.

«Para quienes investigamos opciones de organización para emplear de forma inteligente los ahorros, se trata de uno de los vectores más importantes para la democratización de la economía», argumentó.

Más aún, indicó, el proceso funciona bien y a gran escala, y puede expandirse, con los ajustes necesarios, a otros países.

«Además, confrontar la productividad económica y social del dinero bien dirigido por una institución pública con el caos y la elitización generados por los grandes bancos privados y los fondos especulativos, constituye una lección importante», concluyó el profesor.

* Periodista de Envolverde.

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