CAMBIO CLIMÁTICO-CHINA: Compromiso poco ambicioso, pero seguro

China y Estados Unidos se pelean por tener un papel protagónico en la cumbre de cambio climático que se realizará en menos de dos semanas en Copenhague mediante anuncios de reducción de emisiones contaminantes, que les significarán un gran desafío.

Considerada la tercera potencia económica y el mayor emisor de gases contaminantes, China anunció por primera vez objetivos específicos para reducir la cantidad liberada a la atmósfera.

La mayoría de los científicos atribuye a los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el hexafluoruro de azufre, el hidrofluorocarbonos, el perfluorocarbonos, el recalentamiento planetario que acelera el cambio climático.

Además, el primer ministro Wen Jiabao participará en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, del 7 al 18 de diciembre, en la capital danesa, donde se tratará de acordar nuevos compromisos de reducción de gases invernadero para reemplazar al Protocolo de Kyoto, que vence en 2012.

Beijing anunció el jueves su objetivo de reducción de emisiones, al día siguiente de que Washington hiciera lo propio, también por primera vez, y anunciara la presencia del presidente Barack Obama en Copenhague, de camino a Oslo, donde recibirá el premio Nobel de la Paz.
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"En un momento como éste, todos quieren tener autoridad moral y nadie quiere ser responsable del fracaso de las negociaciones de Copenhague", señaló Wu Changhua, directora para China de la organización no gubernamental Climate Group, con sede en Gran Bretaña.

Pero las dos propuestas difieren sustancialmente.

Estados Unidos, el mayor emisor de gases invernadero por habitante, se comprometió a reducir en 17 por ciento los volúmenes que libera a la atmósfera para 2020 y en 83 por ciento para 2050, respecto de las cifras registradas en 2005.

Es el primer compromiso firme que haya hecho un gobierno estadounidense en la materia, pero aún está por debajo de la recomendación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), de las Naciones Unidas: que los países industrializados reduzcan las emisiones contaminantes entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de los volúmenes de 1990.

El compromiso de China también es considerado insuficiente. Beijing reducirá sus emisiones en función de su crecimiento económico, en vez de disminuir sus volúmenes en un plazo determinado.

El Consejo de Estado, gabinete chino, pretende reducir su intensidad de carbono, es decir el volumen de gases emitidos por cada punto porcentual del producto interno bruto (PIB), entre 40 y 45 por ciento para 2020.

Dado el tamaño de la economía china y su rápido crecimiento quiere decir que podrán aumentar las emisiones, pero no al mismo ritmo que antes.

"Tendremos que pagar un alto precio para cumplir nuestro objetivo", declaró en la conferencia de prensa del jueves Xie Zhenhua, vicepresidente de la gubernamental Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, responsable de los programas de planificación de este país.

Beijing impuso, además, una condición: se trata de un compromiso interno que se incorporará a los planes de desarrollo a mediano y largo plazo y se supervisará en el ámbito local. Es un objetivo voluntario, pero de carácter obligatorio frente a la comunidad internacional, añadió.

"Hicimos un compromiso y los chinos cumplen su palabra", remarcó Xie. El anuncio del jueves, originalmente previsto para el viernes, se adelantó para seguirle el paso a Estados Unidos.

"Dada la urgencia y la magnitud de la crisis climática, China debe tomar medidas fuertes para lidiar" con el fenómeno, señaló Ailun Yang, del capítulo local de la organización ambientalista Greenpeace.

"Es un anuncio significativo en un momento crucial, pero China puede hacer más", apuntó.

En tanto que nación en desarrollo, China no está obligada a limitar sus emisiones y, mantener ese beneficio será uno de los objetivos de cualquier nuevo acuerdo que surja en Copenhague para reemplazar el Protocolo de Kyoto.

El convenio, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, obliga a los 37 países industriales que lo ratificaron a reducir sus emisiones para 2012 a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990.

Pero China se vio presionada por una serie de compromisos anunciados por otras naciones emergentes, más dispuestas a tomar medidas para frenar el recalentamiento planetario.

Grandes naciones en desarrollo como Brasil e Indonesia prometieron reducir sus emisiones. Corea del Sur anunció que se propone disminuir los volúmenes de gases contaminantes de 21 a 30 por ciento, sin importar lo que ocurra en la capital danesa.

Los objetivos que se planteó China concuerdan con sus planes de apuntar a una economía más verde y sostenible. En vez de hacer recortes drásticos, que podrían frenar su crecimiento, el gobierno prevé acelerar su inversión en energía nuclear, de carbón limpio y fuentes renovables, así como tratar de lograr mayor eficiencia en su uso.

La propuesta de China está entre las menos ambiciosas, pero algunos analistas creen que es importante en lo que se refiere a su implementación.

"Es un proceso netamente político, y reducir 40 por ciento de las emisiones por cada punto porcentual del PIB es un compromiso enorme", señaló Wu Changhua, de la organización británica Climate Group.

"En China, si el presidente lo dice, sabemos que se hará. En Estados Unidos, no necesariamente quiere decir que sucederá", añadió, en alusión a los problemas que tendrá la Casa Blanca para lograr que el Congreso legislativo apruebe el acuerdo que surja de la conferencia de Copenhague.

Beijing insiste en que Occidente, cuya industrialización es responsable de la actual contaminación atmosférica, debe tomar la iniciativa en las negociaciones y en la implementación de un acuerdo.

Funcionarios chinos propusieron que los países ricos destinen el uno por ciento de su PIB a ayudar a las naciones más pobres a reducir sus emisiones contaminantes.

Ahora Beijing espera una "acción real" de Occidente en materia de financiación y asistencia técnica, declaró Xie Zhenhua al anunciar los nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases invernadero.

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