ESTADOS UNIDOS: Mayoría no cree en diálogo con Irán

A pesar del fuerte apoyo a un acercamiento diplomático con Irán, la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos creen que esos esfuerzos fracasarán y que Washington debería prepararse para el uso de la fuerza militar si quiere impedir que Teherán llegue a fabricar armas atómicas.

Esa es la conclusión de una nueva encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Pew para el Pueblo y la Prensa.

Sesenta y uno por ciento de las 1.500 personas entrevistadas dijeron que "era más importante impedir que Irán desarrollara armas atómicas, aun si eso significaba tomar acciones militares," que "evitar un conflicto armado", señaló la encuesta, realizada durante cinco días y presentada el martes.

Al mismo tiempo, 63 por ciento de los encuestados –un aumento de nueve puntos porcentuales desde que Pew hizo la misma pregunta en 2006—dijeron aprobar que Washington negociara directamente con Irán sobre el futuro de su plan nuclear, como comenzó hacer la semana pasada en Ginebra, donde los dos países mantuvieron sus primeras conversaciones públicas de alto nivel en 30 años.

Pero la encuesta también constató gran escepticismo sobre la posibilidad de que tanto las conversaciones como las crecientes sanciones económicas logren disuadir a Teherán de continuar con su programa atómico.
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Sesenta y cuatro por ciento de los entrevistados dijeron que no creían en que funcionaran las negociaciones directas, mientras que 56 por ciento pusieron en duda que más severas sanciones económicas tuvieran el efecto deseado.

La encuesta es presentada en medio de un creciente debate sobre los resultados de las conversaciones iniciadas el 1 de este mes en Ginebra entre Irán y el grupo llamado P5+1, conformado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, más Alemania.

Esas conversaciones, que incluyeron un encuentro cara a cara sin precedentes durante 45 minutos entre el enviado iraní, Saeed Jalili, y el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos Políticos, William Burns, lograron dos acuerdos fundamentales.

El primero es que Irán abrirá cuanto antes a inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) una instalación nuclear que no se conocía sino hasta hace días atrás. El segundo implica que Teherán enviará la mayor parte de sus crecientes reservas de uranio enriquecido en la central de Natanz a Rusia y Francia, donde será usado para producir insumos médicos.

La mayoría de los especialistas en Irán han calificado de grandes avances estos resultados de las conversaciones, y han señalado que, de ser puestos en práctica rápidamente, podrían disipar las crecientes tensiones sobre el plan nuclear iraní, así como las repetidas amenazas de funcionarios israelíes para que adopten acciones militares preventivas contra instalaciones clave de Irán.

La disposición de Teherán a exportar la mayor parte de sus reservas de uranio enriquecido –las cuales, según agencias de inteligencia occidentales, habrían crecido lo suficiente como para poder fabricar una bomba atómica—es el más importante paso para construir confianza y dar más tiempo a los contactos diplomáticos.

Se espera que la AIEA termine de definir los detalles de la transferencia a fines de este mes.

Pero neoconservadores y otros "halcones" (ala más belicista en Washington) han intentado presentar al público las conversaciones como un esfuerzo vano, arguyendo que Teherán no está dispuesto a cumplir con ningún acuerdo y que sigue produciendo uranio enriquecido desafiando las demandas del Consejo de Seguridad de hace tres años para que deje de hacerlo.

"Una vez más, Washington ha ingresado a la marisma de las negociaciones con Teherán, dándole a Irán un tiempo precioso para refinar y expandir su plan nuclear", escribió John Bolton, embajador estadounidense ante la ONU durante el gobierno de George W. Bush (2001-2009), en la edición del lunes del periódico The Wall Street Journal. "Estamos ahora aun más lejos de eliminar la amenaza de Irán que antes de Ginebra".

Los halcones, agrupados en el llamado "lobby israelí", han señalado desde hace tiempo que Irán está determinado a adquirir armas atómicas, y por tanto las negociaciones son una pérdida de tiempo.

En cambio, llaman a Washington a inmediatamente imponer "sanciones paralizantes" contra Teherán –algunas de las cuales están siendo consideradas ahora activamente por el Congreso legislativo—como último recurso antes de adoptar una acción militar preventiva, o dar "luz verde" a un ataque de Israel.

La última encuesta aporta argumentos para ambas partes en el actual debate.

Por un lado, sugiere que una fuerte mayoría apoya la estrategia diplomática del presidente Barack Obama, y ese respaldo existe tanto entre simpatizantes del gobernante Partido Demócrata como del opositor Partido Republicano. Casi dos de cada tres autodefinidos como demócratas y republicanos creen que Washington sí debería dialogar con Irán.

Pero los demócratas tienen más confianza que los republicanos en que Estados Unidos y sus aliados podrán convencer a Irán de que ponga freno a su programa de desarrollo atómico. Apenas uno de cada 10 republicanos creen que las conversaciones por sí solas funcionarán, mientras que la relación entre los demócratas es de uno cada tres.

Al mismo tiempo, casi ocho de cada 10 consultados están a favor de adoptar sanciones más severas contra Teherán. Una vez más, los encuestadores encontraron poca diferencia entre los simpatizantes de ambos partidos: 72 por ciento de los demócratas y 81 por ciento de los republicanos dijeron estar de acuerdo con estas medidas.

Por otra parte, 57 por ciento de los republicanos y 52 por ciento de los demócratas expresaron dudas en que las sanciones funcionen.

La mayor diferencia entre simpatizantes de ambos partidos se encontró cuando se preguntó si se debía lanzar una acción militar en caso de que ni las sanciones ni las conversaciones produjeran los efectos deseados.

Setenta y uno por ciento de los republicanos dijeron que era "más importante" impedir que Irán desarrollara armas atómicas, "incluso si eso significaba lanzar una acción militar", mientras que 51 por ciento de los demócratas tomaron esa posición.

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