COLOMBIA: Marchas de furia antichavista

Trabajadores que temen por sus empleos, pequeños empresarios al borde de la quiebra, exportadores exasperados y militantes derechistas salieron a las calles de Colombia. Con bastante menos afluencia de la esperada por sus convocantes, se cumplió este viernes la protesta contra el presidente venezolano Hugo Chávez.

Rodrigo Obregón Crédito: Helda Martínez/IPS
Rodrigo Obregón Crédito: Helda Martínez/IPS
Las marchas "No más Chávez" fueron convocadas por colombianos a través de las redes sociales Facebook y Twitter.

En la víspera, en la página www.nomaschavez.org aparecían coordinadores de la protesta en 30 ciudades de Colombia, 19 de Estados Unidos, 11 de Venezuela, seis de Canadá y cuatro de España.

También había coordinadores en otros 12 países latinoamericanos, en seis europeos, en una ciudad australiana y en una sudafricana, pero el balance final sólo se conocería este sábado.

Ronald Bakalarz, presidente de la junta directiva de la Asociación Nacional de Exportadores de Colombia (Analdex), pareció aupar las protestas al declarar el jueves que "ya es suficiente", en un lenguaje inusual para el empresariado. "Cada vez se exporta menos, nuestra dignidad ha sido pisada por el gobierno venezolano", agregó.
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"Deseamos seguir vendiendo, pero no a costa de nuestra dignidad", apuntó.

Es que los industriales colombianos cargan desde 2002 con el pecado de haber felicitado por escrito a su colega venezolano Pedro Carmona, cuando en abril de ese año encabezó el golpe de Estado que alejó por 48 hora del poder a Chávez.

Ahora, la marcha contra Chávez fue convocada luego de que éste se reunió con opositores colombianos y a partir de la cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), de fines de agosto en Argentina, en la que sus países miembros mostraron desconfianza ante el acuerdo que abre las bases militares colombianas a tropas estadounidenses.

"Le estamos diciendo al señor Chávez que no queremos injerencia en Colombia", aseveró a IPS Rodrigo Obregón, presidente de la no gubernamental Colombia Herida, que promueve ayudas a los soldados mutilados en la longeva guerra interna de este país.

"Si el pueblo venezolano votó por él para que les quitara sus libertades, les racionara su comida y adoctrinara a su infancia, es un asunto que les compete a ellos. Pero que no amenace en Colombia con quitarnos nuestras libertades", agregó.

Hace un tiempo, Obregón organizó un plantón en el andén frente a la sede del jesuita Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), justo cuando varios de sus investigadores y defensores de derechos humanos recibían insistentes amenazas de muerte.

Esta vez Obregón estaba en el centro de Bogotá, en medio de un millar de manifestantes que gritaban "fuera Chávez" y parafraseaban el lema habitual de la izquierda: "Colombia unida jamás será vencida".

Gruesos insultos se granjeó una mujer que desentonó, al exclamar "Fuera Chávez… fuera Uribe… no más falsos positivos", en referencia al asesinato de más de 1.600 civiles por parte de las fuerzas militares, que son luego presentados como guerrilleros muertos en combate.

Más al norte, en el centro financiero de la avenida Chile, se congregaron unas 4.000 personas, que marcharon hacia el centro.

Algunas pancartas acusaban al presidente Chávez de "soez", pero otras a su vez exhibían un lenguaje impublicable. Los buhoneros hicieron su agosto, vendiendo pitos que aumentaron la estridencia de los manifestantes.

"Queremos un país libre para nuestros hijos", rezaba una pancarta, "No Chávez, No FARC, No Polo", decía otra, en referencia a las guerrillas izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, supuestas aliadas del mandatario venezolano, y al opositor partido colombiano de izquierda Polo Democrático Alternativo, segundo en las elecciones presidenciales de 2006.

Pero la pancarta más grande decía: "Chávez: si tanto quiere a Colombia, ¡pague!, ¡No más artimañas con Cadivi!"

IPS preguntó por el significado de la frase al trabajador que portaba uno de los extremos del enorme letrero, pero éste contestó que no lo sabía, y remitió a sus jefes, a unos metros de distancia. Uno de ellos, Humberto González, relató que su empresa manufacturera automotriz está al borde del cierre por la política comercial del gobierno venezolano.

Explicó que la venezolana Comisión de Administración de Divisas (Cavidi) es la entidad que autoriza los pagos a los exportadores colombianos y dispuso un control de divisas. "Nos tiene prácticamente quebrados, porque hace más de un año nos debe facturas y no paga", dijo a IPS, y calcula que la suma adeudada asciende ya "aproximadamente a 1,2 millones de dólares". "Tuvimos que reducir la empresa a la mitad", agregó González.

Su socio, quien se identificó sólo como Eduardo, explicó que el tipo de cambio fijado por Caracas a 2,15 bolívares fuertes (moneda venezolana) por dólar, el "precio que supuestamente él (Chávez) negoció con nosotros, y resulta que no lo está pagando sobre ese dólar y pretende que nosotros reintegremos ese dinero con un dólar de permuta de siete bolívares fuertes".

Es decir, "nos aprobó en un principio el dólar oficial, pero no ha cumplido. Sobre eso la compañía hace sus presupuestos, proyecta su utilidad. Y ahora, como no nos ha pagado, (Chávez) pretende que aceptemos el otro precio", sostuvo. "Los microempresarios somos los más afectados, pero también la gran empresa", puntualizó. Mientras, en otro punto de la marcha tres trabajadores portando una pancarta contra Chávez comentaban entre sí: "En la pasada caminata nos dieron almuerzo".

No lejos de ellos Paola, auxiliar contable de 25 años, caminaba junto con cinco colegas uniformadas con un modesto guardapolvo carmín. Todas laboran en una empresa importadora de insumos eléctricos.

Participaron en la marcha pues Chávez "se está involucrando demasiado con los asuntos comerciales para lograr que Colombia haga lo que él quiere, que es no ser aliado de Estados Unidos", dijo Paola a IPS.

"No veo nada de malo en que haya bases de Estados Unidos aquí, pues si ellos van va a hacer una guerra con Venezuela no necesita bases en Colombia", consideró.

Pero luego declaró que también manifestaba "por la autonomía que debe tener cada país", pues "estar con Estados Unidos es un derecho nuestro".

"No vendemos la conciencia por un barril de petróleo. Estoy aquí porque Honduras sí pudo. Y si Honduras pudo, ¿por qué Colombia no va a poder?", dijo a IPS un estudiante de ese país de Teología de la privada Universidad Javeriana. La referencia era a favor de la dictadura instaurada en el país centroamericano tras el derrocamiento el 28 de junio de Manuel Zelaya.

"Una observación superficial es que se nota que las personas que marchan son lo que en Colombia se llama ‘gomelos’, es decir estudiantes de universidades privadas, personas de estratos pudientes. Van con ropa de marca, muy elegantes", observó a IPS el periodista y escritor Arturo Guerrero, miembro de la asociación profesional Medios para la Paz. "Esto me lleva a pensar que las calles, que tradicionalmente habían sido territorio de manifestación de las izquierdas, de los sectores populares, hoy son tomadas por esta otra clase de población. Hay en esto una toma, una sustitución de los métodos de protesta, por parte de la derecha" agregó.

"Esta manifestación es una forma de lenguaje que va cohesionando, en torno de esas consignas, a esas capas de la población a las que me refiero, de muchachos y señoras muy elegantes que adoptan, más allá de las palabras, gestos públicos abiertos donde muestran su supuesta mayoría y su poderío", evaluó mientras pasaba la marcha hacia el centro.

Según Guerrero, esa derecha en Colombia "ya es capaz de hacer lo que antes no hacía, pues la calle les pertenecía a las personas que no tenían otros medios de expresión. Ellos, que los tienen todos, ahora se toman este también", sostuvo.

Una mirada somera al grupo en la red social virtual Facebook "No más Chávez", que convocó la marcha, muestra que el lenguaje usado en esa comunidad está lejos de ser edificante. IPS corrige la ortografía en los siguientes ejemplos:

"Este h.p. lo que tiene es pura mierda en la cabeza. En mi pueblo hay un refrán que dice ‘muerto el perro se acaba la sarna", escribió el jueves en la noche un hombre que firma como Alfredo Morante.

"Todos a las calles en contra de Chávez. No queremos más socialismo. Somos un pueblo y un pueblo unido puede vencer y eso es lo que haremos", opinó a su vez Carlos Mario Perdomo Sánchez.

"Por nuestros hijos y la paz de nuestro país, no más chavismo ni comunismo", consignó Jorge Contreras en Facebook.

En la mañana, tras sostener una reunión en Bogotá, los presidentes Rubén Salazar, de la Conferencia Episcopal de Colombia, Antonio Arregui, de Ecuador, y Ubaldo Ramón Santana, de Venezuela, expidieron un comunicado que expresa preocupación de la Iglesia Católica por la polarización entre países hermanos.

"Sentimos que la convivencia pacífica se avizora frágil y con serio peligro de deteriorarse aún más por las tensas relaciones, agravadas por la carrera armamentista, en un mundo sacudido por profundas crisis morales y económicas", señalaron los arzobispos.

Los religiosos llamaron a los mandatarios, democráticamente elegidos en los tres países, a superar diferencias "ideológicas", y a los habitantes, de mayoría católica, a "que contribuyan activamente a crear una cultura de paz y de fraternidad".

A todo esto, la convocatoria que no funcionó en absoluto fue la de una marcha paralela en contra del mandatario de Colombia, Álvaro Uribe.

Cerca de 30 personas avanzaron delante de la movilización contra Chávez, pero su interés específico fue protestar por el encarcelamiento de David Murcia Guzmán, propietario de la captadora de dinero DMG, cuya actividad fue declara ilegal en noviembre, generando el rechazo de centenares de miles de ahorradores.

"Ahí están, esos son los que roban la Nación", gritaban pidiendo libertad para Murcia. Con todo, una joven activista, que pidió reserva de su nombre, aseguró a IPS que la marcha contra el presidente colombiano "viene pronto y será contundente".

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