AMBIENTE-BRASIL: El reto del desarrollo con menor contaminación

Brasil tendrá en los próximos años el desafío de crecer de forma sustentable, venciendo el mismo obstáculo de la emisión de gases invernadero que enfrenta ahora el mundo industrializado, del que son responsables en 30 por ciento los sectores industrial y energético.

El informe del Ministerio de Medio Ambiente sobre el crecimiento del sector industrial y de la generación y consumo de energía indica que los dos sectores tendrán un peso más expresivo en el total de las emisiones de gas carbono.

Estimaciones de esa cartera anticipan que la industria y energía juntas aumentarán de 18 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) a cerca de 30 por ciento, mientras que las generadas por la deforestación presentaron caídas sucesivas.

Según el ministerio, en 1994 la deforestación representaba alrededor de 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero totales del país, mientras que hoy calcula que están alrededor de 60 por ciento.

El estudio presentado días atrás compara los datos de las emisiones de 1994 con las de 2007 en base a fuentes oficiales como el Ministerio de Energía y el Instituto Brasileño de Estadísticas.

Las autoridades apuntan como "uno de los villanos" la ampliación del número de plantas termoeléctricas. En 1994, por cada gigavatio-hora consumido se emitían 42 toneladas de CO2, mientras que ahora ese número saltó a 54 debido a la mayor participación de esas centrales.

También se indica que en 1994, las emisiones de CO2 por generación eléctrica fueron 10,8 millones de toneladas, mientras que en 2007 llegaron a 24,1 millones de toneladas.

"En los próximos años Brasil se equiparará con los países europeos en términos de emisión", comentó en entrevista con IPS el ambientalista Fabio Feldman, secretario del Foro Paulista de Cambios Climáticos, quien no se sorprendió con los datos presentados.

"Ya sabíamos que en Brasil estamos enfocándonos mucho en la deforestación, pero estamos olvidando que tendremos problema con las emisiones por los sectores de industria y la energía, como el informe dice", destacó.

En cuanto al sector eléctrico, ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, indica que habrá que incentivar la generación de energía limpia, limitando la expansión de las centrales termoeléctricas, que pasaron a emitir 122 por ciento más.

En el caso del área del transporte, otro segmento que aumentó sus emisiones, la solución, como explicó Minc, "será que el gobierno y la sociedad adopten medidas concretas, como dar énfasis a lo colectivo, invertir en hidrovías y exigir la inspección de emisiones anualmente de los vehículos".

Sólo esta última actividad pasó a arrojar 50 millones de toneladas de CO2 adicionales en la atmósfera. Son 30 millones por el consumo de diesel, 15 millones por la combustión de gasolina y cinco millones de gas natural.

Eso, según Minc, implica repensar la matriz brasileña de transportes, que "valorizó la vía terrestre, que ya era grande y aumentó todavía más en los últimos años".

"Estos datos preliminares demuestran que Brasil va tener que comprometerse a un gran esfuerzo mundial para cambiar la curva de emisiones", observa Feldman.

El ambientalista considera interesante los datos presentados sobre la contribución a la emisión de dióxido de carbono del transporte con motores diésel, "que en nuestro país es de pésima calidad".

"No podemos mantener la misma tendencia de emisiones", alerta.

Para cambiar la composición de la matriz energética, considera importante aumentar la participación eólica, y de energías renovables en general.

En términos industriales destaca que el gran desafió de Brasil será producir más con menos energía o como prefiere decir el ministro "crecer emitiendo menos carbono".

Feldman esta preocupado por "el entusiasmo" de Brasil y de sus gobernantes con los últimos descubrimientos de reservas petrolíferas en las llamadas "camadas presal" de sus yacimientos submarinos.

Según cálculos oficiales, las reservas nacionales de petróleo se incrementarán en unos 50.0000 millones de barriles con la explotación de esos campos a partir de 2010.

"Es muy preocupante porque eso significa mas disponibilidad de petróleo y más barato, lo que ensuciará todavía más la matriz energética", analiza el ambientalista.

El Ministerio de Medio Ambiente impulsa una ley para que las usinas termoeléctricas asuman el costo ambiental, proporcional a los perjuicios que causan, y lo compensen con acciones de reforestación.

Una medida que enfrenta oposición dentro del mismo gobierno y que según Feldman es fundamental.

"Si se exigen contrapartidas en términos de ahorro de carbono, aumenta el costo de energía y hace mas competitivas a las energías renovables", afirma Feldman.

La matriz energética brasileña, considerada hasta ahora una de las más limpias del mundo, está integrada por 69 por ciento de generación hidroeléctrica, mientras que la proveniente de fuentes como las termoeléctricas a gas representan 10,46 por ciento, la biomasa, 5,03 por ciento, biodiésel 4,83 por ciento, carbón 1,28 por ciento y nuclear 1,77 por ciento, entre otras.

El Ministerio de Medio Ambiente considera que el estudio es una señal de alerta y en contraparte propone también más políticas públicas para disminuir el impacto de los combustibles fósiles.

Se refiere a acciones que estimulen los vehículos flex, como se le llama a los que funcionan indistintamente con gasolina o alcohol obtenido a partir de la caña de azúcar, la producción de biodiésel y las inversiones en transporte hidroviario,

Actualmente más de 90 por ciento de la nueva flota automotriz brasileña es flex,

"Tenemos que actuar en esos sectores para revertir la curva ascendente de emisiones", destaca Suzana Kahn, secretaria nacional de Cambios Climáticos del Ministerio de Medio Ambiente.

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