AMÉRICA DEL NORTE: Una reunión a cara de perro

Los presidentes de México y de Estados Unidos y el primer ministro de Canadá se encontrarán este fin de semana con una variedad de problemas en una cumbre que difícilmente arroje medidas inmediatas para abordarlos.

La agenda oficial de los mandatarios Felipe Calderón, de México, y Barack Obama, de Estados Unidos, y del primer ministro de Canadá, Stephen Harper, se centrará especialmente en asuntos económicos y de seguridad, aunque también incluirá migración, cambio climático, la influenza A/H1N1, la crisis en Honduras y la imposición canadiense de visas a los viajeros mexicanos.

"Se espera mucha retórica, pero no creo que haya grandes anuncios", dijo a IPS Alejandro Villamar, integrante de la no gubernamental Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio.

Los tres gobernantes sesionarán este domingo y el lunes en la noroccidental ciudad de Guadalajara, a unos 550 kilómetros de la capital mexicana, en las primeras jornadas entre gobernantes de América del Norte con participación de Obama, quien asumió el cargo en enero.

El problema más relevante será el combate al narcotráfico, al cual el gobierno estadounidense ha comprometido 1.400 millones de dólares, que serán entregados a México y América Central a través de la llamada Iniciativa Mérida, aprobada durante la gestión de George W. Bush (2001-2009).
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Se trata de un paquete de ayuda de tres años, desde 2008, pero el Congreso legislativo estadounidense dispuso que la liberación de 15 por ciento de esos fondos esté condicionada a una certificación extendida por el Departamento de Estado (cancillería) sobre el respeto a los derechos humanos de los países beneficiarios.

De hecho, ese porcentaje equivalente a 100 millones de dólares está bloqueado en el Senado estadounidense por acusaciones contra el ejército mexicano de graves violaciones a los derechos humanos en las operaciones contra el tráfico de drogas.

La estatal pero autónoma Comisión Nacional de Derechos Humanos registró quejas ciudadanas contra militares por cateos ilegales, detenciones arbitrarias, torturas, violaciones sexuales y otros abusos, que pasaron de 182 en 2006 a 1.230 en 2008.

Por eso, distintos organismos de derechos humanos mexicanos y extranjeros han pedido a la administración de Obama que congele esos recursos hasta que el gobierno mexicano haya puesto fin a esos atropellos.

Pero el gobernante del Partido Demócrata ha expresado su respaldo a la estrategia antidrogas ordenada por el conservador Calderón, como lo manifestó en su visita a México el 16 y 17 de abril, la primera que realizó a una nación latinoamericana.

Las muertes relacionadas con el crimen organizado han superado este año las 4.000, según recuentos periodísticos. Sólo en julio, más de 850 personas fueron asesinadas, en el mes más violento desde que Calderón lanzó un fuerte operativo en diciembre de 2006, desplegando unos 40.000 soldados y miles de policías.

En materia económica, los tres gobernantes dialogarán sobre la crisis que ha sacudido a los tres países, cuyo producto interno bruto (PIB) supera los 17.000 billones de dólares y tienen un intercambio comercial de más de 500.000 millones de dólares.

"La reunión de este fin de semana en Guadalajara es quizá la última oportunidad de conseguir una agenda constructiva con el gobierno de Barack Obama. Si no se logra, habría probablemente que esperar hasta 2013 cuando Estados Unidos y México hayan ya tenido otro ciclo electoral. Es demasiado tiempo", escribió Luis de la Calle, columnista de la revista financiera El Semanario.

Canadá, Estados Unidos y México son socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, más conocido como Nafta), vigente desde 1994 y rechazado por un vasto sector de activistas, sindicalistas y dirigentes políticos por haber agudizado, en su opinión, la dependencia mexicana respecto de Estados Unidos.

"Nuestro principal planteamiento es que ya es hora de cumplir con las promesas de la revisión del TLCAN. Una parte de los votos que recibió Obama fue por su promesa de campaña de revisarlo. En los tres países hay un apoyo a esa medida", dijo Villamar.

Organizaciones no gubernamentales (ONG) de las tres naciones preparan una reunión alternativa a la cumbre, en la cual pedirán, entre otras acciones, la renegociación del TLCAN, una oferta de Obama en la campaña electoral de 2008, rechazada por Calderón.

Las ONG quieren una revisión del capítulo agrícola del acuerdo, así como una mayor importancia para los asuntos ambientales y laborales.

La posibilidad de una reforma migratoria en Estados Unidos para legalizar la presencia de entre 10 millones y 12 millones de indocumentados de origen latinoamericano, de los cuales siete millones son mexicanos, también atraerá los reflectores este fin de semana.

En su campaña electoral y los primeros meses de su gestión, Obama se comprometió a impulsar una nueva política migratoria, pendiente desde hace años.

"En México no se ha entendido que Estados Unidos ve la política migratoria como un asunto unilateral, de política interna y que debe ser resuelto domésticamente", sostuvo a IPS Jorge Bustamante, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de las Personas Migrantes.

A su juicio, la cumbre no resultará en ningún anuncio trascendental en cuestiones migratorias.

Mientras, Guadalajara ha sido prácticamente tomada por agentes de seguridad mexicanos y del servicio secreto estadounidense. Unos 2.000 policías custodiarán la cumbre, según datos oficiales.

Calderón se entrevistará el domingo separadamente con Harper y con Obama. Y los tres sostendrán al día siguiente una reunión conjunta para cerrar el encuentro.

La primera cumbre norteamericana se celebró en marzo de 2005, cuando sesionaron en Waco —en el estado estadounidense de Texas, fronterizo con México— Bush y los entonces gobernantes Vicente Fox (2000-2006), de México, y Paul Martin, de Canadá (2003-2006).

La siguiente tuvo lugar en la oriental ciudad estadounidense de Nueva Orleáns en abril de 2008, cuando se vieron las caras Calderón, Harper y Bush.

Calderón y Harper dialogarán sobre la polémica decisión del gobierno canadiense de imponer visas a los viajeros mexicanos y de la República Checa, vigente desde el 14 de julio, fundamentada en el aumento considerable de las solicitudes de asilo político.

"Existe la posibilidad de que algunas de las medidas de mitigación que hemos propuesto puedan ser adoptadas por los dos dirigentes, pero no tenemos ningún indicio al respecto", dijo a IPS Carlo Dade, director ejecutivo de la no gubernamental Fundación Canadiense para las Américas (Focal).

Esta entidad, con sede en Ottawa y dedicada al fortalecimiento de las relaciones entre Canadá y América Latina, ha sugerido replantear la relación bilateral, adoptar un mecanismo eficaz para gestión de visados y la instauración de un instrumento de viajeros frecuentes, que existe en forma separada entre los tres países norteamericanos.

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