ECONOMÍA-FILIPINAS: Remesas para invertir

El filipino George Detubio trabajó fuera de su país. Luego, volvió. Ahora disfruta de su carrera de empresario: posee un próspero negocio de distribución de gas licuado en esta localidad, 200 kilómetros al norte de Manila. Su caso no es único.

Detubio, de 47 años, trabajó 20 como marino. Ganaba más de 7.000 dólares al mes y estaba orgulloso de la despreocupada vida de su familia. Pero quería vivir en Filipinas y tener su propio negocio. El mayor obstáculo era la falta de capital.

La familia decidió recortar gastos y depositar parte de las remesas en una caja de ahorros de un banco.

"Es una cuestión de autocontrol", según Detubio. Él y su esposa, gerente de banco, invirtieron en el cultivo de arroz. Mientras él trabajaba en ultramar y mandaba dinero, ella administraba el negocio.

Pero la dura competencia y los altos gastos de estructura obligaron a la pareja a bajar la cortina. Fue entonces que un amigo que tenía una franquicia de PR Gaz Haus, uno de los principales proveedores de gas licuado de petróleo de Filipinas, lo impulsó a solicitar una licencia.
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Detubio volvió a su casa en 2005 y ayudó a su esposa a gestionar el negocio, que resultó ser una mina de oro. Al año, lograron recuperar el capital inicial, unos 42.000 dólares, gracias a la enorme demanda de hogares, granjas y restaurantes.

Entonces destinaron parte de sus ganancias a financiar otros dos emprendimientos: solicitaron otra franquicia de PR Gaz Haus y compraron una avícola.

Cada vez hay más filipinos de medianos ingresos que trabajan en el exterior y que, como él, no usan las remesas para el sustento básico de la familia sino como forma de invertir en emprendimientos privados y mejorar de forma notoria su calidad de vida.

"La idea generalizada es que los trabajadores en el exterior destinan las remesas al consumo y no promueven las inversiones", según un estudio publicado en marzo por Kelly Bird, economista del departamento de Asia sudoriental del Banco de Desarrollo Asiático (BDA).

"La tendencia al consumo" depende del nivel socioeconómico de la familia, según Bird. Los sectores de menores ingresos gastan más en alimentos. Los de mayor poder adquisitivo lo usan para financiar la educación de los hijos o abrir un negocio.

"Las familias más pobres emplean las remesas para el consumo. Pero después de que esa necesidad está cubierta, usan el dinero para pagar educación, salud, vivienda y hacer pequeñas inversiones", coincidió Dilip Ratha, economista del Banco Mundial.

Datos recabados por el BDA mostraron que en 1985, 40 por ciento de los hogares con algún miembro trabajando en el extranjero iniciaron nuevos emprendimientos. En 2006, la cantidad pasó a 55 por ciento.

"Cada vez hay más pruebas de que con el tiempo, los hogares con algún integrante en el exterior destinan una proporción cada vez mayor de las remesas a inversiones, en la educación de sus hijos y en pequeñas empresas", apuntó Bird.

Filipinas es uno de los mayores exportadores de mano de obra y uno de los países que recibe mayor cantidad de remesas, más de 16.000 millones de dólares en 2008. Eso contribuyó a sostener la economía local desde hace más de tres décadas.

Las remesas generaron la necesidad de divisas para reducir el déficit comercial y pagar la deuda, al tiempo que contribuyeron a sacar de la pobreza a los hogares más desfavorecidos.

Unos 900.000 de los 88 millones de habitantes del país "pasaron del sector de más bajos ingresos al de medianos gracias a las remesas", según las últimas proyecciones oficiales.

"Las remesas hicieron bajar la pobreza en al menos cinco puntos porcentuales", señaló Dilip Ratha.

También han permitido preservar a la economía filipina de las consecuencias de la crisis financiera internacional. Con o sin ella, los filipinos del exterior seguirán enviando dinero a sus familias y eso seguirá impulsando el consumo que mueve a la economía, según analistas.

Pero es evidente que las remesas ahora también son una fuente de inversiones y es poco probable que la recesión global las disminuya, indicó el vicepresidente del Banco Central de Filipinas, Diwa Gunigundo.

Los hogares con trabajadores en el extranjero suelen usar las remesas no sólo para la compra de suministros cotidianos sino para pequeñas inversiones. También en vivienda, por lo que seguirán mandando dinero para pagar mensualmente la hipoteca, según una investigación realizada por el Banco Central.

Veintitrés por ciento de los 500 hogares con trabajadores en el exterior encuestados para un estudio del Banco de Desarrollo Asiático, emplearon el dinero para el sustento del negocio familiar en el primer trimestre de este año.

Dada la importancia de las remesas, no sólo en Filipinas sino en todos los países que exportan mano de obra, es necesario crear una institución dedicada a investigar su incidencia en el desarrollo, según Ratah, del Banco Mundial.

"Creo que es necesario que haya un organismo que haga un seguimiento de las remesas y de las migraciones, analice formas de reducir los costos del envío de dinero mediante nuevas tecnologías, facilite el acceso a servicios financieros para los hogares y al mercado de capitales para las instituciones y/o los países", añadió.

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