AMBIENTE-BRASIL: Casas ecológicamente correctas… y blindadas

Las viviendas económicas que se planifica construir en barrios populares de esta ciudad brasileña con una material aislante térmico y acústico, en el marco de un plan nacional para superar el déficit habitacional, levantó una polémica inesperada. La causa es que también serían a prueba de balas.

La tecnología alemana, que intenta vender la empresa británica Ultra Green al gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva, utiliza bloques construidos en base a una fórmula –que no divulga— de "telgopor grafitado" (material plástico espumado y reforzado), con una cavidad entrelazada a través de soportes de hierro galvanizado.

El material utilizado y el espesor de los bloques de 15 centímetros o más hace que las paredes sean muy resistentes, a diferencia de las precarias viviendas actuales de las favelas (barrios pobres hacinados), al punto de que podrían soportar el impacto de balas, incluso de grueso calibre.

La fórmula parece simple, según explicó a IPS el presidente de la Empresa de Obras Públicas del gobierno del estado de Río de Janeiro, Icaro Moreno.

Apenas encajar los bloques, como en el juego infantil Lego, se rellena la cavidad interna con cemento y después se usa un revestimiento normal cubierto con una malla natural.
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El método tendría varias ventajas económicas y ecológicas, según intenta comprobar el gobierno con un primer campo de experimentación en la favela de Manguinhos, uno de los barrios más violentos de Río de Janeiro.

Una casa popular se podría construir en apenas 14 horas, involucrando a la comunidad, incluidos mujeres y ancianos porque los bloques son leves y fáciles de encajar, con un entrenamiento de apenas tres horas.

Y la tecnología permitiría ahorrar hasta 30 por ciento respecto del costo de una construcción tradicional. En caso de ser cierto, el gobierno de Río de Janeiro, no dudaría en aplicar la tecnología porque "con el mismo precio podría construir 300 casas más", destacó Moreno.

El plan de viviendas de Río de Janeiro forma parte de un programa impulsado a nivel nacional por el presidente Lula llamado "Mi casa", que se propone construir un millón de residencias populares hasta 2010 en todo el país.

En el caso de la ciudad de Río de Janeiro, el socio de Lula para estas obras, es la administración del Estado de igual nombre de Sergio Cabral, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, aliado en el gobierno nacional del izquierdista Partido de los Trabajadores.

Según las estimaciones más conservadoras, que son las oficiales, en Brasil hay un déficit de ocho millones de viviendas.

El presidente de Ultra Green Brasil, Pedro Moreira Leite, asegura que la tecnología es sobre todo "ecológicamente correcta", tras precisar que se puede aplicar para construir "desde una cucha para perro hasta un palacio", como uno que ya se levantó en Dubai. La firma alemana ya planifica instalar tres fábricas en el país.

Son "casas verdes", porque, según explica a IPS, se utilizan materiales como cemento reciclado, es decir mezclado con escombros de obra. También entrarían dentro de ese concepto porque no causarían mucho material de desecho.

Mientras que en Brasil, por ejemplo, se desperdicia de 15 a 20 por ciento de material de construcción, Leite asegura que el "súper telgopor" genera sólo dos por ciento de basura. Y agrega que la tecnología no requiere de la utilización de vehículos pesados como grúas.

Pero la principal ventaja ecológica, según el empresario, se basa en la capacidad de aislamiento acústico y climático de sus paredes.

Con temperaturas altas como las de Brasil se ahorraría hasta 30 por ciento de energía eléctrica, porque el material aislante mantiene la refrigeración inicial por cuatro o cinco horas

Pero la abundancia de información ecológicamente correctas, en este caso, hizo que se perdiera en las páginas de la prensa otro asunto que causó inquietud, como es que las casas serían también "antibélicas", es decir a prueba de balas, soportando inclusive proyectiles de fusiles.

Los habitantes de las favelas suelen quedar en medio del fuego cruzado por los enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes o con la policía.

Datos oficiales, que las organizaciones de derechos humanos dicen que son subestimados, reportan que sólo de enero a abril murieron 75 civiles como consecuencia del enfrentamiento entre narcotraficantes y en operativos policiales contra esas mafias.

Por eso la información sobre las casas populares "a prueba de balas", llegó en un mal momento para el gobierno de Lula.

Más aun cuando lo que intenta con planes como "Mi casa", además de reactivar la economía y crear empleos con inversión en obras públicas, es promover "la seguridad y la pacificación a través de la ciudadanía" como reza su otro "Programa Nacional de Seguridad con Ciudadanía". En síntesis, la propuesta es combatir este grave problema no con balas sino con obra sociales

"Ni entramos en ese tipo de análisis, porque en Brasil no necesitamos casas a prueba de balas", rebatió Moreno, quien asegura que lo que prevalecerá en la elección de esta tecnología serán cuestiones de velocidad de obra, costo y calidad.

Moreno atribuye la filtración de esa información a "una táctica de marketing" de la empresa fabricante. Aunque admite que una pared de un espesor de 15 centímetros y con los materiales que utiliza la tecnología, si es "resistente".

Después de la polémica, el presidente de Ultra Green también prefiere atribuir la supuesta capacidad antibélica de la tecnología alemana a declaraciones de un especialista de la policía de Río de Janeiro.

Pero, destaca entre paréntesis, "cualquier casa hoy de concreto armado de ese espesor es automáticamente a prueba de balas, y no específicamente las nuestras, con nuestra tecnología".

La empresa británica, que también busca expandir sus inversiones en otros países de América Latina, apunta a otro mercado "no tradicional" de construcción. Por ejemplo el de las cárceles, por la capacidad de aislamiento térmico del material".

"En los presidios de Brasil, uno de los graves problemas es el calor por las condiciones casi inhumanas y la cantidad de presos en las celdas. Nuestra tecnología permitiría un ambiente más humano, por el aislamiento térmico".

La fortaleza del material también tendría una ventaja adicional para esos casos, según Moreira Leite: la de "evitar fugas".

Pero eso será parte de otra polémica.

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