NICARAGUA: Víctimas del Nemagón sufren otra intoxicación

Convertida al evangelismo hace 10 años, a la nicaragüense Melba Francisca Poveda no le preocupó rezar y entonar cánticos católicos durante seis meses en una desolada isla de cemento enclavada en el corazón de Managua.

Día y noche, ella y otras 400 personas enfermas, la mayoría analfabetas, se alternaron para rezar a favor del gobierno nicaragüense de Daniel Ortega en varias rotondas de la capital.

"La fe en que nos ayudarían a salir de la pobreza y nos darían un poco de dignidad nos llevó a permanecer ahí por seis meses, aguantando de todo. Ahora nos echan porque reclamamos la promesa", dijo a IPS Poveda.

A mediados de febrero, ella y otros líderes fueron expulsados de la Asociación de Trabajadores y ex Trabajadores Afectados por el Nemagón y el Fumazone, un movimiento de campesinas y campesinos enfermos por esos agroquímicos que se aplicaban en los años 60 y 70 en las plantaciones de banano de los departamentos de Chinandega y León, oeste del país.

La Asociación, que Poveda ayudó a fundar hace 17 años, ha llevado a cabo muchas marchas de cientos de kilómetros hasta Managua para pedir apoyo de las autoridades a su lucha por conseguir reparaciones de las empresas estadounidenses responsables del uso del Nemagón, que dejó arruinada la salud de miles de trabajadores y trabajadoras del banano en Nicaragua y otros países de América Central.
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Más de 12.000 ex trabajadores y habitantes del campo litigan contra esas empresas transnacionales por daños a la salud.

Poveda llegó a la capital en la última protesta unida de la Asociación, en mayo de 2007.

Por quinta vez en los últimos 10 años, hizo el trayecto de 140 kilómetros, desde la occidental Chinandega a la capital, con unas 230 mujeres mayores, muchas enfermas.

Se instaló en los predios públicos frente al edificio de la Asamblea Nacional y a unos 200 metros de Casa Presidencial, en un sitio que la gente conoce como "Ciudad Nemagón", formado por tiendas de plástico y trozos de cartón, donde habitan unas 2.000 personas.

"Siempre los gobiernos vinieron a ofrecernos apoyo, y muy pocas nos cumplieron, pero nunca nadie vino a pedirnos que los apoyáramos. Nadie nos había utilizado así", se queja ahora, escondida en una barriada oriental de Managua donde espera que pase el tiempo para regresar sin riesgo a su natal Chinandega.

"A los que denunciamos al presidente nos andan buscando para jodernos", afirmó.

Poveda se refiere a una denuncia que efectuó el 12 de febrero ante la no gubernamental Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), junto con 40 habitantes de Ciudadala Nemagón, ocho de ellos líderes y fundadores de la Asociación, contra el gobierno de Ortega.

Según los denunciantes, el grupo que desde hacía meses oraba y pedía apoyo para la administración de Ortega en varias plazas de la ciudad estaba conformado por ex trabajadores bananeros de Ciudad Nemagón, contratados por el gobierno.

HISTORIA DE REZOS

En agosto de 2008, nueve de las principales rotondas de la capital amanecieron tomadas por decenas de personas, luciendo camisetas con la frase "El amor es más fuerte que el odio" y gorras con mensajes alusivos a Ortega y a los candidatos del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para los comicios municipales del 8 de noviembre.

Agitaban banderas del FSLN, repartían propaganda electoral y oraban día y noche, mezclando las oraciones con lemas partidarios, sobre un fondo musical de canciones de protesta emitidas por altoparlantes.

Los "rezadores" recibían tres comidas diarias, vehículos con placas estatales para transportarse de las rotondas a los medios de comunicación, adonde iban a orar "para exorcizar el odio" contra el presidente.

En los lugares donde se manifestaban se instalaron toldos y retretes portátiles. Ellos recibían alimentos y juguetes para repartir en las fiestas navideñas, y garrotes y morteros artesanales para enfrentar las marchas opositoras, que siguieron a los comicios de noviembre teñidos por denuncias de fraude.

El gobierno siempre negó su apoyo al movimiento, y la esposa del presidente, Rosario Murillo, dijo que los "rezadores" eran "el pueblo enardecido defendiendo el voto del Frente Sandinista en las calles".

"En un inicio nos trataban bien y nos ofrecieron casas de las que el gobierno estaba regalando. Dijeron que nos pagarían 200 córdobas diarios (10 dólares) y que nos darían medicinas para el cánce,r y que a los enfermos nos operarían en Cuba y en Venezuela", cuenta Poveda, de 60 años y enferma de los riñones, según dice, por beber agua contaminada con Nemagón.

"En diciembre empezamos a reclamar que cuándo nos iban a cumplir. Ya el gobierno había ganado las elecciones y, en vez de darnos lo prometido, empezaron a reclamarnos que no habíamos hecho mucho por el partido y que ya no estábamos rezando", dijo a IPS otro de los denunciantes, Perfecto Antonio Laguna.

"En enero, cuando volvimos a reclamar, la jefa del plantón (Ciudad Nemagón) Socorro Altagracia Solís, nos llegó a amenazar que si seguíamos exigiendo cosas nos sacarían del campamento y nos pegarían fuego en plena calle", dijo a IPS Laguna.

"Lo último que nos hicieron fue decirnos que íbamos a salir a rezar en los turnos de la cinco de la tarde a las cinco de la mañana. Y nos negamos, porque el viento y el frío nos estaban afectando a todos, y ellos ya ni medicina nos querían dar", agregó.

LA DENUNCIA

El 12 de febrero por la mañana el grupo interpuso su denuncia ante la CPDH. Por la tarde, activistas de derechos humanos tuvieron que llamar a la policía para proteger a los denunciantes, pues sus compañeros de Ciudad Nemagón querían lincharlos por "traición" al movimiento.

A la mañana siguiente, sus 40 casuchas de madera, plásticos y cartón estaban destrozadas.

Altagracia Solís, dirigente de Ciudad Nemagón, presidenta de la Asociación y seguidora del gobierno, desmintió a IPS todas las acusaciones de Poveda, Laguna y Leopoldo Casiano Mendoza, otro de los líderes denunciantes.

Mendoza dijo a IPS que fue expulsado a garrotazos y a medianoche de su vivienda en el plantón, sin ropas y amenazado con machetes y pistolas.

"Aquí nadie obliga a nadie. Los compañeros que quieren ir a orar lo hacen por religión, por amor a Dios, y el gobierno no tiene nada que ver, eso es una calumnia de ustedes los medios", respondió Altagracia Solís, rodeada de campesinos y campesinas, que ondeaban banderas y aplaudían.

El gobierno lo único que ha hecho es apoyar con alimentos y medicina a los afectados por el Nemagón, agregó.

"Si se fueron (del campamento) fue porque les remordía la conciencia", aseguró.

Victorino Espinales, fundador de la Asociación y líder de los campesinos del plantón hasta diciembre de 2007, sostuvo que Altagracia Solís es "la agente de Ortega".

"Yo lideré a esta gente por más de 20 años, yo los organicé y los representé toda la vida. Yo vi morir a más de 500 de mi gente en esos campamentos, en las marchas, y a mí me echaron el 30 de diciembre de 2007 porque me negué a entregarle el movimiento a Ortega", dijo Espinales a IPS.

Según su relato, en esa fecha, recibió mensajes, presuntamente enviados por Ortega, para proponerle ayuda a cambio de que los campesinos salieran a las calles a apoyar al gobierno, que soportaba críticas de la oposición.

"Me opuse a entregar al movimiento al gobierno, pero la Altagracia (sic) se alió con unos cuantos ambiciosos y, a cambio de unos sacos de comida, dividieron al gremio y se aliaron al gobierno. Yo abandoné el plantón y me vine con 400 personas a Chinandega a seguir aquí mi lucha", dijo Espinales.

Ligia Petrona Chávez, otra mujer del plantón que se rebeló, afirma que la echaron porque se negó una madrugada a rezar en la rotonda de Cristo Rey.

Las largas jornadas, las inclemencias del tiempo, el incumplimiento de las promesas y una fiebre contraída en las noches de oración la llevaron a renunciar a la tarea, sostuvo.

"Tenía una semana de andar grave con fiebre, y los fríos de la madrugada me estaban matando, y aun así ellos querían que fuera a rezar", dijo por teléfono desde Chinandega. "Me empezaron a acusar de traidora, y no aguanté", agregó.

El presidente de la CPDH, Marcos Carmona, consideró "un crimen contra gente enferma y muy pobre, que sea manipulada de esa manera".

Desde la denuncia, los "rezadores" languidecen en las rotondas. Ya no son tan numerosos, los toldos se rompieron con los vientos de febrero y ya no hay altoparlantes.

Poveda asegura que es admiradora de Ortega y que fue guerrillera del FSLN, alzado en armas contra la dictadura de la familia Somoza a la que derrocó en 1979. Ella no culpa al mandatario, "porque a lo mejor él no sabe nada de la maldad que nos hicieron".

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