PALESTINA-ISRAEL: Rescatando al soldado Guilad Shalit

Israel endurece su posición ante el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), mientras Egipto intermedia entre ambas partes en la negociación indirecta de un acuerdo permanente de cese del fuego.

Medios de prensa árabes aseguran que un acuerdo preliminar podría haber estado vigente desde el domingo, pero el gobierno israelí subió de repente la apuesta.

El 18 de enero comenzó un cese del fuego temporal y, en las formas, unilateral por ambas partes, tras la Operación Plomo Fundido de las fuerzas armadas israelíes contra Gaza, que acabó con 1.300 vidas en ese territorio y con 5.300 heridos, la mayoría civiles.

Pero el lanzamiento de cohetes contra territorio israelí y los ataques israelíes en Gaza amenazan desde entonces la frágil calma.

La extrema derecha israelí, cuyos partidos son los más renuentes a negociar la paz, logró un gran avance en las elecciones israelíes del 10 de este mes. Esto los alienta a proponer duras condiciones para una tregua, al igual que el duro golpe militar recibido por Hamás.
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Israel no aceptará ningún cese del fuego a menos que el soldado Guilad Shalit sea liberado en el marco de tal acuerdo, advirtió el primer ministro Ehud Olmert el sábado, a través de un comunicado.

El 25 de junio de 2006, miembros de Hamás secuestraron a Shalit de una base militar israelí cerca de la frontera con Gaza. Desde entonces ha estado cautivo en una ubicación secreta dentro de la franja.

A cambio de Shalit, Hamás reclama la liberación de unos 1.000 presos palestinos en cárceles israelíes, muchos de ellos detenidos sin mediar juicio.

La organización palestina dijo que es inaceptable condicionar un cese del fuego a la liberación de Shalit, pues, alertó, debería ser parte de un acuerdo posterior y separado que incluya un intercambio de prisioneros.

Incluso el acérrimo enemigo interno de Hamás, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que domina Cisjordania, negó que este reclamo israelí fuera razonable.

El negociador de la ANP Saeb Erekat rechazó la condición. Dijo que la idea era un "chantaje" y una violación de un acuerdo de 2005 entre Israel y la ANP sobre el manejo de los cruces de frontera de Gaza.

El avance hacia un cese del fuego permanente también se estancó por la demanda de Israel de que carezca de plazos definidos.

Hamás acusó a Israel de hacer zozobrar a último minuto las negociaciones indirectas sobre una tregua con ese reclamo, pues las negociaciones iniciales se habían concentrado en un cese del fuego de 18 meses.

Antes de que Israel presentara sus últimas demandas, en el fin de semana hubo entre los negociadores cierto optimismo.

Egipto, que intermedia entre Hamás e Israel mediante reuniones por separado entre representantes de ambas partes en El Cairo, había reportado avances en las prolongadas negociaciones.

El número dos de Hamás, Moussa Abu Marzouk, dijo la semana pasada que su organización había accedido a una tregua de 18 meses con Israel y que esto sería anunciado en pocos días.

Taher Nunu, un portavoz de Hamás que acompañó a la delegación en El Cairo, también informó que se esperaba un acuerdo para los próximos días, y que se habían concretado avances sobre el cese del fuego, la reconciliación entre su movimiento y el secular partido Fatah, y aportes de fondos para la reconstrucción de Gaza.

"Se han resuelto muchos obstáculos, especialmente frenando toda forma de agresión y la cuestión de la calidad y la clase de bienes que ingresan a Gaza, y la apertura de la frontera", dijo Nunu.

Sin embargo, en el fin de semana la actitud de Israel hacia Hamás pareció endurecerse de repente.

Tras el recuento final de los votos, un gobierno de extrema derecha en Israel pareció ser una certeza.

Envalentonado por los resultados de las elecciones y en consulta con colegas parlamentarios, Olmert, primer ministro saliente, decidió establecer la liberación del soldado Shalit como prerrequisito para cualquier acuerdo de cese del fuego.

Olmert no tiene nada que perder, luego de protagonizar un serio escándalo de corrupción, e incluso avizora una oportunidad para salvar lo que queda de su reputación si se logra el fin del cautiverio del militar prisionero.

El líder del Likud, Benjamín Netanyahu, quien se prevé será el próximo primer ministro, dio luz verde a Olmert para endurecer su posición negociadora con el con Hamás, según medios de este país.

A Netanyahu le gustaría que la liberación de Shalit ocurra antes de su eventual consagración al frente del gobierno. La devolución del soldado implicaría, simultáneamente, la liberación de prisioneros palestinos, entre los cuales figuran altos comandantes y miembros de Hamás involucrados en atentados suicidas.

Esto es algo a lo que muchos israelíes se oponen, y Netanyahu no quiere ser visto como alguien que cede a "negociaciones con terroristas" con "sangre que chorrea de sus manos".

Tras el revés del cese del fuego, Khaled Mescal, jefe del politburó de Hamás, con sede en Damasco, confirmó el viernes que se habían suscitado otras varias complicaciones que posiblemente estancarían un acuerdo.

Según el jefe de la inteligencia egipcia Omar Suleiman, Shalit y la extensión de cualquier cese del fuego no son los únicos asuntos que complican un acuerdo.

Suleiman dijo que quedan otros obstáculos por resolver, entre ellos establecer una zona de exclusión entre Gaza e Israel, el cese del lanzamiento de cohetes desde la franja y también de los ataques militares israelíes, y el fin del contrabando de armas.

El gabinete israelí se reunió el domingo para ultimar su futura política en relación a Gaza.

El gabinete también discutió las condiciones finales para un cese del fuego permanente con Hamás, confiado en que no sólo será posible en el futuro muy cercano sino también en los términos y condiciones favorables a Israel.

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