ECONOMÍA-SOMALIA: Señores de la guerra dominan el mercado

El comercio y la economía de Mogadiscio, la capital de Somalia, tienen una historia sombría desde 1991, cuando colapsó el Estado. El caos y la guerra civil se han arrastrado hasta ahora.

Antes de la guerra había 23 mercados importantes en la ciudad. Hoy quedan solo dos: el principal, de Bakara, dividido en 46 sectores, y el más pequeño pero igualmente vibrante de Souk Ba'ad.

El mayor socio de la comunidad empresarial de Mogadiscio es Dubai, uno de los Emiratos Árabes Unidos, con un volumen de intercambio anual de entre 600 y 700 millones de dólares.

Un equipo de investigadores dirigido por Stig Jarle-Hansen presentó en Nairobi un estudio sobre la marcha de la economía de Mogadiscio entre 1991 y 2008, el cual cubre diferentes aspectos de un mercado en un contexto de guerra civil.

El informe abarca desde la ética de los empresarios hasta su logística, pasando por medios "innovadores" de obtención de capital empresarial a técnicas más "ortodoxas" de supervivencia, como la creación de una milicia para proteger los intereses empresariales.
[related_articles]
El equipo de Jarle-Hansen, compuesto por estudiantes universitarios, estudió las preocupaciones de más de 150 empresas. Entre los invitados a discutir y criticar el informe figuraron importantes empresarios somalíes, académicos de la Universidad de Mogadiscio y activistas.

"La economía de guerra depende de la estructura de la guerra", señaló Jarle-Hansen. Sobre esa base, la historia económica de Mogadiscio puede dividirse en cinco periodos, sostuvo.

Estas etapas son la era de la destrucción (1990-1993), el intervalo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al frente (1993-1995), la era de la fragmentación (1995-1999), la de los débiles señores de la tierra (1999-2006) y la de la unificación (2006-08).

Durante la primera ola de guerra entre las milicias de clanes que luchaban por el control de la capital tras la caída del presidente Mohammad Siad Barre (1969-1991), la mayoría de las empresas quedaron destruidas y buena parte de su capital fue transferida a bancos del exterior.

"La demanda se sesgó hacia las necesidades básicas, como alimentos y vestimenta. El pueblo no tenía poder adquisitivo. Los actores económicos dependían de los señores de la guerra", dijo Jarle-Hansen.

"Los saqueos se convirtieron en uno de los medios de obtener capital inicial", sostuvo. En ese sentido, citó el ejemplo de un empresario y señor de la guerra que arrancó líneas telefónicas y cables de la ciudad para luego lucrar con la venta de cobre.

Mientras los bancos colapsaban junto con el Estado, el mecanismo financiero informal llenó el vacío que el "hawala" —sistema de transferencia informal de fondos de la comunidad hundi y principal medio de transacciones de dinero— había dejado.

Por lo tanto, el patrocinio de un señor de la guerra u otro —o muchos— se volvió necesario para hacer negocios.

La infraestructura de la ciudad y su traumatizada población nunca se recuperaron de la primera ola de violencia, sobre todo la Guerra de los Cuatro Meses entre las fuerzas de los señores de la guerra Farah Aideed y Ali Mehdi.

Los dos años siguientes, en los que intervino la ONU a través de su misión Unisom-I, reavivaron el ímpetu a la comunidad empresarial de Mogadiscio. A la ciudad llegó gente adinerada. Las importaciones de combustible se convirtieron en un gran negocio. También aumentó la demanda de carne y de productos del mar.

Surgieron entonces nuevas compañías que se disputaron los contratos de la ONU. Muchos empresarios que habían huido de la ciudad regresaron.

La telefonía móvil se introdujo primero en Mogadiscio y luego se propagó por todo el país. Desde entonces, las telecomunicaciones, y particularmente los celulares, crecieron hasta convertirse en lo que tal vez sea el negocio más eficiente y exitoso en Somalia, floreciendo pese a —o debido a— el persistente conflicto.

Sin embargo, para aquellos que, como Jarle-Hansen, intentan analizar la economía de Mogadiscio, el periodo de predominio de la ONU, es el periodo es el más difícil de investigar.

"Otros actores políticos y económicos han sido transparentes al compartir la información con nosotros, no pudimos obtener el mismo grado de cooperación de organizaciones de la ONU, especialmente de sus departamentos de compras, lo que nos deja con un vacío significativo en el proyecto", planteó.

La retirada de la ONU, en 1995, fue un golpe para la actividad económica. Varias empresas que abastecían exclusivamente a organizaciones internacionales desaparecieron apenas se fue su clientela.

Otro efecto colateral de la presencia de la ONU fue la aparición de nuevos señores de la guerra que modificaron el modo en que se realizaban los negocios en Mogadiscio.

Luego de la Unisom, el escenario bélico cambió. Entidades beligerantes compactas se escindieron. La fragmentación de milicias organizadas significó feudos más pequeños para los nuevos y viejos señores de la guerra cuya influencia y poder se debilitaron en términos del espacio que controlaban y de la gente a la que comandaban.

"Repentinamente, para la comunidad empresarial, los señores de la guerra no eran buenos patrones", dijo Jarle-Hansen.

El resultado fue un crecimiento del sector de la seguridad privada. Los madani, o grupos de vigilantes locales procedentes de las comunidades en las que operaban las empresas, comenzaron a brindar el servicio de seguridad.

La comunidad empresarial se volvió más fuerte y adquirió más confianza en sí misma. La devastada Mogadiscio vio surgir un nuevo sector manufacturero. A fines de los años 90 se instalaron fábricas de pasta y golosinas.

Hasta el día de hoy permanece intacto el sistema de seguridad del propio mercado de Bakara, financiado por la comunidad empresarial con reclutas armados procedentes de comunidades locales.

"Cuando se instaló el gobierno de transición nacional en 2004, le dimos nuestra cooperación y donaciones, y entregamos nuestras armas", explicó Syed Ali Mohammad Siyad, presidente de la asociación empresarial del mercado de Bakara, responsable de brindar seguridad a los comerciantes.

"Hicimos lo mismo cuando los Tribunales Islámicos obtuvieron el control y la comunidad empresarial también apoyaba financieramente al gobierno de transición federal (TFG) desde el derrocamiento de los Tribunales Islámicos.

"Exceptuando el interregno de seis meses del régimen de los Tribunales Islámicos (junio-diciembre de 2006), ni el gobierno de transición nacional ni el federal fueron capaces de proporcionarnos una seguridad adecuada. Así que debimos mantener un nivel mínimo de armas y hombres armados por nuestra cuenta para garantizar el funcionamiento de las empresas", dijo Siyad a IPS.

Según Jarle-Hansen, los últimos dos años en el conflicto de Mogadiscio constituyeron un periodo de unificación. En vez de múltiples señores de la guerra y facciones, hubo dos grupos importantes, bastante compactos, luchando para conseguir el control de la capital histórica de Somalia.

Los enfrentamientos han continuado, intensificados por la intervención militar de Etiopía y su presencia continuada desde comienzos de 2007.

En octubre, la Unión de Tribunales Islámicos y el gobierno de transición respaldado por la ONU firmaron un acuerdo de paz. Pero los insurgentes extremistas representados por Al-Shabab, organización vinculada a la red extremista Al-Qaeda, se oponen al pacto y continúan ganando terreno en lo militar.

A menudo, el mercado de Bakara ha sido blanco de fuertes bombardeos por parte del gobierno de transición federal y de las tropas etíopes, según los cuales los rebeldes usan las áreas seguras del mercado para lanzar ataques con morteros.

El presidente de la asociación de comerciantes negó la acusación.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe