Con algunas sorpresas y ligeros cambios, las elecciones municipales brasileñas del domingo mantuvieron el predominio de los grandes partidos, con tendencia al retroceso de los más conservadores y frustración para quienes luchan por mayor representación femenina.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) sigue siendo la principal fuerza en términos de poder local, con casi 1.200 alcaldías aseguradas entre las 5.563 disputadas, ampliando la presencia que conquistó en las elecciones de 2004, pese a su condición de coadyuvante más o menos permanente en el gobierno federal desde fines de los años 80.
El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) amplió su base municipal, habiendo conquistado por lo menos 547 alcaldías, contra las 399 que tenía. Su crecimiento se registra principalmente en las grandes ciudades y en las pequeñas muy pobres, donde los programas sociales del gobierno tuvieron mayor impacto.
El partido del presidente Luiz Inácio Lula da Silva es el mayor vencedor en las 79 principales plazas electorales del país, que son las 26 capitales estaduales y 53 ciudades con más de 200.000 votantes, donde la ley electoral exige una segunda vuelta si ninguno de los candidatos logra mayoría absoluta en la primera.
El PT y el PMDB son los principales partidos de la coalición que apoya al presidente Lula y disputan la mayoría de las 29 ciudades donde habrá segunda vuelta el 26 de octubre. Se trata de 11 capitales y 18 municipios del interior con más de 200.000 electores.
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La principal fuerza de oposición, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), consiguió hasta ahora 784 alcaldías, con una pérdida de casi 10 por ciento.
Pero el mayor retroceso lo sufrió su aliado más conservador, el Partido Demócratas (DEM), ex Partido del Frente Liberal, que supo ser una potencia en el interior del país y obtiene ahora 495 gobiernos municipales. Su decadencia sólo será atenuada si el actual alcalde de la sureña São Paulo, Gilberto Kassab, consigue la reelección.
La adhesión de 33 por ciento de votos obtenida el domingo, permitió a Kassab presentarse como favorito para la segunda ronda. Ese resultado, superior al 32 por ciento de Marta Suplicy, del PT, desmintió las encuestas que la semana pasada pronosticaban al alcalde un revés, con gran ventaja para la postulante Suplicy.
El resultado, de pocas sorpresas, coincide con "lo previsto, una ola continuista", evaluó Alessandra Aldé, profesora de la Universidad Estadual y del Instituto Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro.
Los electores buscan "conservar las conquistas", incluso donde los candidatos opositores triunfaron u obtuvieron sufragios como para ir a una segunda vuelta, como le ocurrió en Río de Janeiro a Fernando Gabeira, del Partido Verde, dijo Aldé a IPS.
Gabeira, un ex guerrillero que combatió al régimen militar en los años 60, ambientalista y defensor de las minorías, ya no sostiene sus ideas heterodoxas, sino que condujo una campaña a favor del orden, la seguridad pública y la recuperación de la ciudad y de la economía local, arguyó Aldé.
Otro aspecto destacado por los analistas en estos comicios fue que el presidente Lula no logró "transferir" a sus postulantes preferidos su popularidad personal, de 77,7 por ciento según una encuesta reciente. Suplicy, ex alcaldesa paulista y ex ministra de Turismo, perdió el favoritismo que ostentaba hace algunas semanas, y muchos de los candidatos a los que el mandatario apoyó en forma directa perdieron o tendrán que enfrentar una segunda vuelta, al contrario de lo que se esperaba.
Es así en las ciudades industriales de la Gran São Paulo, incluso en São Bernardo do Campo, donde Lula nació como líder sindical y político. Su apoyo a Luiz Marinho, del PT, no aseguró al postulante el éxito en primera vuelta ni un favoritismo claro para la segunda.
Estos comicios volvieron a confirmar que no se puede "federalizar" las disputas municipales, que obedecen a una dinámica y lógica propias, según Aldé. Por eso el PMDB mantiene su poder municipal y en algunos estados, sin dividirse porque no tiene ambiciones de acceder al poder central.
En cambio, el PSDB, que tiene dos potenciales candidatos a la presidencia de Brasil, los actuales gobernadores José Serra, de São Paulo, y Aecio Neves, de Minas Gerais, se dividió en los comicios municipales, especialmente en São Paulo, a causa de los intereses de sus líderes.
Por otra parte, el resultado electoral del domingo frustró las ya limitadas esperanzas de ampliar la presencia femenina en las alcaldías y concejos municipales. Sólo dos candidatas triunfaron en las capitales estaduales, ambas en el Nordeste, la región más pobre de Brasil. Otras dos disputarán la segunda vuelta, en las sureñas São Paulo y Porto Alegre, pero como posibles perdedoras.
Otras ciudades con más de 200.000 votantes eligieron a cuatro mujeres como alcaldesas y tres tendrán candidatas en la segunda vuelta. Es menos de lo que se esperaba, lamentó Patricia Rangel, consultora del no gubernamental Centro Feminista de Estudios y Asesoría, que acompaña la política y actividades parlamentarias de interés para el movimiento de mujeres.
Después de conocidos los datos finales de las elecciones, incluyendo los de concejales, "temo que los resultados de ahora sean peores que los de 2004", comentó Rangel a IPS.
"La decepción no es con las candidatas", sino "con el sistema electoral y político" que establece condiciones muy desfavorables para las mujeres, señaló. La legislación y la cultura partidaria no ayudan a superar los "prejuicios y las barreras culturales" que traban los avances femeninos en la política, reconoció.
Las cuotas que recomiendan —pero no obligan— a los partidos a presentar 30 por ciento de mujeres en las listas a concejales y escaños de la cámara baja, "no están funcionando", admitió.
En Brasil no se adoptó el sistema de las listas partidarias fijas de candidatos, con un orden preestablecido, que permitió avances significativos en países como Argentina y Ruanda.
