MUJERES-ZIMBABWE: Una independencia que resultó traumática

Las zimbabwenses sufrieron más traumas después de la independencia de su país de Gran Bretaña, en 1980, debido a los distintos tipos de violencia que van del maltrato físico directo a la falta de alimentos y de vivienda.

Crédito: Stephanie Nieuwoudt/IPS
Crédito: Stephanie Nieuwoudt/IPS
Esa fue la conclusión de un estudio realizado por Women of Zimbabwe Arise (Mujeres de Zimbabwe se levantan – WOZA) respecto de los traumas sufridos por las mujeres en ese conflictivo país de África meridional.

El trabajo revela la complejidad de la situación de emergencia causada por la crisis política y económica del país. El trauma no es sólo el resultado de la violencia directa, golpes, torturas y violaciones, sino también de la falta de alimentos y de acceso a tratamientos médicos y a la vivienda.

La violencia estatal, el retroceso económico y la destrucción del capital social tuvieron graves consecuencias sobre las mujeres.

De las 1.983entrevistadas, 14 por ciento de ellas sufieron por la falta de alimentos en 1979, en comparación con 66 por ciento entre 1980 y 1999.
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Nueve por ciento de las encuestadas no pudo acceder a tratamientos médicos en 1979, cantidad que se disparó a 24 por ciento en el mismo periodo. Seis por ciento no tenía vivienda en 1979, mientras que se duplicó entre 1980 y 1999.

La incidencia de "traumas sufridos" en 2000 fue mayor a la de "traumas observados". Los niños y niñas, que suelen estar con sus madres durante los episodios de violencia, también son víctimas de ella.

IPS conversó con Jenni Williams, coordinadora nacional de la investigación de WOZA, que significa "ofrecer" en ndebele.

IPS: —¿Cómo sobreviven las mujeres en un país donde una rodaja de pan cuesta millones de dólares zimbabwenses?

Jenni Williams: —Esa es la pregunta del millón. La respuesta es que simplemente no sabemos cómo hacen. En Zimbabwe es un gran logro si puedes hacer dormir a tus hijos con algún alimento en el estómago.

En Sudáfrica participé en una conferencia y en el hotel comí tres veces al día. Me sentí mal. Mi organismo no puede procesar esa cantidad de alimentos. Los zimbabwenses no comemos tan seguido. Nuestra alimentación está por debajo del nivel necesario.

Sin embargo, sobrevivimos. Las mujeres están todo el tiempo hurgando. El comercio informal se mueve mucho. Ellas se las ingenian para encontrar verduras y venderlas al costado del camino.

Algunas personas compran cosas en los países vecinos y venden en Zimbabwe o buscan trabajo a destajo. Se sobrevive día a día.

Los intentos del presidente Robert Mugabe por liquidar el comercio informal quedaron por el camino por su importancia para la economía local. Para miles de zimbabwenses es la única forma de sobrevivir.

Por lo general, las mujeres son las que se involucran en el comercio informal. Son el sustento de las familias. Un hecho irónico es que, con seguridad, las madres de muchos de los mandamases que ahora tratan de combatir el comercio ilegal formaron parte de él.

Las mujeres siguen siendo la columna vertebral de la agricultura, pero se ven obligadas a entregar su producción al ejército.

Zimbabwe tiene un gran potencial. Fue uno de los países agrícolas más importantes de África. Es un gigante de la agricultura llevado a la inconsciencia. Si los campesinos reciben insumos, como semillas, fertilizantes y otros, es posible pensar en una rápida recuperación.

La población de Zimbabwe está enferma. La salud de la gente está en peligro porque comen de forma irregular y cuando lo hacen no son alimentos nutritivos. Muchas personas tienen VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y se enferman a causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Hay muy poco personal para atenderlas.

Muchos médicos y otros trabajadores de la salud emigraron del país. No hay medicamentos. Es difícil hasta encontrar un comprimido para el dolor de cabeza. Los hospitales parecen ciudades fantasmas.

Zimbabwe supo ser uno de los países con mejor nivel educativo de África. El presidente Mugabe prometió una enseñanza primaria gratuita, pero el sistema es un caos.

Estrés, traumas y enfermedades varias matan a la gente. La esperanza de vida de las mujeres es de 34 años y de los hombres de 37. Tengo 46 y no conozco muchas personas de mi edad.

—¿Qué fue lo más sorprendente que observó WOZA en su investigación acerca de los traumas que sufren las zimbabwenses?

—Los episodios de violencia se multiplicaron por más de tres a partir de 2000. Las personas sufrieron en promedio más de 16 hechos traumáticos a partir de ese año, en comparación con 2,9 en 1979 y 5,8 entre 1980 y 1999.

El aumento resulta inverosímil si se tiene en cuenta que en los años 70 hubo enfrentamientos directos. Pero las cifras muestran que desde 2000 hay un marcado aumento de casos.

La situación empeoró bajo el gobierno de un hombre que fue considerado un héroe de la independencia. La historia juzgará con dureza a Mugabe por esto. También nos llamó la atención que las mujeres que aceptan recibir asistencia psicológica prefieren hablar de otros asuntos, como tener que abandonar sus hogares que de las experiencias traumáticas de violencia y tortura.

—¿Por qué la investigación se centró especialmente en los traumas sufridos por las mujeres de Matabeleland, en el sur del país?

—Mi generación sufrió el "Gukurahundi", enfrentamiento de los años 80 entre fuerzas del gobierno y movimientos de oposición en Matabeleland. Las primeras ejecutaron a más de 10.000 ndebeles en esa región. Una vez mataron a 55 personas en un solo día.

Quemaban viva a las personas en sus chozas o las ejecutaban en público por sospechar que integraban a la opositora Unión Popular de Zimbabwe (ZAPU). Fue muy traumático.

El opositor Movimiento para un Cambio Democrático tiene un enorme apoyo en Matabeleland. La gente está dispuesta a movilizarse.

—Los miembros de WOZA suelen ser llevados a prisión y golpeados. Usted estuvo detenida en marzo de este año y hay un proceso en curso. En agosto la volvieron a detener y fue liberada pero fue duramente golpeada.

—WOZA tiene más de 60.000 miembros. Es una organización masiva. Pero la gente sabe que corre el riesgo de ser detenida y golpeada.

Organizamos talleres para capacitar a la gente acerca de cómo afrontar las represalias. Los miembros están totalmente comprometidos, pese a que son conscientes del gran riesgo que corren.

Nueve integrantes fueron detenidos en agosto por cargos de daño intencional contra la propiedad, por escribir nuestro eslogan, "Woza Moya" (ven espíritu sanador) en un camino de Bulawayo.

Fui detenida junto a 13 compañeros en mayo, cuando manifestábamos contra la violencia electoral en Zimbabwe. Permanecí en esa situación seis semanas por participar en una movilización contra el gobierno, similar a la de Kenia, durante la campaña electoral.

Me liberaron después de que Morgan Tsvangirai (líder del Movimiento por un Cambio Democrático) se retiró de la contienda. El caso está pendiente.

Puede parecer irónico, pero las comisarías son un buen lugar para difundir nuestro mensaje. Al ser detenidos nos convertimos en noticia y sabemos que nuestro mensaje fue difundido, la gente se entera de lo que pasa en Zimbabwe.

Muchas veces no nos detienen porque los policías son hijos de miembros de la organización. Saben que somos un movimiento comunitario dedicado a problemas de Zimbabwe, no sólo de las mujeres.

Algunos oficiales comprenden lo que hacemos, pero la policía en general sigue siendo la principal responsable de la violencia contra nosotros. Cuando nos llevan presos tratamos de explicarles que luchamos por un Zimbabwe mejor con justicia social para nosotros y para ellos. WOZA tiene seis años de historia de protestas no violentas.

La gente vive con miedo en Zimbabwe, independiente de quienes sean. Hay una sensación de que en cualquier momento uno puede ir preso, ser torturado y asesinado.

Nuestro estudio concluyó que la repetida exposición a experiencias traumáticas tiene un efecto acumulativo. Alrededor de 53 por ciento de las mujeres entrevistadas muestran indicios de trastornos psicológicos. WOZA investiga modelos de paz y reconciliación implementados en Ruanda y Sudáfrica. ¿Pero puede uno comenzar a pensar en sanear la sociedad con Robert Mugabe al frente del gobierno?

Es de primordial importancia que la población de Zimbabwe se cure, sino seguiremos teniendo una sociedad violenta. Estudiamos el trabajo de la Comisión de Reconciliación y Verdad de Sudáfrica y los tribunales Gacaca de Ruanda.

WOZA surgió en respuesta al régimen opresivo de Mugabe y, a pesar suyo, creció hasta convertirnos en una organización masiva. Necesitamos una estructura para promover la reconciliación. En tanto, nos las ingeniamos medios para ayudar a la gente caso por caso.

Pensamos incluir a las fuerzas de seguridad a largo plazo. Necesitamos algún tipo de reconciliación con los responsables de las atrocidades.

Al escribir mensajes de paz como "woza moya" y manifestar contra la opresión le mostramos a la próxima generación que es posible luchar sin violencia contra una situación terrible.

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